El doctor Mario Ruiz Cubillo, gerente médico la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), advierte que el país enfrentará dentro de dos semanas o un mes una ola de casos de covid-19.
Ruiz Cubillo admite que si las hospitalizaciones se disparan durante esa etapa, es muy probable que el sistema de salud colapse. Sin embargo, considera que aún hay tiempo para evitar ese escenario.
“Ahorita tenemos una bendición y la debemos aprovechar: estamos viendo venir esa ola (...). Entonces, hay que tomar decisiones para que esa ola no nos afecte tanto, porque sí vendrá en algún momento”, asevera.
Con 41 años, este cirujano general es uno de los principales responsables de coordinar la atención que los centros públicos de salud brindan a las personas contagiadas con el nuevo coronavirus.
A partir de la experiencia acumulada tras casi cuatro meses de enfrentar la emergencia, el funcionario aboga por extremar las acciones para evitar que se acelere la propagación del virus y por el autoabastecimiento de equipo médico.
En ese sentido, sostiene que la CCSS de momento ha podido satisfacer las necesidades de implementos y ventiladores, pero que en una situación crítica estos insumos posiblemente escasearán a nivel mundial.
Así lo manifestó este jueves, en el programa Malas Compañías, de Teletica Radio, conducido por Ignacio Santos, director del noticiario Telenoticias, y Armando González, director del periódico La Nación.
Durante la entrevista, calificó de “irresponsable” la indisciplina de un sector de la población que ha desobedecido las reglas de distanciamiento para realizar fiestas y actividades sociales.
El comportamiento de estas personas fue una de las causas que elevó la cantidad de casos en el área metropolitana y obligó este jueves al Gobierno a retomar una serie de restricciones y frenar la reapertura.
A continuación un extracto de la entrevista con el gerente médico de la CCSS:
— ¿Tenemos ya todos los equipos e implementos médicos para garantizar la salud de nuestros médicos y del personal que les apoya?
— Desde enero, más o menos, cuando se activó el Centro de Emergencias y Operaciones de la Caja, en base a información que estábamos viendo sobre lo que pasaba en otras partes del mundo, sobre todo en China, Europa, Estados Unidos, nos dimos a la tarea de adquirir todo el equipo de protección personal que se pudiera a nivel nacional e internacional. Pedimos donaciones a China, Estados Unidos, Corea del Sur, Emiratos Árabes y hemos tenido un flujo constante de equipo de protección que nos ha permitido satisfacer las necesidades hasta el momento.
“En estos momentos, la pandemia está afectando más en todo el mundo; sobre todo en América Latina, en el continente en general, de Estados Unidos a la Patagonia. Somos los principales afectados en estos momentos”.
— ¿Qué significa eso?
— Que todos los países de la región, Europa, Rusia y la misma China, se están otra vez abasteciendo de equipo de protección personal.
“En la Unión Europea, piensan crear un fondo de protección que incluya, al menos, tres meses de equipo de protección personal para todos los países de ese bloque y eso implica que en el mercado será cada vez más difícil la adquisición de equipo.
“Tenemos protocolos muy estrictos en cuanto a la utilización de este equipo de protección personal, pero si los números siguen aumentando al nivel que aumentan, podría haber escasez en equipo.
“Me refiero a gorros, cubrebocas, batas, botas para los pies, mascarillas y, sobre todo, estamos tratando de abastecernos de las mascarillas quirúrgicas N95; sí tenemos caretas en una cantidad muy importante”.
— ¿Cuál sería la ruta ante ese escenario?
—Como país tenemos que pensar en autoabastecernos de equipo de protección personal porque depender del mercado externo será muy complicado. Hemos estado en contacto con universidades, con el Instituto Tecnológico de Costa Rica, la Universidad de Costa Rica, el Instituto Nacional de Aprendizaje y empresas privadas.
