Históricamente la menstruación ha sido incomprendida. al punto de catalogarse como algo impuro (según la Biblia). Y si bien es algo natural que toda mujer experimenta, aún es un tema sobre el que hay mucho desconocimiento y poca empatía.
Por mucho tiempo las mujeres han sido adjetivizadas con palabras como “regluda, chineada o pendeja” por manifestar las dolencias (a veces incapacitantes) que se presentan durante el periodo.
Además de lidiar con incomprensión, dolores y fuertes sangrados, hay muchas niñas, adolescentes y mujeres que durante su menstruación no tienen el acceso a los productos de higiene menstrual necesarios, o que incluso no saben cómo actuar por falta de conocimientos.
Es necesario hablar y aprender sobre menstruación. ¡Hagámoslo!
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“En un día podía gastar dos paquetes de toallas”, cuenta Andrea Zamora, mujer costarricense de 38 años. A veces su menstruación era tan fuerte que le derivó en anemia. Además del abundante sangrado, experimentaba un dolor intenso que le “exigía” estar acostada.
Siendo adolescente, una vez sacó un 30 de calificación porque no hizo con detenimiento ni analizó el examen por el terrible dolor que sentía durante su menstruación. La profesora le dijo que esa no era una causa para detener la prueba.
Cuando entró a laborar, el tema tampoco era sencillo. Por su trabajo como periodista, la mayor parte del tiempo estaba fuera de una oficina; en los días de regla el dolor era insoportable y por el fuerte sangrado más de una vez “tuvo accidentes”: con esto se refiere a que su menstruación se traspasaba y manchaba su ropa. Recuerda que un compañero siempre fue comprensivo y la ayudaba a buscar baños para ella poder cambiarse.
Luego de ser madre, esta comunicadora experimentó una menstruación más intensa. Su ginecólogo le recetó métodos anticonceptivos para que su periodo se regulara y desde entonces todo cambió. Hoy “no la pasa tan mal” cuando menstrúa.
Cuando trascendió recientemente el proyecto de ley “Licencia Menstrual para las mujeres y personas menstruantes trabajadoras y día de descanso para las estudiantes con dolores menstruales, expediente N° 23.706″, Andrea se sintió identificada.
“Yo sufrí mucho. Y sé que la gente minimiza lo que se vive con la menstruación porque asume que una exagera y que se pasa de chineada”, lamentó Zamora. A ella nunca le diagnosticaron ninguna condición médica que revelara por qué la pasaba tan mal durante sus periodos menstruales.
El proyecto de Ley 23.706, presentado por la diputada Priscilla Vindas, del Frente Amplio, tiene el propósito de que se establezca el derecho a un día libre mensual con goce de salario a aquellas mujeres trabajadoras del sector público y privado que presenten “dismenorrea (dolor del útero) o dolores menstruales”. Dependiendo del caso, la licencia podría extenderse hasta por tres días, siempre y cuando se justifique que los síntomas son agudos.
Esta iniciativa explica que quienes requieran gozar del permiso deben presentar un dictamen médico en el que se evidencia que se le diagnosticó dismenorrea o alguna otra condición.
Como el mismo nombre del proyecto lo dice, las licencias o días de descanso también contemplan a las estudiantes.
Datos de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) incluidos en el cubo de incapacidades de julio 2023, indican que entre el 2021 y 2022 fueron incapacitadas 5.303 personas por tres diferentes tipos de dismenorrea, entre ellas la no especificada, la primaria y la secundaria. (Vea el recuadro adjunto).
Los dolores incapacitantes, fuertes sangrados y otras condiciones relacionadas con la menstruación no son lo único con lo que lidian las mujeres. Muchas otras se enfrentan también a la pobreza menstrual.
Hay mujeres y niñas en el país que no tienen acceso a productos de higiene menstrual. Familias o jefas de hogar que no tienen la posibilidad de incluir en sus compras toallas sanitarias, tampones o una copa menstrual. Ese fue el caso de Verónica, quien visibiliza una realidad aún presente en Costa Rica.
