El Sindicato Nacional de Enfermería y Afines (Sinae) no oculta la preocupación por la falta de equipo de protección personal en hospitales y clínicas nacionales.
Desde junio, la Gerencia Médica de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) comunicó por escrito cómo se utilizarían las mascarillas de tela en caso de desabastecimiento o escasez grave de tapabocas quirúrgicas descartables.
Lenín Hernández, secretario general de Sindicato, expresó que no está alcanzando el material de protección como mascarillas, respiradores KN95 y otros para los funcionarios de salud.
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Además, denuncian que los trabajadores están recibiendo instrucciones verbales para que reutilicen herramientas de trabajo que son descartables.
― ¿Han recibido quejas de parte de sus afiliados por falta de equipo de protección médico?
― Desde el 26 de marzo hicimos una denuncia formal por falta de equipo de protección, cuando se empezaron a dar los problemas. Aunado a ello, por medio de redes sociales nos han empezado a manifestar irregularidades en relación con el equipo de protección, no vamos a decir que hay desabastecimiento total, pero sí una restricción importante de material sobre todo cuando hablamos de mascarillas y de respirados KN95. Los primeros lugares en los que observamos ese faltante y restricción de equipo fue en hospitales de áreas rurales.
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―¿Qué respuesta recibieron de esa denuncia del mes de marzo?
― La respuesta que recibimos en su debido momento fue que la institución se estaba ajustando a los protocolos emitidos por la Organización Mundial de la Salud y el Centro de Comando Operativo de la Caja. También hay entrevistas en las que Mario Ruiz, el gerente médico, dice que habrá restricción de equipo porque no se sabe hasta cuándo va a durar la pandemia.
― ¿Las quejas del personal de salud se han incrementado?
―Sí y esto obedece a que la pandemia ha sido algo muy cambiante y dinámico, recordemos que los primeros meses se hablaba de la parte preventiva y el manejo de pacientes positivos en unidades especializadas para esos efectos. En estos momentos, nos encontramos en una etapa de contagio comunitario en el que, prácticamente, cualquier paciente que llegue para ser atendido puede ser positivo, ahí es donde se han incrementado los contagios por parte del personal de salud, tenemos reportados más de 23.000 incapacidades entre los compañeros que han dado positivo y aquellos que han estado en contacto directo con un caso positivo.
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― ¿Qué expresa el personal de salud en las quejas que les han transmitido?
―El personal dice que no se cuenta con el equipo de protección adecuado (...) Estamos hablando de caretas, gafas, gorros descartables y batas, que son equipos que, prácticamente, solo se han utilizado en unidades especializadas y creemos que ahora casi todo el personal debe contar con él en cualquier área de hospitalización.
“Si hacemos una comparación de las quejas iniciales versus las que tenemos actualmente, vemos que los compañeros lo que están observando es que no está alcanzando el material de protección que entrega la institución y que el equipo no es el adecuado para brindar una protección total ante esta fase de la pandemia”.
―¿Qué tipo de cosas describen?
- Nos comentan que tienen serios problemas porque, por ejemplo, la mascarilla quirúrgica cuando se humedece pierde su capacidad de filtro y les dan una por día. Nos encontramos un caso de un compañero de servicios generales que tenía una sola mascarilla para dos turnos (16 horas). Hay lineamientos en los que se indica que en caso de no contar con mascarillas quirúrgicas utilicen mascarillas de tela sin saber la capacidad de filtro de ese material.
“Es muy importante indicar esto: de forma verbal se le está diciendo al personal que guarde las mascarillas tipo KN95 para ser utilizadas en posteriores turnos por la falta de equipo.
―¿Cuál es el ambiente laboral que hay en este momento en los hospitales y clínicas?
―Es un ambiente de mucho temor, de mucha inseguridad porque, primero, no queremos convertirnos en parte del problema ¿En qué sentido? convertirnos en población enferma cuidando enfermos y que si, eventualmente, nos contagiamos estaríamos comprometiendo la vida de los pacientes y, segundo, no queremos comprometer a nuestros familiares, tenemos familia que depende de nosotros y también familiares que son población de riesgo.