“Ya se están fabricando en el país pero, en esta situación, los asuntos complicados son el equipo de protección personal, ventiladores, camas de Unidades de Cuidados intensivos (UCI), personal especializado.
“Es una tormenta perfecta en donde puede hacer falta cualquiera de estos elementos que mencioné”.
— Hay un mercado externo muy competitivo por estos materiales y no es fácil hacerse de ellos. Hace un par de meses, The New York Times publicó un reportaje sobre Israel y cómo se había abastecido utilizando su servicio de inteligencia, Mosad. Costa Rica no tiene un servicio de inteligencia tan desarrollado y con una red de contactos internacionales. Se ha dicho incluso que algunos países se han dejado mercadería en tránsito porque la necesitan para combatir el covid-19. Es decir, viene un ventilador para Costa Rica y se queda en otro lado.
— Eso nos ha pasado, nos pasó con unos ventiladores que venían para Costa Rica y quedaron varados en República Dominicana. No quedamos muy claros por qué fue; la empresa creo que después envió otros ventiladores.
“Nos reunimos con el embajador de Costa Rica en Israel y el embajador de Israel aquí en Costa Rica. Nos contactaron con varios equipos de trabajo y especialistas de Israel que nos han estado apoyando para tratar de conseguir insumos. De hecho, y ellos nos lo habían explicado, la estrategia que usó el gobierno israelí fue que el Mosad incluso controló los hospitales en algún momento para definir a dónde se asignaban las camas”.
— ¿Y en el caso nuestro?
— Aquí estamos haciendo algo un poco similar en cuanto a la gestión de camas porque esta se volvió centralizada. Tenemos un centro de control de operaciones que está activo 24/7 definiendo a dónde se ingresan los pacientes. Ahora tenemos que encargarnos de que la logística sea tan eficiente como sea posible y tratar de darle camas a todo el que la requiera bajo el entendido de que podrían llegar a hacer falta en algún momento por alguna demanda espectacular.
“Cuando planificamos el Centro Especializado de Atención de Pacientes COVID-19 (Ceaco) analizamos varios escenarios. Estábamos claros que (el virus) en cualquier momento podía afectar el país. No es común que China cierre las fronteras o Europa; todo iba cayendo como un dominó y de repente Estados Unidos cerró fronteras y la Organización Mundial de la Salud declara pandemia.
“El hecho de que exista en Ceaco implica varias ventajas: tiene laboratorio, farmacia, rayos X, un área administrativa ya operativa y bodega para guardar insumos. Eso permite que el personal ahí se vuelva cada vez más especializado y los pacientes no enfermen a otros ya internados en el centro.
“Cuando hicimos el Ceaco parecía mucho. En algún momento dijimos ¿será que lo vamos a a utilizar en toda su capacidad? Pero, entonces, en una discusión dijimos: ‘Preferimos pasarnos de la capacidad y que tengamos un margen de movimiento, a que nos hagan falta camas’. Vimos lo que estaba pasando en Nueva York, en otras regiones de Estados Unidos, y dijimos: ‘No, probablemente el Ceaco no va a dar abasto’”.
— ¿Lo confirman ahora?
— Ahorita estamos analizando otras estrategias, pero aquí el asunto es que no hay sistema de salud que dé abasto si de repente se viene una demanda exponencial de pacientes que requieran hospitalización y eso es lo que ha pasado en otras partes. En menos de una semana o un día, se hizo la cantidad de pacientes de casi tres o cuatro semanas antes y eso se pondrá cada vez más exponencial si la gente sigue enfermando.
— Hay una realidad y lo dijo el presidente de la República: la mayoría de los contagios no fueron en centros de trabajo; vinieron desde aglomeraciones donde no se mantuvo la distancia social solicitada de 1,5 metros o 2 metros. De la realización de fiestas y el rompimiento de burbujas, es decir, la irresponsabilidad de un sector de la población es fundamentalmente lo que provoca este aumento en los casos.
