Aunque al inicio de su mandato, en mayo del 2018, Carlos Alvarado Quesada bautizó a su gobierno como el del ‘bicentenario’, lo cierto es que será más recordado como el ‘gobierno de la pandemia’.
Se lo debe al SARS-CoV-2, el coronavirus que paralizó al mundo y lo mantiene todavía a media máquina. Costa Rica incluida.
A poco de cumplir un año de aquella conferencia de prensa que encabezó para anunciar el primer caso importado de la covid-19 en el país, el presidente se siente optimista frente al futuro.
Asegura que hay motivos para mirar a los ojos a un trabajador informal que busca sustento diario, al adulto mayor confinado en su casa y al profesional asalariado con jornadas y sueldos reducidos, y decirles que, sí, este año y los que siguen serán mejores.
El siguiente es el resumen de la entrevista con el presidente, realizada el 2 de marzo.
– En retrospectiva, ¿cuál es su balance del primer año pandémico?
– Fue algo completamente inesperado. No estaba en el radar. Así nos tomó, y sobre eso tuvimos que actuar. Recuerdo la primera señal que tuvimos: venían las noticias de algún virus en China, y don Agustín Castro, ministro de Comunicación, en aquel momento dijo que a eso había que ponerle atención. Le pedí a don Daniel (Salas Peraza, ministro de Salud) que hiciera una exposición al Consejo de Gobierno. Don Daniel dibujó un coronavirus en la pizarra, y dijo que en lo que había que poner atención era en qué tan contagioso y letal era. Eso, dijo, nos iba a decir cuál sería su alcance. Fue en enero del 2020.
“Se instauró un equipo de emergencia, pero aún en ese momento no sabíamos cuál iba a ser la dimensión. Recuerdo también una conversación con Mario Ruiz (gerente médico de la CCSS), quien me decía que sus colegas de Italia le comentaban sobre lo peligroso y diferente que esto era. Y nosotros nos preparamos, pero aún no sabíamos que iba a ser tanto”.
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– ¿Qué le respondería a la población sobre lo que le espera a partir de este segundo año pandémico?
– Primero, en materia de salud, estamos trabajando para tener vacunados al grupo uno y dos de la población a más tardar en junio. Esto significa tener vacunada a la primera línea de atención y a los mayores de 58 años. Con eso, tendríamos a la gente más vulnerable vacunada. Buscamos reducir la mortalidad en un 80% y la hospitalización en un 50%. Si bien aún no habría inmunidad de rebaño, tendríamos la mayor protección para la gente.
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“El que no tengamos saturación hospitalaria nos va a permitir no tener medidas restrictivas de la economía, que han sido una consecuencia de la pandemia. Eso es lo que ha generado la situación económica, y esto, a su vez, generó que tuviéramos que acudir al Fondo Monetario. El año pasado, Costa Rica decreció un -4,5%. Este año, la proyección es que Costa Rica crecerá un 2,6%. Si nosotros aceleramos la vacunación, llegaremos a esa meta; incluso, aspiramos a un poco más. Y si tenemos el acuerdo con el Fondo Monetario y la estabilidad macroeconómica, conseguiremos esa meta.
“Eso significa recuperación del empleo. El desempleo ha venido disminuyendo desde que abrimos ciertas restricciones. No obstante, no habrá una recuperación total hasta que no haya una recuperación total de la economía mundial. Y, particularmente en nuestro caso, del turismo, que es el sector más afectado. Estamos trabajando para poder empujar”.
– ¿Eso significa que la gente tendrá más oportunidades de trabajo, entonces, y trabajo de mejor calidad?
– Más empleos, sí, pero a la vez hemos venido generando un proceso de posicionamiento del país para salir más fuertes después de la pandemia. ¿A qué me refiero? Costa Rica es uno de los países con la tasa de letalidad más baja, con uno de los decrecimientos económicos más bajos (América Latina decreció hasta un 10% y nuestro decrecimiento fue de un 4,5%), con unas de las medidas de restricción más flexibles que hay. Logramos un balance entre la protección de la salud, el empleo y el crecimiento. Esto nos deja en condiciones favorables para la pospandemia. Por ejemplo, Costa Rica está siendo visto como uno de los destinos turísticos favoritos para visitar después de la pandemia. Por eso son tan importantes los proyectos para la atracción de los nómadas digitales, jubilados y personas que hagan teletrabajo.
