La ausencia de una relación cercana con papá y mamá debido a asuntos cotidianos como el trabajo, es uno de los factores de riesgo más importantes para el surgimiento de ideas suicidas entre la población adolescente, reveló un estudio de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS).
Esa lejanía familiar causa problemas de comunicación y apoyo, que son resentidos por la población adolescente. Los equipos de salud también detectaron que el consumo de alcohol, marihuana y tabaco, así como la práctica del vapeo, figuran como factores de riesgo físico, mental y social.
A lo anterior se suma la ausencia de actividades recreativas en los cantones donde se realizó el análisis. Los adolescentes indicaron no contar con espacios adecuados para hacer ejercicio y recreación, lo que incrementa los problemas de estrés y ansiedad.
En la investigación participaron 415 colegiales, con edades entre los 12 y 19 años. El estudio de campo se hizo en colegios de seis cantones según la población adscrita a cada centro de salud en Santa Bárbara de Heredia, San Carlos y Los Chiles (provincia de Alajuela); así como Quepos, Parrita y Garabito, en Puntarenas.
Participaron el área de salud Santa Bárbara (Heredia) y los hospitales San Carlos y Max Terán Valls de Quepos.El trabajo de campo se realizó este año con la aplicación de cuestionarios a los estudiantes. La selección de los jóvenes se realizó por medio de una muestra por conveniencia, informó la CCSS.
El estudio se complementó con 21 grupos focales con 172 adultos relacionados directamente con los adolescentes. Entre ellos, docentes, entrenadores, líderes religiosos y personal de salud.
La investigación permitió identificar los factores de riesgo predominantes para la ideación suicida. Además del entorno familiar, el consumo de sustancias y la falta de espacios para la actividad física y recreación, el estudio encontró los siguientes:
- Influencias sociales: Ser víctimas de intimidación física (bullying) o digital (ciberbullying) afecta a un porcentaje significativo de estudiantes, sobre todo a quienes están más expuestos a las redes sociales. El estudio detectó influencia de animes (mangas) con temas depresivos.
- Identidad y orientación sexual: Aproximadamente el 10% se identifican como bisexuales, homosexuales o pansexuales. La presión social por identificarse dentro de un grupo les genera estrés o adopción de prácticas sexuales de riesgo. Mencionaron sentir rechazo familiar principalmente por creencias religiosas, lo cual aumenta el riesgo de depresión y problemas de identidad.
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- Uso de tecnologías y salud mental: Un 18% de los adolescentes reportó sufrir problemas de sueño o insomnio. Una de las causas principales que citaron fue el uso excesivo de dispositivos electrónicos.
- Relaciones entre pares: A raíz de la pandemia las habilidades de comunicación entre los jóvenes son débiles. Esto ha generado ansiedad social y comportamientos agresivos dentro del sistema educativo.
- Mal manejo de emociones: Prácticas como el cortarse (cutting) son cada vez más frecuentes no con idea de acabar con la vida, sino como medios de expresión y de soltar emociones. Estas prácticas son símbolo de pertenencia de grupo. Se detectó que los jóvenes no son capaces de identificar el origen de sus emociones y sentimientos como tristeza, ansiedad y frustración, que sienten con mucha frecuencia y no saben cómo controlarla.
- Presión académica: Mencionaron que sienten presión por tener buenas calificaciones; tener bajo rendimiento afecta su autoestima. Mencionaron que no se sienten cómodos con la metodología de enseñanza.
- Exposición de factores externos: Se detectó exposición a la explotación sexual comercial, venta y transporte de drogas y relaciones impropias fomentadas por sus familias para obtener recursos.
- Manejo del duelo: Citaron dificultades para afrontar la pérdida de un ser querido. El riesgo se incrementa si la muerte del ser querido es por suicidio.
Mujeres más vulnerables a la ideación suicida
Según informó la CCSS, las mujeres mostraron mayor vulnerabilidad a ideaciones suicidas e intentos de suicidio, a pesar de que indicaron tener una relación más cercana con sus familiares.
“De parte del equipo de investigadores estamos conscientes de la importancia de trabajar más el tema de la prevención del suicidio y salud mental a nivel país. Este estudio señala datos que pueden direccionar acciones en diferentes instituciones como la Caja, el Ministerio de Educación Pública, el Ministerio de Salud y los gobiernos locales”, dijo Melissa Bérenzon Quirós, promotora de la salud de Santa Bárbara de Heredia e investigadora principal.
La enfermera de salud mental del Hospital Max Terán, Fanny Karina Picado Arce, confirmó que en Quepos se han detectado conductas de riesgos y sentimientos de desesperanza entre los jóvenes.
“Tenemos cada vez más consultas de población muy joven en salud mental, los pensamientos suicidas son una problemática muy estigmatizada hoy en día”, dijo.
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Lisseth Quesada Quesada, trabajadora social del Equipo Interdisciplinario de Salud y Atención de Adicciones del Hospital San Carlos, explicó que la conducta suicida en población adolescente es multifactorial.
Tener datos por zona procura que la respuesta a esa necesidad de atención se pueda adaptar a las particularidades de la población adolescente y a la zona geográfica, agregó Quesada.
La trabajadora social reconoció que no se cuenta con recurso humano suficiente para atender y dar seguimiento. Al demostrar que la conducta suicida entre adolescentes es una realidad en San Carlos y Los Chiles se pretende que las instancias superiores puedan priorizar recurso humano en los tres niveles de atención, enfocado en la prevención, enfatizó.
La idea de hacer este estudio nació en 2018, en Santa Bárbara de Heredia, en una reunión del Equipo Interinstitucional Promoviendo Salud Santa Bárbara, en la cual los representantes del Ministerio de Educación expusieron la preocupación por un aumento de estudiantes con ideas suicidas.
A partir de esta preocupación se empezó a trabajar un manual para tratar el tema de habilidades para la vida y la prevención del suicidio.
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En este estudio, informó la CCSS, participaron 12 funcionarios de las áreas de nutrición, promoción de la salud, psicología, trabajo social, salud mental, psiquiatría, enfermería y medicina. Contó, además, con todas las normas de bioética del Comité Ético Científico de la Caja.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), cerca de 700.000 personas mueren por suicidio cada año. Entre los 10 y 19 años, pero más a partir de los 15, se registran las mayores tasas de incidencia en Latinoamérica, informó el psicólogo costarricense Óscar Valverde en el I Congreso Internacional de Adolescencia y Juventud, hace un año.
En el grupo entre los 15 años y los 19 años, el suicidio es en algunos países la tercera o cuarta causa de mortalidad entre las personas de esas edades.
En Costa Rica, en los últimos cinco años, los intentos de suicidio han tenido un incremento considerable, según el Ministerio de Salud. Solo en el primer semestre del 2024 se contabilizaron más de 1.800 intentos de suicidio.
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