— Sí, hay dos fenómenos muy importantes. Eso se presenta a nivel mundial: las personas jóvenes, sin factores de riesgo, se creen inmunes a la enfermedad y andan haciendo fiestas como la que tuvimos en la playa en Cóbano, como de 100 personas. Imagínense que esas 100 personas infecten cada una a cuatro. Las personas jóvenes creen que, como no tienen factores de riesgo, no enfermarán.
“Esta es una enfermedad de la que estamos apenas aprendiendo, nunca antes la ciencia se había enfrentado a una enfermedad que evolucione tan rápido y tan contagiosa con tantos efectos secundarios. De hecho, no sabemos con base a los efectos secundarios, qué causa la enfermedad.
“Hace poco tuvimos un paciente relativamente joven, de 40 años, se diagnóstico con covid-19 y luego tuvo un accidente vascular cerebral, sin ningún otro factor de riesgo. Podría ser, y estoy especulando, que el covid-19 genere trombosis. Es una posibilidad, hay casos reportados en Estados Unidos y en China de trombosis debido al covid-19. Estamos aprendiendo. El hecho de que la gente joven haga fiestas, eso es una irresponsabilidad
“Y, por otro lado, tenemos el caso de gente que piensa que esto es una broma o un chiste o es mentira y, entonces, rompe la burbuja social, y también hacen fiestas”.
— Estos jóvenes que se creen inmunes pueden terminar transmitiendo la enfermedad al padre diabético o al abuelo de 80 años, acercándolos a la muerte. Y aunque el joven sobreviva, no se habla suficiente de la posibilidad de secuelas, ¿Hay ya evidencia de lesiones en los pulmones como efecto permanente de esta enfermedad?¿ Hay evidencia, o por lo menos señales, de que podría ocasionar trombosis y secuelas con las cuales tendrán que vivir más de uno de estos jóvenes?
— He hablado con varios pacientes que ya pasaron el covid-19. Ellos dicen que la sensación de falta de aire se mantiene. El hecho de estar internados en una unidad de cuidados intensivos o cuidados intermedios por tiempo prolongado implica que usted está conectado a un tubo para poder respirar, que se le tenga en algunos casos que hacer una traqueostomía; una cirugía para evitar que el tubo genere que la tráquea se comprima.
“Entonces, es una cirugía en el cuello para poder meter el tubo por ahí, el hecho de estar tanto tiempo encamado genera que los músculos se atrofien y comiencen a desgastarse. Son personas que luego requerirán terapia física y rehabilitación. Esa fue una de las razones por las que escogimos el Centro Nacional de Rehabilitación (Cenare) para convertirlo en el Ceaco; porque pensamos que cuando esto pase, el Cenare serviría para rehabilitar a esos pacientes que van a necesitar tratamiento”.
— ¿Quiénes más?
— Estaba leyendo un artículo de España donde identificaron ciertas complicaciones en mujeres embarazadas. Era una muestra muy pequeña y aquí todavía no hay una mujer embarazada presentando ninguna complicación.
“Estas enfermedades son muy traicioneras y hay que ponerle mucho cuidado. No es un resfriado común y corriente; es una enfermedad muy contagiosa con muchos pacientes asintomáticos que se vuelven transmisores. Pueden existir supercontaminadores, como alguien que contamine hasta 100 personas. En Corea del Sur, hubo un caso de un señor que contagió casi a 800 personas. Y no es que lo hacen al propio, pero si usted participa en grandes eventos, usted asume la responsabilidad de que podría estar infectando a otra persona”.
— Vemos hoy, en este contexto, muchos jóvenes portándose muy mal; poniendo en peligro sus vidas y las de muchas personas de alto riesgo. Pero, volviendo al punto, ¿sí habrá un 85% de personas contagiados para quienes esto será una gripe?
— Exactamente.
— Sin embargo hay un porcentaje que necesitará tratamiento médico, hospitalización o ingreso a cuidados intensivos. ¿Qué tan cerca estamos del colapso del sistema hospitalario?
