Estas son las historias de dos mujeres enfermas que tuvieron que esperar varios años para que la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) les programara una operación con el fin de extraerles tumores.
Como el tiempo pasaba sin que llegara una respuesta de los hospitales públicos mientras la enfermedad avanzaba, acudieron a la Sala Constitucional con la esperanza de que una sentencia obligara a la CCSS a operarlas.
“La receta”, dicen, se la compartieron otros pacientes que ya habían vivido una experiencia similar.
Ambas mujeres compartieron sus vivencias bajo la condición de no revelar sus nombres. Tanto les costó que la Caja programara sus operaciones que temen represalias si dicen quiénes son.
Para efectos de este artículo, llamaremos a una Luz y a otra Paz. Las dos recibieron ayuda de la Asociación Segunda Oportunidad de Vida (Anasovi) en el proceso judicial para la defensa de su derecho a la salud.
‘Casi no podía caminar’
Luz fue operada la semana del 15 de mayo. Dos semanas después de presentar un recurso de amparo ante la Sala Constitucional, se sometió a una cirugía ambulatoria en el Hospital Calderón Guardia para extraerle un adenoma paratiroideo.
Si no hubiera interpuesto el recurso, esta señora, que tiene alrededor de setenta años, seguiría esperando la llamada del Calderón Guardia para que le removieran el adenoma. Este problema comenzó a causarle dificultades justo en el primer año de la pandemia, en el 2020.
La Biblioteca Nacional de Salud de los Institutos Nacionales de Salud de los Estados Unidos, describe al adenoma paratiroideo como un tumor no canceroso (benigno) de las glándulas paratiroides. Estas glándulas están en el cuello, cerca o adheridas al lado posterior de la glándula tiroides.
Fue durante la pandemia de covid-19 que Luz recibió el diagnóstico en un consultorio privado, donde también se le realizaron todos los exámenes necesarios. Recordemos que en 2020 y 2021 la CCSS concentró la atención en los enfermos de covid-19, casos de cáncer y emergencias calificadas.
Las molestias que este tumor le causaba a Luz le redujeron sustancialmente su calidad de vida. “Casi no podía caminar, andaba como torcida. Hubo un tiempo en que me dolían las piernas y no me podía mover del dolor. También me dolían las encías y los ojos se me hinchaban”, recordó la recién operada.
El médico que la atendió en el consultorio privado trabaja con medicina mixta, lo que le permite enviar recetas y referencias a la CCSS. A Luz le dio una para que la vieran en el hospital Calderón, pero de ahí la devolvieron al Ebáis para que iniciara todo el proceso desde cero.
“Eso fue en diciembre del 2020. En el Ebáis se tomaron su tiempo y cuando finalmente me vieron en el Calderón me enviaron un examen de Medicina Nuclear por el que tuve que esperar todo un año para que me lo hicieran.
“Todo esto que le cuento fue en media pandemia. Así pasó todo el 2021 y en enero del 2022 me dieron una orden de internamiento con la indicación de esperar a que me llamaran. Ahí fue donde la familia empezó a pensar en la posibilidad de pedir un préstamo, pero no se pudo.
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“El tiempo seguía pasando y nada que me llamaban. Así que puse una queja en la Contraloría de Servicios del Calderón donde me dieron ‘atolillo con el dedo’: me dijeron nuevamente que esperara a que me llamaran, y aquí estoy todavía esperando a que lo hagan”, relató.
Uno de sus hijos se enteró de que existía Anasovi y le contó a ellos su historia.
“A estas edades, uno siente cada día un poquito menos de vida. Yo me sentía cada vez más mal y fue cuando casi me voy para atrás cuando me llamaron. ¡Ahora sí! Quince días después del recurso, recibí una llamada del hospital para que me presentara a hacer exámenes.
“Gracias al Señor aquí estoy; la cirugía no me afectó en nada. Ni me ha dolido la operación, que fue ambulatoria (no fue necesario internarme). En el hospital no fueron groseros, pero sí tenían marcados todos mis papeles con la frase ‘paciente de Sala IV’”, comentó Luz.
Pocos días después de su operación, esta vecina de Montes de Oca contó que su cuerpo reacciona muy bien. Ahora, se puede levantar y hasta hace un poco de ejercicio. Los ojos ya no se le inflaman.
Lo único que le toca esperar es la cita a final de mes para que el cirujano revise cómo quedó la operación. Además, tendrá consulta con el cardiólogo y otra con el geriatra.
‘Sala IV me resolvió todo en 15 días’
Paz entrará a quirófano la próxima semana, 15 días después de que la Sala IV ordenara al Hospital San Juan de Dios atender su cáncer de mama, diagnosticado en setiembre pasado.
Tuvo que ser así, dijo, porque apenas a finales de diciembre próximo tenía cita con el cardiólogo para que le diera su visto bueno para la cirugía de mama.
“Tengo antecedentes familiares de este cáncer y una amiga que está en etapa terminal porque esperó todo lo que la Caja decía y cuando la abrieron ya era demasiado tarde. No quiero que me pase lo mismo”, expresó esta mujer oriunda de Puriscal.
Según Paz, ella iba por ese mismo camino: con citas programadas a largo plazo y sin esperanzas de una fecha de cirugía cercana.
Inicialmente, contó, la llamaron para hacer la cirugía a finales de febrero, pero el cardiólogo no dio su visto bueno porque ella no logró pasar la prueba de esfuerzo. Resulta que en un examen previo le aparecieron cicatrices de un infarto, del cual ella ni cuenta se dio. Ahí se frenó todo.
“Cardiología tomó la decisión de que no me hicieran la cirugía. Me mandaron para la casa a sacar cita a cardio y me la dieron para el 28 de diciembre del 2023.
“Mi doctora me dijo que como estoy en grado uno lo ideal es que me operen rápido para que el cáncer no se propague a otras partes, pero resulta que no hay campo en Cardiología del San Juan de Dios. Un día fui en persona para hablar con el jefe pero no me atendieron. Prometieron llamarme y nunca lo hicieron”, reclamó.
Por su enfermedad, Paz conoció a una asociación llamada Metamorfosis, que la puso en contacto con Anasovi.
“Presentaron el recurso y en 15 días me resolvieron todo: cita con el cardiólogo, exámenes, visto bueno de cardiología y aquí estoy a punto de que me operen”, resumió contenta y, sobre todo, aliviada.
“Presentamos el recurso un jueves, y el lunes siguiente me llamaron del hospital para hacerme un electrocardiograma y agendar la cita con el cardiólogo. Ya tengo su aprobación y me dirijo al quirófano.”
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“Imagínese tener que esperar hasta finales de diciembre para la cita. Mientras me ven, me envían los exámenes ... ¿a cuánto se me va la cirugía? ¡No quiero ni pensarlo!”, comenta.
Así le decía la oncóloga: “Usted está a tiempo de evitar tener que someterse a una mastectomía”. Esa fue su desesperación, reconoce Paz.
“Me gustaría expresar mi gratitud a estas organizaciones (Metamorfosis y Anasovi) porque me ayudaron a superar una gran angustia. No solo para mí, sino también para mi familia”.