El Ministerio Público investiga desde hace varios meses el hurto de al menos 20 córneas en el Banco de Ojos de la CCSS, las cuales fueron donadas para ser trasplantadas a asegurados con problemas en su vista.
La Fiscalía indicó a La Nación que por el momento no hay un imputado individualizado en el caso.
De lo ocurrido también dio cuenta la gerente médica de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), María Eugenia Villalta, quien reconoció que lo ocurrido sucedió por falta de controles.
Además, este diario tuvo acceso al informe que a finales del año pasado emitió la Auditoría Interna sobre una pesquisa que hizo al respecto y que llevó a la presentación de la denuncia ante la Fiscalía.
De acuerdo con los informes, que se basan en actas y entrevistas a funcionarios del Banco de Ojos, el exempleado de esa dependencia habría sacado las 20 córneas entre el 2012 y marzo del 2013, mes en que renunció a su cargo tras cinco años en el Banco, al alegar “crecimiento profesional”, según consta en la carta que entregó a la directora de la Clínica Oftalmológica de la Caja, órgano superior al Banco.
Según la Auditoría, el exfuncionario se llevaba las córneas a una clínica privada “con el pretexto de hacer una falsa investigación”. La salida de insumos de la Caja, y especialmente de órganos y tejidos humanos, está totalmente prohibida.
Sobre ese punto, la Auditoría cuestiona al exempleado que nunca “aportó evidencia de las presuntas investigaciones en las que se utilizaron las córneas”.
Otro cuestionamiento contra el médico es que, de haber realizado las investigaciones, habría necesitado las aprobaciones de “algún Comité de Bioética de la institución”, dice el informe. Ese permiso nunca fue extendido.
Por otra parte, los funcionarios del Banco de Ojos testificaron que el médico se llevaba las “córneas viables”; es decir, aquellas que sí servían para ser trasplantadas.
La córnea es un tejido transparente y curvo que se ubica al frente del ojo y representa dos tercios de la capacidad total de enfoque del ojo.
Más señalamientos. Además de esos tejidos, el médico habría hurtado una cantidad importante de membranas amnióticas, las cuales son tomadas de las placentas durante los partos y luego de un tratamiento son usadas para el recubrimiento de lesiones en superficies oculares.
En los documentos que tiene La Nación está, incluso, el listado de las 15 personas fallecidas a las que les extrajeron las córneas.
En el sector público los trasplantes de esa parte del ojo se realizan únicamente en la Clínica Oftalmológica de la Caja, pero también es posible acceder a esa cirugía desde el sector privado.
Para esto último no es posible conseguir córneas en Costa Rica, por lo que la única manera es recurrir al extranjero, donde sí hay centros autorizados.
En el mercado internacional, una córnea tiene un costo de hasta $2.000, mientras que un trasplante por lo privado promedia un costo de $5.000, de acuerdo con llamadas realizadas por este diario a varias clínicas nacionales.
En datos de la Caja solicitados por este diario, se informó de que en el 2013 se realizaron 187 trasplantes de córneas y, hasta ayer, había 560 pacientes en lista de espera para un trasplante de ese tipo.
La gerente médica de la Caja evitó referirse al caso como un posible tráfico de órganos y prefirió enmarcarlo como una falta al control interno de la entidad.
Esta investigación se suma a otros casos que han golpeado recientemente a la Caja, como el eventual involucramiento de nefrólogos del Hospital Calderón Guardia en una red internacional de tráfico de órganos y hasta el abandono, por parte de un médico, de una cirugía cardíaca en el Hospital Nacional de Niños.