— Aquí en Costa Rica tenemos varias ventajas y una es tener un único sistema de salud que, desde el Expediente Digital Único en Salud, nos brinda información en tiempo real. Pero se nos está presentando un fenómeno muy interesante y no descarto que esta situación empeore.
“De cada 100 que se nos enferman, terminan internados de cinco a seis. Eso varía y también puede variar por el perfil de quienes se enferman. Hoy, no se infectan tanto personas adultas y hay una menor tasa de hospitalización. El asunto es que en el resto del mundo se reportan tasas de hospitalización de hasta 20%.
“Hay que tratar al máximo de que la población adulta mayor no se enferme o la tasa de hospitalización actual de 5% llegará fácil a 20%, como en otros sitios. Si de cada 100 personas hay cinco que deben internarse en el Ceaco, y de pronto se suman 1.000 enfermos, tocaría internar 50 y, si fueran 2.000, serían 100 internamientos y habría colapso.
”Es un asunto de números. Cuando se vuelve exponencial el internamiento, se requiere de una cantidad exponencial de camas y es cuando el sistema colapsa, pues no se trata solo de la cama: hay que tener monitores, bombas de infusión para administrar los medicamentos, ventiladores u oxígeno medicinal, personal especializado y casi que una enfermera por paciente.
“En Italia y España llegaron a contratar estudiantes de medicina. De repente se vuelve una logística que rebasa cualquier sistema de salud y si esto sigue creciendo, perfectamente nos podría pasar como a Chile, España o Italia”.
— Hemos logrado hacernos de ventiladores?
— Tengo entendido que se giró una orden a diferentes empresas para comprar 300 y, de esos, este miércoles nos entregaron 21 o 22 asignados al Ceaco. Además, han seguido las conversaciones con las distintas empresas y, a más tardar en agosto, nos entregarían el resto por tractos probablemente. Sin embargo, también hemos reparado ventiladores que ya teníamos y ya hemos conseguido 30 adicionales.
”Y, además, tenemos los de las salas de operaciones. Obviamente, hay que dejar disponibles allí para atender emergencias como cirugías, pero también se podrían utilizar de ser necesario. Acá es muy importante, y nos lo recomendaron especialistas de la República Popular de China, evitar que los pacientes moderados se vuelvan severos”.
— ¿Ahí cuál sería la estrategia?
— Nos reunimos con las autoridades españolas que utilizaron el centro de convenciones IFEMA (Institución Ferial de Madrid), donde atendieron a sus pacientes. Dijeron que ellos no vieron venir su avalancha de pacientes y eso les generó un caos en el sistema del cual les costó recuperarse.
”Nosotros ahorita tenemos una bendición y la debemos aprovechar: estamos viendo venir esa ola. No podría darles una cifra de una, dos o tres semanas, pero viene. Entonces hay que tomar decisiones para que esa ola no nos afecte tanto, porque sí vendrá en algún momento. Entonces, durante esas tres semanas o mes o el tiempo que aún tenemos de ventaja para ver la ola, debemos tomar medidas de prevención para aplanarla”.
— ¿Cómo por ejemplo?
— Con medidas para que las personas no se contaminen más. A nivel de las áreas de Salud y el Centro de Desarrollo Estratégico e Información en Salud y Seguridad Social, todos los pacientes covid-19 que se envían a sus casas son monitoreados con llamadas telefónicas hasta tres veces al día. Quienes requieren internamiento, van al Ceaco hasta donde soporte u otros sitios y, quienes ocupan UCI, también.
”Pero, al mismo tiempo, debemos atender a los pacientes de emergencia, los de accidentes de tránsito, los baleados, los infartos y disponer espacio para ellos. Sin embargo, como ya vemos venir esa ola, es una ventaja que tenemos y debemos aprovechar como sociedad”.
