Garabito. La juventud de Kristel Steller fue la clave para que luego de dos meses de terapia haya recuperado casi totalmente la movilidad de su cuerpo.
La muchacha, de 14 años, se convirtió, el 4 de agosto, en la primera costarricense a la que se le confirmó el síndrome de Guillain Barré a consecuencia del virus del Zika.
Esa enfermedad inmunológica es una de las principales y más graves secuelas del virus que aquí en Costa Rica ha contagiado a más de 1.000 personas.
Al lado de su mamá, Joyce Herrera, la muchacha vecina de Copey de Jacó, en Garabito de Puntarenas, relató a La Nación cómo sobrellevó un padecimiento del cual nunca había escuchado nada, pero que la convirtió en noticia nacional.
Según recordaron, cuatro días antes de que se iniciara la parálisis, Kristel presentó síntomas de zika, que fueron confirmados en el centro de salud de la localidad.
“Me dio dolor en los ojos, calenturas y, al día siguiente, ya amanecí brotada; en la clínica me dijeron que era zika”, contó la adolescente, quien un año antes había sufrido dengue.
A pesar de que el cantón de Garabito fue el que registró, a mitad de año, uno de los brotes más importantes del virus del Zika, ni en el barrio donde vive la muchacha ni entre sus familiares se habían reportado casos.
Kristel es la segunda de tres hermanos y aunque este año no asistió el colegio, espera retomar sus estudios el otro año.
Dolor intenso. Cuando los síntomas del zika empezaban a pasar, en la noche la empezó a incomodar un fuerte dolor acompañado de ardor en los pies, tan intenso que tuvo que pedir que la llevaran de nuevo al centro de salud.
“Cuando llegué a la clínica ya yo no podía caminar, de ahí me mandaron al hospital (Monseñor Sanabria, en Puntarenas) donde me hicieron muchos exámenes, desde un TAC para ver si era un tumor, hasta una punción lumbar. Llegaban todos los doctores a verme.
”Primero eran solo los pies (la parálisis), pero luego me afectó todo el lado derecho del cuerpo, la mano, la cara… ahí me dejaron internada 11 días”, recordó.
Su principal temor durante el periodo que estuvo hospitalizada era la posibilidad de no volver a caminar bien. Ese miedo aumentó cuando le informaron que a consecuencia del zika, sufría el síndrome de Guillain Barré.
“A veces lloraba; tenía mucho miedo (...) a mi me explicaron que ese tipo de enfermedad puede llevarlo a uno a la muerte. Gracias a Dios, en mí no pasó a más”, recordó Steller.
La enfermedad también afectó su pulmón derecho, por lo que requirió terapia para fortalecer este órgano.
Su mamá aseguró que siempre conservó la fe de que su hija se recuperaría y se dedicó a buscar todo tipo de información para entender el padecimiento que la había atacado.
De acuerdo con el fisioterapeuta Gustavo Fallas Valverde, la recuperación de Kristel tuvo al menos tres factores claves, uno de ellos fue su juventud.
“Ella vino muy positiva desde el principio, tuvo muy buen apoyo de la madre y el hecho de ser tan joven”, comentó.
Según Fallas, la muchacha ya fue dada de alta y puede retomar sus actividades normales.