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-Paola Jiménez, 44 años.
“Durante la menstruación sufro de dolor intenso de cabeza y útero, además de náuseas, vómitos y me cuesta caminar por la inflamación. Me he desmayado por el dolor”.
-Amanda Vargas, 31 años.
“Me incapacito mucho debido a todos los síntomas que me provoca mi periodo”.
-Mariel Campos, 30 años.
“Tengo dismenorrea atípica y esto me ha llevado muchas veces al hospital”.
Lidia Mora, 44 años.
“A mí me da muy mal. Nada me detiene el sangrado. Luego de que naciera mi hijo se me presentan hemorragias que no paran con nada. Paso dos días verdaderamente miserables”.
-Yenci Aguilar, 39 años.
“A mí todos los meses me pasa igual. Tengo que tomarme dos analgésicos en la mañana y dos en la noche para lograrlo durante el día. Si no me los tomo, paso con dolor de piernas, de pechos, de cabeza y aquellos dolores terribles de ovarios. Una vez hace algunos años la menstruación me pegó muy duro y pasé todo el día en la cama. No podía hacer nada. Ahora sé que apenas me viene la regla debo estar empastillada para poder salir adelante”.
Imposible de ignorar
En el despacho de la diputada Priscilla Vindas trabajan seis personas (incluyendo a la legisladora): cinco son mujeres. Por eso es usual que ahí se den conversaciones relacionadas con dolores menstruales, cólicos y de lo difícil que en ocasiones es desenvolverse en el trabajo y el estudio en los días de menstruación.
Vindas fue quien presentó el proyecto de Ley que, de ser aprobado, brindaría entre uno y tres días a las trabajadoras y estudiantes que requieran licencia a causa de lo incapacitante que es su menstruación.
“El proyecto surgió de la inquietud de explorar la legislación de otros países y analizarla para poder implementarla en Costa Rica y así tener legislación. Con esto podríamos garantizar esa licencia para las personas que la necesiten debido a una afectación comprobada con dictamen o afectaciones puntuales durante el mes que llevan a dolores incapacitantes”, comentó Vindas, de 29 años.
En su actualidad, la congresista no sufre tantos malestares por la menstruación como cuando era una adolescente. Cuenta cómo en ocasiones su mamá tenía que ir a recogerla al colegio o bien, que ella permanecía “echa un puño” sin prestar atención en clases por lo mucho que le dolía.
“Ya adulta he tenido dolores que afectan, pero desde mi vivencia puedo decir que ‘me salvo’ en comparación a lo que sé que viven otras compañeras, amigas, mujeres y personas menstruantes que tienen endometriosis o un periodo más doloroso. Recuerdo cuando no prestaba atención en clases por el dolor y este es el día a día de quienes menstrúan. Muchas veces el desempeño en el trabajo o en el estudio se ve afectado”.
Para la legisladora es importante hablar de menstruación porque continúa siendo un tema tabú con el que muchas mujeres deben lidiar cada mes. En palabras de Vindas, el tema debe ponerse “en la palestra” porque en miles de casos (basándonos en los números brindados por la CCSS) es muy difícil hacer vida normal cuando se tiene la regla.
“Si la sociedad se abre, se normaliza el tema y se pone como tema de discusión: así va a haber comprensión alrededor del ciclo menstrual”.
Tras presentar el proyecto, la diputada cuenta que ha recibido críticas, sobre todo, de parte de hombres. Recuerda el comentario que hizo un usuario en redes sociales diciendo que “él también quería una licencia pero para ver la Champions”. Ante el desconocimiento y la incomprensión sobre la menstruación, Vindas resalta la importancia de naturalizar el tema.
