Pacientes con cáncer en estado avanzado comienzan a llegar, con mayor frecuencia, a los hospitales. Se trata de personas que hace meses presentaban signos y síntomas sugestivos de algún tumor, pero decidieron no acercarse a los servicios de salud en los momentos más fuertes de la pandemia.
Ya sea por temor a contagiarse de la covid-19 o por la dificultad que había en esos meses para recibir tratamiento para otras enfermedades, lo cierto es que estas personas no consultaron a tiempo sus sospechas de algún tumor como se hacía antes de la emergencia sanitaria.
La situación la analizaron oncólogos latinoamericanos reunidos esta semana en Mendoza, Argentina, en un seminario para periodistas sobre medicina de precisión en oncología, organizado por Pfizer.
Datos disponibles para Estados Unidos, que comparan los periodos de marzo a julio del 2019 y del 2020, revelan caídas de hasta un 85% en los tamizajes para deteccioń temprana, por ejemplo, en cáncer de mama, y de un 56% en cáncer de pulmón.
Las visitas médicas por una sospecha de cáncer bajaron un 74% en los primeros dos años pandémicos en ese país, y la reducción de nuevos pacientes oncológicos superó el 60%, reveló Roberto Uehara, vicepresidente de médico para Oncología, para los mercados emergentes del laboratorio Pfizer.
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“Hay que imaginar el impacto en nuestros sistemas de salud, mucho más frágiles. Por eso, se vuelve urgente retomar y asegurar que la agenda de los pacientes con cáncer siga adelante”, recalcó Uehara, al tiempo que hizo un llamado a las personas a consultar en cuanto tengan alguna sospecha.
Aunque los centros de salud en muchos países de la región —incluido Costa Rica— priorizaron durante los primeros meses de esta crisis a los enfermos oncológicos en seguimiento, la cantidad de estos también disminuyó. Estados Unidos reporta hasta un 70% de caída en la atención de estos casos.
Un estudio en 11 países latinoamericanos, incluida Costa Rica, de la America’s Health Foundation, reveló en junio anterior escenarios muy preocupantes para los enfermos de cáncer.
En uno de ellos, el 93% de los médicos consultados para el estudio informaron de que, al momento del diagnóstico, sus pacientes consultaban en etapas avanzadas del cáncer.
En otro escenario, un 82% de los centros de salud permanecieron abiertos durante los primeros meses pandémicos, pero el 50% de ellos registró una reducción de las cargas de trabajo en cáncer.
Estos atrasos en la detección de esta enfermedad, la segunda en mortalidad en el mundo entre los padecimientos no transmisibles después de los males cardiovasculares, generarían un impacto de al menos $1.500 millones en los próximos cinco años, de acuerdo con el estudio de la America’s Health Foundation.
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Fernando Petracci, oncólogo del Departamento de Cáncer de Mama del Instituto Alexander Fleming, en Argentina, explicó que en este momento los servicios de salud están viendo las secuelas del atraso en la detección precoz del 2020 y del primer semestre del 2021, pero advirtió que los números reales se verán en un par de años.
Explicó que los tumores que antes llegaban en estados tempranos, ahora se detectan en estados dos, tres y cuatro veces más avanzados. Son tumores con menos oportunidades de curación y para los cuales se requieren más tratamientos y de mayor costo. Por ejemplo, una o varias quimioterapias y cirugías más amplias.
Aumento de mortalidad y costos
El efecto del diagnóstico temprano en cualquier enfermedad, sobre todo en cáncer, es medular. Un diagnóstico tardío tendrá consecuencias en la morbilidad (enfermos con más complicaciones asociadas), en la mortalidad y en el costo para los sistemas de salud del tratamiento que se le dé a un paciente con un cáncer avanzado.
Solo en cáncer de mama, la tasa de supervivencia es significativa si a la paciente se le detecta el tumor en un estado 1: un 95% de quienes se encuentren tempranamente este tipo de cáncer estarán vivas en un plazo de cinco años.
Pero si el diagnóstico ocurre en estado 4, conocido como enfermedad metastásica porque se diseminó a otras parte del organismo, la supervivencia de las pacientes con este perfil disminuye a un 20% en un plazo de cinco años, informó la oncóloga Alexandra Guarín, experta en cáncer de mama.
“Hoy en día estamos viendo a las pacientes que no hicieron consulta en el 2020. Son personas a quienes les correspondía hacer la mamografía y otros estudios. Están llegando con tumores más grandes”, confirmó la oncóloga.
Es por esta razón que Luis Alberto Suárez, director médico de Oncología para América Latina, de Pfizer, recomendó la diseminación de información médica con enfoque educativo entre los pacientes, para motivarlos a volver a consultar.
“La atención del cáncer fue parada, no hubo investigación y tampoco soporte porque todo el foco fue salir de un desastre mundial como la covid”, aseguró el oncólogo, quien aboga por educar a los pacientes para que vuelvan a sus controles y a que pregunten al médico en cuanto sientan algún síntoma sospechoso.
Suárez admite que la pandemia “superó al mundo; incluso, al primer mundo”. Para él, la falta de diagnóstico temprano probablemente aumentará la mortalidad, aunque seguramente desde ya, recalcó, hay un subregistro importante de muertes por cáncer.
Cada año, se diagnostican 18 millones de casos nuevos de cáncer en el mundo. Solo en el 2020, diez millones de personas fallecieron por esa causa, según datos de Globocan citados por Alexandra Guarín.
En Latinoamérica, la cantidad de diagnósticos anuales ronda los 1,4 millones de casos nuevos, con más de 700.000 muertes al año. Los tipos más comunes son los de mama, pulmón, colorrectal y próstata.
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