Desde el momento en que tuvieron sospecha de que su papá, Rigoberto Jiménez Campos, podría tener cáncer de próstata, sus hijos han tenido que pagar citas y exámenes médicos privados para conseguir información, casi con las uñas, sobre el estado de su padre.
Aunque Jiménez es asegurado de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), las listas de espera en los hospitales públicos se han convertido para esta familia en una verdadera carrera de obstáculos en procura de tratamientos oportunos que frenen el avance de la enfermedad.
En las primeras dos semanas del año, esta familia vecina de Tres Ríos de La Unión, en Cartago, ha tenido que pagar un gamma óseo (alrededor de $300) y varias tomografías y citas médicas privadas (alrededor de ¢500.000) para conocer el origen de los fuertes dolores de su papá además de la pérdida de peso.
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Así fue como se enteraron de que el cáncer de próstata evolucionó a metástasis de hueso, un estadio de la enfermedad que los tiene sumidos en angustia y zozobra. ¿Qué habría pasado si hubieran esperado “los tiempos de la Caja”?, pregunta esta familia.
Esta historia, que ahora le contarán Jonathan y Pamela, dos de los tres hijos de Jiménez, pensionado de 60 años, ilustra las barreras de acceso a una atención oportuna, de calidad y con calidez que se están volviendo cada vez más frecuentes en los servicios públicos de salud.
Biopsia en privado
Jonathan Jiménez (JM): “Hace casi dos años, papi salió con el examen de antígeno elevado. El Ebáis 1, de Tres Ríos de La Unión, lo envió con una referencia al Max Peralta. Ahí le dieron la cita para la biopsia de próstata para el 2023.
“Al ver que la cita estaba tan lejana, él decidió ir a Asembis. ¡Qué curioso! El mismo doctor que le hizo la biopsia en Asembis es el que lo ve en Urología en el Max Peralta.
Pamela Jiménez (PJ): “También fuimos a pagar a la Clínica Los Ángeles (Cartago), de manera privada, para que nos dieran la opinión médica más rápido que lo que la daba la CCSS”.
JM: “En una carta (al Max Peralta) pedimos que adelantaran la cita para ver los resultados de esa biopsia, pero dos días antes de la consulta la doctora se incapacitó. Le reprogramaron la consulta para el 15 de agosto del 2023.
JJ: “Como la doctora se incapacitó, enviamos otra carta para que, por favor, nos cambiaran esa cita para una fecha más cercana, y así fue. Finalmente, lograron ver a papi. En esa cita, le enviaron las inyecciones de la quimioterapia (un castrante químico), y una referencia al Hospital México para 28 sesiones de radioterapia”.
PJ: “En marzo del 2022, empezamos con las castraciones químicas en el Max Peralta e iniciamos con los trámites en el Hospital México para las radiaciones. Una como hija, quisiera que todo fuera rápido. Sin embargo, había unos trámites que son parte del proceso: exámenes de sangre, tomografías, simulaciones.
“Fue en julio (2022) que nos llamaron para iniciar la radioterapia. Ese mes, papi tuvo dos sesiones y se frenó el tratamiento porque el acelerador paró. Volvimos hasta el 4 de agosto a la radioterapia. Ante nuestra consulta, una médica nos indicó que, según su criterio, ese desfase en el tratamiento no afectaría a papi.
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“Papi finaliza los tratamientos en setiembre y en octubre empieza con dolores. Una médica nos dice que esos dolores no deberían ser resultado de la radioterapia. Nos envía un gamma óseo y un TAC, que se presentaron en el México para su trámite a finales de octubre.
“Vinimos repetidas veces al hospital porque papi continuaba con dolor. Ahí es donde lo envían a Cuidados Paliativos de La Unión, donde nos dicen que es importante tener los resultados de esos exámenes para ver qué le genera el dolor.
“En Cuidados Paliativos de La Unión le dan tramadol, que le genera muchos problemas. Se lo mantienen a pesar de que les dijimos que no daba resultado porque papi deja de comer, tiene náuseas y más bien empeora.
“Un día, en una crisis muy grande de dolor, vamos donde una médica privada que le cambia esos tratamientos. En lugar del tramadol de la CCSS le da Matrix, y le envía vitaminas y ejercicios. Esa doctora nos insiste en el gamma óseo.
“En diciembre, vinimos al Hospital México a preguntar por el gamma óseo, y nos dijeron que la lista de espera era muy grande. Nos prometieron la respuesta para enero. Llega enero y continuamos llamando y llamando. Nos dicen que llamemos al día siguiente porque no tienen registro de papi en la lista de espera.
“La semana anterior (semana del 9 de enero), llamo de nuevo. Es cuando me dicen: ‘¡Ah, sí! Su papá estaba en lista de espera pero le rechazamos la solicitud porque le toca solicitarlo en el Calderón’. Esto porque a mi papá, por vivir en Cartago, le toca el Calderón”.
Queja no escuchada
Pamela Jiménez (PJ): “¿Qué nos ha pasado en las últimas dos semanas? Puse una queja en la Contraloría de Servicios del México porque nunca nadie nos dijo que ese gamma óseo se tenía que solicitar en el Calderón, a pesar de que fuimos de manera presencial a hacer la consulta varias veces.
“Pongo la queja y me dicen que nos llamaron un día en noviembre para informarnos y no contestamos. Reclamé varias veces por qué no nos dieron una orientación cuando vinimos de manera presencial, y nos dijeron que no, que lo hacen solo por llamada y que quienes llaman no revisan esos detalles.
“Hace ocho días, decidimos hacer el gamma óseo por nuestra cuenta. Ahí nos llega la noticia de que mi papá tiene metástasis en los huesos. Con estos resultados, consultamos a la médica privada que es la que nos ha dado mayor orientación y ella nos aconseja ir al México. Esta doctora nos dijo que no perdiéramos la fe, pero que nos moviéramos rápido.
“Las citas de Urología y de Oncología nos las enviaron al Max Peralta. Vamos al Max Peralta, presentamos la referencia del México donde dicen que es prioritario, pero el doctor que nos atiende dice que ya no puede hacer nada por mi papá. Que el cáncer era muy fuerte y nos mandó una cita.
“Cuando llegamos adonde la secretaria a sacar esa cita, nos la da para enero del 2024. Le pedimos que si la podía adelantar, y la secretaria dijo que el doctor nunca le indicó que era urgente. Rogamos para que le dejara la del 15 de agosto del 2023″.
Aparentemente, Rigoberto Jiménez requiere una cirugía y un tratamiento más invasivo para lograr frenar la metástasis y ganar más tiempo de vida.
Este jueves, 19 de enero, Jonathan y Pamela Jiménez hicieron múltiples gestiones en el México, que según dicen resultaron infructuosas. Se trasladaron al Max Peralta y, según informó Jonathan, un urólogo fue el único funcionario que se tomó el tiempo para explicarles la situación de su papá.
Luego de andar de ventanilla en ventanilla, los hijos de Rigoberto lograron que un oncólogo del Hospital Max Peralta vea a su papá. La cita esta vez no está lejana: será el próximo 25 de enero.