“Quienes tengan la licencia no es que se van a quedar en la casa viendo series. Dependiendo de la condición hay quienes van a estar en la cama casi que sin poder moverse. Es muy difícil trabajar en esas condiciones. Hay quienes aunque se tomen fuertes analgésicos continúan con el mismo dolor. Y hay quienes trabajan así, expuestas al sol, de pie. Este no es un tema de vagabundería”.
Vindas considera que es posible que su iniciativa llegue hasta la Comisión de la Mujer de la Asamblea Legislativa. A partir de agosto se retomaría la discusión.
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Hay quienes, durante su menstruación, continúan con el mismo dolor, aunque tomen analgésicos. Y hay quienes trabajan así, expuestas al sol, de pie. (La licencia) no es un tema de vagabundería”.
— Priscilla Vindas, diputada
Justicia menstrual
Otro proyecto de Ley busca dignificar la experiencia de niñas, adolescentes y mujeres con la menstruación.
Este 2023, el proyecto de ley N° 22.421, llamado Menstruación y Justicia, volvió a tomar relevancia en la corriente legislativa. La iniciativa se presentó inicialmente en el 2021 por las entonces diputadas del Partido Acción Ciudadana.
El texto del proyecto, que está en la Comisión de la Mujer, fue robustecido y tiene tres pilares fundamentales relacionados con “abaratar el precio de los productos de higiene menstrual como toallas sanitarias, protectores y copas menstruales, mediante su inclusión en la canasta básica, en la que existe un impuesto al valor agregado (IVA) del 1%”, informó La Nación en enero.
Asimismo, si la iniciativa se convierte en ley, los centros penitenciarios y de migración deberán suplirle los productos de higiene menstrual a quienes lo requieran (al cierre de la versión impresa de este texto no se recibió el dato solicitado al Ministerio de Justicia y Paz sobre la cantidad de productos sanitarios que se les entregan a las privadas de libertad para atender su menstruación). De igual manera deberán estar disponibles en escuelas y colegios.
Finalmente, “la propuesta delega en el Ministerio de Salud, la Caja Costarricense de Seguridad Social (CCSS) y el Instituto Nacional de las Mujeres (Inamu), campañas de promoción de la higiene menstrual, así como la difusión de alternativas de productos, como las toallas sanitarias sostenibles”.
La diputada socialcristiana Melina Ajoy habló del proyecto que apoya y que busca la “justicia menstrual”.
“El proyecto de Menstruación y Justicia se encuentra actualmente en la comisión de la Mujer (...) y básicamente lo que busca es incluir los productos de higiene femenino y menstrual dentro de la canasta básica para que paguen solamente el 1% del IVA. En el texto base había productos más limitados. En el nuevo texto que se dictaminó se incluyen productos que actualmente están dentro del mercado y que son necesarios para muchísimas mujeres”, detalló.
La diputada dice que el propósito de esta iniciativa es establecer responsabilidades ante el Estado con relación a la salud e higiene menstrual y los derechos en esta materia. Adicionalmente, recalcó la inclusión del tema en la educación, lo que significa que se incluya una malla curricular en los centros educativos para que así las niñas y adolescentes tomen decisiones informadas sobre cómo gestionar su menstruación de manera “digna, segura y privada”.
“Considero que en la entrada de las sesiones ordinarias, ya se ponga a conocimiento nuevamente en comisión y que logre pasar a plenario para que sea una Ley de la República”, afirmó.
“Cambiemos la regla”
En enero de este 2023, la escultura de la Chola, ubicada en San José, abogó por la higiene y salud menstrual. La creación, del artista Manuel Vargas Murillo, fue protagonista en la campaña Cambiemos la regla, impulsada por la organización Nosotras Women Connecting para impulsar el proyecto de Ley N.º 22.421, y “promover y garantizar las acciones del Estado Costarricense en salud e higiene menstrual”.
Nosotras Women Connecting “es una iniciativa que potencia el liderazgo en las niñas, adolescentes y mujeres de Latinoamérica”.
