¿Por qué usar mascarillas de tela al salir a la calle, de compras a la feria, al supermercado, a realizar un trámite al banco o a un juzgado?
El demógrafo Luis Rosero Bixby asegura que la Organización Mundial de la Salud (OMS) maneja un argumento equivocado cuando recomienda a sus países miembros, incluido Costa Rica, descartar esa posibilidad ante la amenaza real de la pandemia de covid-19.
“Se propone usar las mascarillas no para protegerse al ciento por ciento del otro (como lo requiere el personal de salud; para eso solo las N95 o las quirúrgicas y usadas con gran precisión, afirma), sino para proteger al otro”.
“Para ello, con que se reduzcan un poco las partículas que le estamos echando al otro en gotitas de saliva, ya tendría un impacto para frenar en algo la pandemia".
"No necesitan ser 99% perfectas. Como lo demuestro en simulaciones, basta con tan solo un 10% de efectividad ya tendrían un impacto importante”, afirma el especialista, quien escribió recientemente un artículo en La Nación sobre este tema.
Ante una petición de la Academia Nacional de Ciencias de Costa Rica a las autoridades de Salud de recomendar a la población el uso de mascarillas artesanales, este diario consultó al demógrafo su posición al respecto.
El siguiente, es un resumen de la entrevista telefónica realizada este miércoles:
– ¿Por qué, según su criterio, el Ministerio de Salud no ha respaldado que la población use de este tipo de mascarillas?
– Son dos cosas. La primera, es que la Organización Mundial de la Salud (OMS) no ha cambiando su recomendación del uso de mascarillas para el público en general. En parte es culpa de la OMS. Esa recomendación de la OMS se basa en una visión equivocada de las cosas. Están pensando en las mascarillas quirúrgicas. Es correcto que esas mascarillas no son para el público en general. Que salgamos cinco millones de ticos a buscarlas podría causar un enorme problema al sistema de salud. Pero no estamos hablando de mascarillas quirúrgicas. Es de mascarillas de uso artesanal, de tela, no para protegernos nosotros, sino para proteger a los otros.
– Pero mucho se ha dicho sobre los riesgos que puede traer una mascarilla mal confeccionada o mal usada. De repente, puede provocar más problemas que beneficios. ¿Cierto?
– Eso es pensando desde el punto de vista de protegernos a nosotros. Pero no se trata de eso. Se trata de que nuestras gotitas de saliva no vayan a otro. Sí, es cierto que la mascarilla puede estar infectada con mi propia saliva, pero se lava y ya.
“El otro punto que argumenta la OMS, es que el uso de mascarilla puede dar un falso sentido de protección que haga que la gente descuide el resto de las medidas. Puede ser, pero todavía no hay evidencia de eso. Lo cierto es que, paralelamente, hay que educar a la población diciéndole que la mascarilla no sustituye al resto de medidas”.
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– ¿Cuál es el uso adecuado que se propone?
– Hay recomendaciones que vienen de los Centros para la Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés) sobre cómo usarlas. Uno mismo podría confeccionar una buena mascarilla con un pañuelo grande. La idea es tener dos, usarlas para salir de casa a sitios públicos, regresar y lavarlas.
– La resistencia a recomendar su uso para sitios públicos viene entonces desde la OMS.
– Correcto. El problema es de la OMS. Lo dicen: no recomiendan su uso para el público en general, pero están pensando en las mascarillas quirúrgicas.
– ¿Cuánto tiempo le queda a las autoridades de Salud de Costa Rica para tomar una decisión clara en esa vía, como lo han hecho otros países del mundo?
– Queda poco tiempo. Estamos viviendo en Costa Rica con mucha suerte y, por supuesto, gracias a la excelente red de servicios de salud. Es una situación muy particular que, en cualquier momento, podría estallar y cambiar de dirección.
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– ¿Lo dice por el comportamiento visto en las calles esta semana?
– Para el próximo lunes (20 de abril), podrían empezar a aumentar los casos otra vez. Hay una realidad: la gente necesita trabajar y hacer compras. Pero hay varios problemas con esto. En ciertos lugares, por ejemplo bancos, no dejan a la gente entrar con mascarillas. Esto debe empezar a cambiar y lo que debería suceder es al revés: que no dejen entrar a quien venga sin ellas.
– ¿Se requeriría emitir un protocolo para aclarar y definir su uso?
– Sería deseable, pero no es indispensable. En República Checa, por ejemplo, la Policía obliga a las personas a usar mascarilla si encuentra a alguna sin ella en la calle. La gente debería comenzar a entender que el uso de la mascarilla es para proteger al otro, es un acto de altruismo y solidaridad. Contrario a ser egoísta. Mucha gente lo va a asumir en cuanto entienda ese propósito, pero a otra hay que obligarla, por ejemplo, con una directriz en donde nadie pueda subir al tren o al transporte público si no lleva mascarilla.
– ¿Espera alguna reacción del Ministerio de Salud ante la recomendación de la Academia Nacional de Ciencias?
– Vamos a ver cómo reacciona.
– ¿Cómo ve el futuro de Costa Rica con esta pandemia? Hasta ahora, las autoridades dan cuenta de números a nuestro favor.
– Es muy incierto. No me siento en capacidad de hacer proyecciones. Un panorama obviamente muy favorable sería que Costa Rica se logre mantener como en las últimas dos semanas: con un control relativo de la epidemia gracias a la trazabilidad de cada caso que aparece. Pero en el momento en que no tengamos ya 20 casos diarios, como ha sido la tendencia en los últimos días, sino 100, producto del comportamiento de la gente en los últimos días, ahí va a ser casi imposible sostener lo que hasta ahora se ha mantenido con relativo éxito.