“Seguimos con nuestras fronteras abiertas para la visitación turística. Incluso, hemos dado un paso más allá para traer turistas de China con mayor capacidad adquisitiva. En el tema de hacer de Costa Rica un centro de ciencias de la vida, nuestros resultados en materia de salud, nos han posicionado doblemente para atraer inversión en esa área, porque se está viendo el talento de nuestra gente en la reacción ante la pandemia y nuestra capacidad instalada.
“Si bien en diciembre estuvimos a punto de la saturación hospitalaria, Costa Rica nunca la ha tenido. Logramos que siempre se le pudiera dar servicios de cuidado intensivo a quienes lo requirieron. Eso da un mensaje de nuestra capacidad instalada en materia de salud. Esto lo tenemos que usar para la pospandemia. También nuestra estabilidad macroeconómica. Costa Rica va a ser un país con instituciones fuertes: en cuatro años, han pasado dos reformas importantes en materia económica y fiscal.
“Vamos a salir de la pospandemia siendo un nuevo país miembro de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos). Nuestra red de protección social, aun con los recursos tan ajustados, pudo responder a más de 600.000 personas con el bono Proteger. En diferentes dimensiones, hemos logrado responder de manera oportuna. Esto es una plataforma sólida para que Costa Rica crezca y despegue en la pospandemia”.
– ¿Qué le va a dejar al país? Le queda poco tiempo a su gobierno que, además, es el del bicentenario.
– Una parte importante de mí se siente trabajando para el próximo gobierno, para dejarle una situación favorable. Yo no quiero heredarle una crisis. Lo que le quiero heredar es una ruta de salida iniciada. Por eso es tan importante dejar resueltos los temas macroeconómicos, con el acuerdo con el Fondo Monetario. Significa que el próximo gobierno, en el año 2023, recaudará más de lo que gastará. Pasaríamos a tener un superávit primario, que ya sería una gran cosa. Heredaríamos un proceso de vacunación que le permite tener a la población protegida. Además de que dejaremos un país ya OCDE, o los proyectos de infraestructura y otros que hemos venido desarrollando en otros campos.
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“Hoy, mi responsabilidad es dejar a Costa Rica con ese gran potencial listo, y lo habremos hecho en muchos campos. En educación, ya se habrá aplicado la primera prueba FARO, una prueba de calidad. De ahí vendrá la gran responsabilidad de los siguientes pasos de Costa Rica, que dependerá de sí misma para salir adelante. No estará atada ni a una pandemia ni a intereses abusivos por nuestra falta de responsabilidad en el pasado, y con muchas reformas de fondo concretadas. Y sobre eso, quien venga, podrá hacer, pero ya construyendo el futuro y no solamente arreglando los problemas del pasado”.
– ¿Cuáles riesgos visualiza usted para que eso no se concrete?
– Veo uno pequeño: el electoral. ¿Por qué pequeño? Porque toda persona responsable que quiera gobernar este país prefiere que muchas de esas cosas las resolvamos ya. Yo estoy ofreciendo resolverlas ya. Si yo tuviera otra voluntad, hacemos un nadado de perros, llegamos al 2022, no me como la bronca y se la dejo a alguien más. ¡Yo no voy a hacer eso! Yo ofrezco, hoy, con todo el costo que tiene, arreglar lo que hay que arreglar. Yo vine aquí a arreglar no a pasar.
– ¿Cuál es ese costo que está dispuesto a pagar?
– Hacer lo que es necesario. Pasar las reformas que sean necesarias.
– ¿Perder más popularidad?
– Sí, sí, si el tema es la popularidad, no es para mí un problema.
– ¿No lo desvela?
– Si no me ha desvelado en casi tres años, ¿cómo me va a comenzar a desvelar ahora? ¡Me desvela una crisis! Muchas veces, la gente ha cuestionado algunas medidas de restricción, que se tomaron a partir de la técnica y la ciencia. En el caso de Costa Rica, ni siquiera fue confinamiento. Aquí, cualquier persona, si su placa no circula no puede salir, pero puede salir a pie o coger una bicicleta o tomar un bus. Uno de los riesgos es esa parte política electoral, pero yo creo que la gente responsable sabe que necesitamos arreglar esos temas y que hay una oportunidad hoy.