— Pero la realidad es que pedimos 300 ventiladores para estar más cómodos y recibimos 20, además de reparar 30. O sea, que estamos muy cortos de ventiladores.
— En Costa Rica, tenemos 540 ventiladores. Esa es la realidad. Tenemos un porcentaje de camas limitado, tanto en salón como en cuidados intensivos y es muy probable que si se viene una ola de hospitalizaciones, el sistema colapsa”.
— ¿Usted nos dice que nuestro país tiene capacidades de respuesta limitadas ante una manifestación mayor de la pandemia respecto a lo visto hasta hoy?
— Así es. Creo que el hecho de haber podido aplanar la primera ola, porque así fue, pudo haber ocasionado algo que se conoce como la paradoja de la prevención, por la cual las personas pensamos que si no nos pasó nada, nunca nos pasará.
“Y eso, probablemente, conduce a que las personas se vuelvan menos estrictas con las medidas de higiene y prevención y que la segunda ola sea más fuerte. Aparte de ello, las medidas de confinamiento son cansadas y somos seres sociales. Entonces, empezamos a pensar: ‘Eso ya pasó, no nos pasó nada, probablemente era una exageración y no va a pasarnos’; pero veamos cómo está el resto del mundo.
”En Nicaragua, ni siquiera sabemos cómo está porque no hay información fidedigna. En Panamá, aumentan cada día los casos. Chile ordenó cuarentena en Santiago; Argentina y México, igual. Mientras que en Estados Unidos no se toman medidas en algunos estados”.
— Hay otra escasez muy posible de la cual se habla menos como es la de personal médico. En Costa Rica puede ocurrir pues solo tenemos 40 especialistas en tratamientos de UCI.
— Estos son especialistas muy escasos: los internistas, las enfermeras de UCI que están junto al paciente. En ese sentido, como previsión, elevamos una solicitud a la Junta Directiva de la CCSS que permite sustituir a cualquier funcionario que esté incapacitado por covid-19, lo cual nos da margen de movimiento. En el Ceaco se va contratando personal según se va llenando ese centro.
“Ya tenemos contratado al 70% de su capacidad y llegaremos al 100%. El Colegio de Médicos nos ha ayudado muchísimo graduando a gente virtualmente. Ellos nos han ayudado increíblemente en la aplicación de la telemedicina, lo cual nos permitió pasar del medio físico al virtual en una semana.
“Más del 80% de nuestras consultas se virtualizaron, pero sí podría ocurrir una escasez de personal y se está ocasionando un fenómeno que me causa una profunda inquietud: en la primera ola cierto personal se infectó y eso surgió del propio personal dentro del Hospital de Alajuela. Allí, un ginecólogo increíblemente profesional; descrito como un empleado ideal y amigo ideal, fue el primer caso y entonces luego se contagiaron otros funcionarios, lo cual nos llevó a tener hasta 200 empleados del Hospital de Alajuela incapacitados. Fue algo espectacular”.
— ¿Y ahora?
— Ahorita tenemos funcionarios que se enferman en la comunidad. Así nos pasó con una personas del Hospital Nacional de Niños, cuyo nexo es comunitario. En el Hospital San Juan de Dios pasó algo similar. En el Calderón Guardia, los casos también parecen ser comunitarios. Otros dos funcionarios en Heredia, la misma historia.
”Eso hace pensar que la enfermedad va ahora hacia el sistema hospitalario desde el exterior. Gracias a Dios, los funcionarios se enferman de leve a moderado. De 146 que se han contagiado, solo uno ha fallecido y cinco o seis han requerido UCI, pero eso no quita que sus familiares puedan enfermar de forma severa o sean asintomáticos, con lo cual se genera presión al sistema porque las personas se enferman ahora en actividades cotidianas”.
”Lo vimos con las pruebas que hacemos. Al inicio, una de seis muestras era positiva; a junio eran una de cada tres. Eso hace pensar que hay más coronavirus en el ambiente”.