Un informe interno de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) revela que 1.958 pacientes fallecieron mientras aguardaban un campo para someterse a una cirugía en algún centro médico del Estado.
El análisis, elaborado por cuatro profesionales en salud de la Gerencia General en agosto anterior, indicó que estas personas fueron excluidas por muerte de la lista de espera entre enero y julio del 2023.
El asunto es más grave si se ve con lupa, pues no se trata de asegurados que murieron en los últimos seis meses, sino que el sistema de salud se dio cuenta de su deceso en el último semestre.
Tampoco se conoce la causa de su muerte y si esta coincide con el diagnóstico por el que fueron incluidos en la lista de espera.
Lo que sí determinó el informe es que algunos de esos pacientes esperaban por un procedimiento quirúrgico desde 2015.
La Nación intentó conversar sobre este informe con Marta Esquivel, presidenta ejecutiva de la CCSS, el pasado jueves, durante los actos cívicos en Cartago, pero la jerarca no atendió preguntas de la prensa.
También se remitieron una serie de preguntas a través de Óscar Saborío, asesor de imagen y comunicación de Esquivel, pero al cierre de esta información no había remitido las respuestas.
El pasado 12 de julio, ante preguntas de varios medios de comunicación, Esquivel pidió tres meses para presentar un plan para atender las listas de espera en los hospitales de la institución.
El número de pacientes aguardan citas con especialistas, procedimientos diagnósticos y cirugías alcanzó este año niveles sin precedentes.
Por ejemplo, la cola en cirugías pasó de 175.630 personas del 1.° de abril de 2023 a 176.919 al 16 de agosto del mismo año. Con esa cantidad de gente se podría llenar cinco veces el Estadio Nacional.
Miles sacados de listas de espera
Los pacientes que perdieron la vida mientras aguardaban una cirugía en la CCSS representan el 7% de las personas que fueron excluidas de la lista de espera entre enero y julio de 2023.
En total, según el informe de los técnicos de la Gerencia General, cuya copia está en poder de La Nación, durante ese periodo 29.550 personas salieron de la fila por diferentes razones.
Por ejemplo, el estudio indica que 6.707 asegurados ya no deseaban operarse a pesar de ser candidatos para los distintos procedimientos. Dicha cifra representa el 27% de los excluidos.
En segunda línea aparecen 5.478 individuos, quienes entre enero y julio del presente año declararon que ya no necesitan la operación “por cambios en las condiciones médicas de los pacientes o la efectividad de tratamientos alternativos”. Este grupo equivale al 18,5%.
También hay 4.107 personas que fueron intervenidas en otros centros médicos (privados) y 3.676 que no pudieron ser localizados. Estos últimos representan, de acuerdo con el análisis, “un desafío en la comunicación o seguimiento de pacientes y requerimiento de actualización constante de datos”.
Entre los no localizados existe la posibilidad de que haya pacientes fallecidos o que cambiaron sus datos de contacto. Es posible que estos últimos incluso hayan sido sacados de las listas de espera sin siquiera saberlo.
Además de la exclusión de usuarios de la fila para ser operados se suma la incapacidad de la CCSS para ejecutar los recursos financieros destinados a resolver ese problema.
Según cifras oficiales, la Unidad Técnica de Listas de Espera no ejecutó, en los últimos 15 años, ¢33.457 millones asignados para reducir la cifra de pacientes que aguardan cirugías, citas de diagnóstico y exámenes especializados.
En 2022, la CCSS disponía de ¢20.140 millones para listas de espera, pero solo utilizó ¢9.790 millones, equivalentes al 49% del presupuesto. En 2021 se asignaron ¢3.530 millones, pero solo se utilizaron ¢154 millones (4,3%).
“El aumento progresivo de esta problemática afecta anualmente a un creciente número de personas, deteriorando significativamente la calidad de vida de miles de asegurados”, expresó el informe de la Gerencia General, el cual fue remitido a Marta Esquivel, presidenta ejecutiva de la CCSS.
Desde que Esquivel asumió ese cargo, la institución ha tenido tres gerentes médicos: Randal Álvarez Juárez, quien dejó el puesto en mayo de 2023 en medio de graves cuestionamientos por el presunto uso irregular de vehículos oficiales, Marino Ramírez, quien fue removido el 23 de agosto anterior y días atrás asumió Wilburg Díaz Cruz de forma interina.
Hoja de ruta insuficiente
Una de las conclusiones del informe es que las medidas planteadas por la Presidencia Ejecutiva para reducir las listas de espera son “insuficientes”.
Desde el 11 de mayo, la Junta Directiva de la CCSS aprobó una hoja de ruta que pretendía bajar el número de días que esperan los costarricenses por una intervención quirúrgica.
La propuesta incluía la “intervención” de las unidades estratégicas que atienden el tema, una declaratoria de emergencia y “reforzar la fiscalización”.
No obstante, según el reporte, esas medidas “demuestran ser insuficientes” y “no logran solventar el rezago existente en la gestión de la lista de espera”.
Hasta abril del 2023, en promedio, los pacientes debían esperar hasta 533 días para una cirugía, según datos del Área de Estadística en Salud de la Gerencia Médica. En el 2019, la espera promedio era de 329 días.
Esos números representan los promedios, pero algunos hospitales arrastran periodos mayores en algunas especialidades. Por ejemplo, el Hospital Rafael Ángel Calderón Guardia, en San José, tenía, hasta abril del presente año, esperas promedio de 757 días en Cirugía Torácica.
Para corregir ese panorama, el equipo de la Gerencia General propone incluir las especialidades de Cardiología, Cirugía Torácica y Cirugía Oncológica en las prioridades de la hoja de ruta.
Además, sugiere la contratación de servicios externos a la CCSS “para la resolución” de cirugías, diagnóstico y consulta externa.
Por último, recomienda establecer mecanismos de control y seguimiento para medir los avances de las estrategias propuestas.