Como se mencionó antes, el proyecto de Ley busca entre otras cosas que el acceso a los productos de higiene menstrual sea posible para todas las mujeres.
Estimaciones divulgadas por Nosotras Women Connecting indican que si la vida fértil de una mujer se entiende por cuatro décadas y anualmente tiene cerca de 13 ciclos menstruales de cinco días cada uno y debe usar seis toallas diarias (tomando en cuenta la recomendación de cambiarla cada cuatro horas), esto implicaría comprar 30 toallas por periodo.
Al año se necesitarían unas 390, con un precio mínimo de ¢90 cada una. Si esto se multiplica por 40 años, una mujer requeriría más de 15.600 toallas durante todas las menstruaciones de su vida. Esto podría llegar a costar hasta ¢1.400.000. Para muchas personas estos números representan un lujo que no se pueden permitir.
“Las cifras de estos costos, por una condición biológica de la mujer, son muy altas y se convierten en un lujo que muchas no pueden pagar, por lo que deben de recurrir a usar periódicos o trapos durante su periodo, y en el caso de algunas niñas o adolescentes dejan de asistir a los centros educativos durante el período por esta misma situación”, afirmó Marysela Zamora, presidenta de Nosotras Women Connecting, en enero.
En una entrevista reciente con La Nación, Zamora celebró la reactivación del proyecto de Ley y que el texto “haya mejorado”. Dice que por ahora las bancadas del Partido Liberación Nacional, Frente Amplio, Unidad Social Cristiana y Partido Liberal Progresista apoyan la iniciativa de justicia menstrual.
“El texto ahora incluye cosas fundamentales que lo hacen sobresaliente a la luz internacional. Se solicita que los productos de higiene menstrual estén en lista de la CCSS para cubrir poblaciones que no estaban cubiertas antes. Con la cobertura de la Caja podemos llegar a familias de bajo ingreso, mujeres que no tienen acceso a comprar productos menstruales”, comentó.
Desde la organización que representa, Marysela ha conocido niñas, adolescentes y mujeres que han experimentado la pobreza menstrual. Cita el ejemplo de una joven de la comunidad indígena que ante la imposibilidad de comprar toallas sanitarias utilizaba hojas durante su menstruación.
De igual manera, ejemplificó esta realidad con el caso de madres cuidadoras de personas con discapacidad, que salen adelante gracias a una pensión que pocas veces alcanza para que ellas puedan adquirir sus toallas sanitarias, tampones u otra alternativa.
En cuanto a las estudiantes, manifestó la necesidad de que las niñas y adolescentes cuenten con los productos necesarios para que puedan asistir tranquilamente a estudiar y que no pierdan sus lecciones por falta de artículos de higiene menstrual.
Según la organización Nosotras Women Connecting, como mínimo, una mujer requeriría más de 15.600 toallas durante todas las menstruaciones de su vida. Esto podría llegar a costar hasta ¢1.400.000.
Zamora destaca la importancia de la educación menstrual porque cuenta que durante el trabajo que realizan desde Nosotras Women Connecting con niñas y adolescentes, ellas mismas han manifestado que no tienen mucho acceso a información de este tipo. Por ahora la organización, junto al Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), está llevando conocimientos a algunos centros educativos.
Añadió que para la organización es importante continuar con la campaña Cambiemos la regla en Costa Rica y seguir trabajando internacionalmente “para que los derechos menstruales sean parte de la política pública de los países de todas las regiones del mundo, acabando así con la pobreza menstrual que limita el ejercicio completo de los derechos humanos de las niñas, adolescentes y mujeres”.
Aprendamos sobre menstruación
La menstruación siempre ha sido incomprendida. Aquí le presentamos información que hay que conocer sobre la regla
FUENTE: Danilo Medina, ginecólogo y obstetra con 40 años de experiencia de la CCSS. || INFOGRAFÍA GN / MARICEL SABORÍO
Pobreza menstrual
Verónica tiene 35 años y es una profesional exitosa. Su nombre no es el verdadero: su historia sí. Esta mujer habla de su vivencia con identidad protegida por lo personal del tema. Sabe que con sus palabras rompe tabúes y visibiliza la realidad que aún viven muchas mujeres.
