"Ya están separados y ahora estamos reconstruyendo", fueron las palabras con que los médicos le devolvieron la tranquilidad a Evelyn Badilla y Stalin Núñez, tras una angustiante espera de casi 20 horas mientras se realizaba la cirugía de separación de sus hijos siameses, Samuel y Ezequiel.
Los pequeños nacieron unidos por su cabeza, en diciembre del 2015.
"Ese momento fue mágico", comentó Badilla con una sonrisa nerviosa. Todo el temor, el sueño y el cansancio se desvanecieron. La noticia por la que tanto habián orado y llorado finalmente llegó al quinto piso del Hospital Nacional de Niños, pasadas las 2 a. m. de este sábado 24 de febrero.
A partir de ese instante, las lágrimas de felicidad dominaron por completo y la expectativa de ver salir a los niños del quirófano.
El primero en abandonar la sala fue Samuel, quien tuvo que ser revivido por los médicos en dos ocasiones a lo largo de la operación. Media hora después, salió Ezequiel.
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Ambos fueron trasladados a la sala de Cuidados Intensivos. Allí, en camas separadas, por primera vez en sus dos años y dos meses de vida, los pequeños iniciaron un duro y lento proceso de recuperación, bajo la mirada atenta del personal médico y de sus agotados, pero felices padres.
"Esta última semana fue horrible. El lunes nos dijeron que la operación era el viernes, pero también que compartían cerebro y que era posible que se muriera uno o los dos. Ahí se me vino el mundo encima. Creo que lloré por todo lo que no había llorado nunca", recordó Evelyn.
Sin embargo, el apoyo de sus familiares y amigos más cercanos fue fundamental para la pareja durante la espera.
Los esposos también lograron llenarse de valor durante una misa celebrada, el viernes en la mañana, por el capellán del hospital.
"El hecho de que ayer hubiera misa, de que pudiéramos rezar el rosario, compartir con la familia, estar con el Santísimo expuesto nos dio mucha fortaleza", expresó Núñez.
"Este proceso nos llevó a nuestro límite emocional, por las situaciones de riesgo y porque no sabemos lo que viene, pero lo más importante es que de fondo siempre ha estado la fe”, agregó.
Por su parte, Evelyn, se mostró muy fortalecida para encarar lo que viene. “Ayer, ellos (sus hijos) demostraron que su valentía es grande y que la mía no les llega ni a los pies. Si ellos aguantaron una cirugía de tantas horas, yo no tengo por que ser débil. Estoy sana, fuerte y tengo energía”, enfatizó.
La espera continúa
Para los padres de Samuel y Ezequiel, esperar 20 horas pudo parecer una eternidad; sin embargo, viene una prueba aún más dura: el proceso de recuperación.
Desde este sábado, los hermanitos permanecen en la sala de Cuidados Intensivos del Hospital Nacional de Niños, con un coma inducido, a la espera de que los médicos determinen si podrán ser sometidos, este próximo lunes, a una primera cirugía reconstructiva de cráneo.
"En cuidados intensivos son muy estrictos, tienen muchas condiciones. Por ahora, solo podremos ingresar abuelos y padres", detalló Evelyn.
Los horarios de visita se dividen en dos períodos: el primero de 10 a. m. a mediodía y el segundo, de 4 p. m. a 7 p. m. Además, los tiempos de estancia dentro de la sala no pueden exceder los 30 minutos.
"Todavía hacen falta muchas oraciones para que ellos se recuperen exitosamente. Ellos van a estar sedados el tiempo que lo necesiten", recalcaron los padres, quienes no dudaron en externar su agradecimiento con el equipo médico.
"Los nombres de esos doctores siempre van a estar en nuestra mente y corazón", comentaron.