“Y el riesgo más grande que veo, es el populismo. Es decir, la visión no responsable de esto. La que radicaliza el problema en procura del poder pero no lo procura resolver. Y como desgraciadamente estamos en un momento tan difícil, que ha generado tanto desempleo, frustración o rabia, puede haber un espacio para eso. Pero me gustaría pensar que ahí también Costa Rica es diferente. Yo tengo un gran sentido de esperanza, de que sí podemos. Y aunque cueste ver, siento que hemos sentado bases muy fuertes para lo que está por venir”.
– La desescolarización, cuyos impactos aún desconocemos, es preocupante. ¿Qué va a hacer?
– Dichosamente, desde el año pasado, aunque no previendo esto, se tomó una medida: la digitalización de la matrícula, que permite una trazabilidad del estudiantado. Eso nos permite este año dar seguimiento a la matrícula y ver cuáles son los chicos y chicas que hemos perdido en el camino.
– ¿Ya se sabe?
– Ya tenemos los primeros análisis. Por ejemplo, en uno preliminar había, al menos, 18.000 que hay que buscar. Muchos puede ser porque se cambiaron de escuela o colegio, o porque no están asistiendo presencialmente aún. La ventaja es que tenemos la herramienta que nos permite que no haya exclusión educativa.
“Otro tema clave es la alfabetización digital. Nosotros tenemos este proyecto en la Asamblea Legislativa, que permite que no solo los 4.500 centros educativos sino que todos los estudiantes del país tengan conexión y equipo. Tenemos fondos de Fonatel (Fondo Nacional de Telecomunicaciones) que están ahí pero no han sido ejecutados. El proyecto, busca poner esto al servicio de esta coyuntura, no para un gobierno, sino para lo que nos reveló la pandemia: que no todos tenemos igual acceso”.
– Es una enorme desigualdad.
– Exacto. Ahí está la herramienta para acabar con esa desigualdad.
– ¿Qué va a dejar usted avanzado en términos de interconexión en el país?
– Logrando aprobar ese proyecto, podremos tener cobertura en todos los centros educativos del país con una plataforma, Saber, que permite tener acceso a los mismos contenidos y a los trámites (ya no será necesario que profesores o estudiantes vengan a San José), pero además las mejores clases, con los mejores profesores, el bilingüismo... que eso sea una realidad. Ahí tenemos la disponibilidad de fondos y proyectos para hacerlo.
– ¿Cómo va a manejar la negociación política para lograr todo lo que usted dice en la pospandemia?
– Con una cercanía importante con la Asamblea Legislativa. Pero por más que haya cierta reserva en cuanto al diálogo entre el Ejecutivo y la Asamblea, incluso, pesimismo, me siento muy optimista. Y no lo digo con la vaina vacía. Lo digo a partir de los resultados: este Congreso en esta administración ha tenido una cuantiosa producción de leyes. Y no son leyes pequeñas. Se ha reformado desde el reglamento legislativo, 12 o 14 proyectos para entrar a la OCDE, una reforma fiscal, estamos de cara a un acuerdo con el Fondo. Una serie de empréstitos no para endeudar más al país, sino para cambiar deuda cara por deuda barata, o para hacer obra pública. Hay una serie de proyectos que se han materializado, y esto ha sido en un diálogo multipartidista. Esto me da confianza.
“Yo lo veo con optimismo. Aun cuando estemos a 14 meses de terminar la administración y con un proceso electoral de por medio, sé que la mayoría (de la población) menos ruidosa, entiende que hay que hacer ciertos ajustes. Esto es lo que jala al país; como decía (el expresidente) don Ricardo Jiménez: sin irnos en un guindo, vamos encontrando nuestro camino. Creo que esta vez también vamos a encontrar nuestro camino. Si hacemos esto bien podemos salir en una posición privilegiada”.
– ¿Cuál mensaje le dejaría a uno de esos tantos señores que andan tocando puertas, sin trabajo, buscando sustento?
– Le diría que vamos a estar mejor. Se lo diría con certeza porque estamos trabajando en eso. No es que vamos a resolver singularmente los problemas de todos los hogares. Pero sí le puedo decir, viéndolo a los ojos, que vamos a estar mejor. Estamos trabajando para que así sea. Ya se ven esas señales. El 2021 proyecta ser mucho mejor que el 2020, y el 2022, ciertamente será mejor. Esto en la medida en que cada quien haga la tarea, con el mayor esfuerzo, con honestidad y optimismo. Si actuamos con el corazón, de buena fe y honestamente, no hay pierde.