Esta costarricense pasó por pobreza menstrual y también tuvo poca información sobre la regla. Creció en un pueblo ubicado a 40 minutos del centro de Parrita, en Puntarenas: a unas tres horas de San José. Tan cerca y tan lejos de lo que necesitó en determinado momento.
Ni en su casa ni en la escuela le hablaron sobre menstruación. Tenía 12 años cuando se le presentó. Sus hermanas mayores le habían comentado que se sangraba una vez al mes, pero no sabía mucho más.
La menstruación le llegó por primera vez mientras estaba en la escuela. Su instinto la llevó hasta el baño y utilizó papel higiénico para que sirviera como “algo” que absorbiera el flujo. Verónica llegó a casa y habló con su mamá. La señora le dijo que había algunas opciones pero que la más efectiva, la de las toallas sanitarias, no estaba disponible para la familia. Primero porque no había dinero y tampoco un lugar cercano para adquirirlas.
La madre le enseñó a la niña a resolver utilizando trapos y plástico. El trozo de tela se doblaba en tres. Sobre la ropa interior se colocaba un rectángulo de bolsa plástica y encima los retazos. Durante las menstruaciones de unos tres años, esa fue la “toalla” que conoció Verónica.
Su efectividad no era la mejor. Para la muchacha fue muy incómodo, sobre todo cuando estaba en clases. Una vez no se movió de su asiento durante todo el día porque su periodo era tan abundante que su pantalón se manchó. No quería que nadie la viera y se tapó con su mochila.
A sus 14 años llegó a San José, donde vivía su hermana. Ese fue su primer encuentro con las toallas sanitarias. Su familiar las compartía con ella. La primera vez y por total desconocimiento, se colocó el implemento sanitario al revés. Fue doloroso y por poco y les toma mala fe.
Fue hasta hace unos tres años que Verónica habló de su vivencia durante un encuentro con sus primas. El tema le causa un poco de pena, pero sabe que es importante mencionarlo porque hay muchas mujeres que pasaron y pasan por situaciones similares.
“Desde mis 14 años vivo en la capital y ha sido natural tener acceso a estos recursos menstruales, es tan sencillo ir al supermercado y comprar toallas sanitarias. Creo que el cambio se empieza a generar con la información y compartir este tipo de experiencias que son reales y que uno no las anda contando a todo el mundo”.
Verónica resalta que hablar de estas experiencias ayuda a que sucedan cambios: “Es algo tan íntimo que hay tabú y vergüenza, por eso es fantástico que haya proyectos de ley alrededor de la menstruación. Que el tema se normalice y que ojalá las próximas generaciones vean natural, desde los cinco o 10 años, hablar de menstruación. Ahorita hay niñas que tienen su primer periodo y no tienen idea de cómo ponerse una toalla. Otras ni siquiera tienen una”.
Aprendamos sobre menstruación
Danilo Medina, ginecólogo, oncólogo y obstetra con 40 años de experiencia trabajando en la Caja Costarricense de Seguro Social, esclareció algunas de las dudas más frecuentes relacionadas con la menstruación.
El médico empezó comentando que la menstruación no se puede generalizar como algo que es igual para todas las mujeres, pues siempre habrá factores internos y externos que marcarán diferencias.
La nutrición; mucha delgadez o sobrepeso; diferentes enfermedades o condiciones; estrés; el sedentarismo; el consumo de nicotina, drogas o alcohol, entre otros, son algunos de los factores que varían la menstruación de las mujeres.
En el caso de las adolescentes, la variación del periodo tiene que ver, sobre todo, con el proceso que va de la inmadurez a la madurez del ciclo hormonal.
“Si usted le pregunta a 10 mujeres cuánto y cómo menstrúan y cuál es su sensación, cada una va a decir algo diferente. Cada una sabe las características de color, cantidad, si molesta o no, si se presenta como un goteo o es muy abundante”, comentó.
Medina explica que para tratar los dolores menstruales o diferentes manifestaciones derivadas de la regla hay diferentes medicamentos que van desde analgésicos hasta tratamientos más fuertes. Hay opciones más allá que la pastilla de venta libre que siempre se relaciona con menstruación.
Los antiinflamatorios y analgésicos se utilizan comúnmente para disminuir la contracción del útero, que es lo que causa el dolor. El médico explicó que lo que duele no son los ovarios.
Durante el periodo, otro medicamento que recetan los especialistas son los antiespasmódicos, pues durante la menstruación las hormonas (el ciclo está regulado por hormonas) influyen en el intestino y el vientre bajo se inflama.
En el caso de quienes presentan una menstruación muy abundante, se recomienda mejorar la coagulación, pues una mujer podría presentar anemia.
“Cuando el sangrado es abundante ofrecemos tratamiento a base de hierro. El hierro ayuda no solo a controlar el sangrado, sino a prevenir anemia. Contamos con medicamentos según sea el caso: los hay leves, moderados y severos. A veces ponemos hasta hierro intravenoso. Hay ocasiones en las que hasta las transfusiones sanguíneas son necesarias, ocurre en situaciones muy severas, pero pasa”.
El ginecólogo comentó que algunas de las enfermedades más presentes en las mujeres son la endometriosis, que muchas veces se da desde la adolescencia y hasta el final de la edad reproductiva. Otra condición son los fibromas en el útero, grandes o pequeños y que con su presencia provocan sangrados abundantes. Los pólipos endometriales son otra afección muy presente, así como los quistes o tumores en los ovarios.
“A través del tiempo y viendo la cantidad de mujeres que llegan a los servicios de emergencias que dicen que dolor es insoportable, que vienen de las fábricas y sus diferentes lugares de trabajo para ser examinadas, de verdad que se necesita tener claridad para ver qué les acontece. El reposo ayuda, pero hay enfermedades que hay que controlar, porque es algo que si no se les va a presentar cada mes y hay que controlarlo”.
Medina destacó la importancia de que todas las mujeres tengan acceso a los productos de higiene menstrual necesarios y que además de aportar limpieza, evitan infecciones.
“He tratado de empatizar al pensar que la mujer mes a mes tiene que sangrar. Me las imagino hace 10 años usando paños, ahora existen más implementos que no solo cumplen la función de recoger. Por dicha no solamente tenemos toallas y tampones; ahora hay copa, hay muchas posibilidades de que la mujer tenga sus implementos y que sean de buena calidad”.
El doctor Medina resaltó la importancia de hablar de la menstruación, pues asegura que aún en pleno siglo XXI hay mucha desinformación. Invita a que la información del tema se brinde desde temprana edad en centros educativos, en los hogares y también a través de los servicios médicos.
Apoyo privado
Las marcas Saba y Kotex, posicionadas en el mercado costarricense por su oferta de productos de higiene menstrual, fueron consultadas para este reportaje sobre su trabajo social en torno a la menstruación.
En mayo del 2022, Saba, marca de Essity, ofreció charlas gratuitas que enseñaban a mamás y papás a hablarles sobre menstruación a sus adolescentes. En esos talleres se abordaron temas como los cambios físicos y psicológicos cuando se presenta el periodo menstrual.
“A lo largo de los años nos hemos enfocado en la educación de las niñas que son quienes viven el proceso de menstruación, pero también consideramos importante que la conversación sea abierta con todo el círculo de apoyo, empezando por los papás y mamás”, comentó en su momento Carolina Solórzano, coordinadora de la marca Saba.
Otro de los aportes de la marca ocurrió en agosto del 2022, cuando Saba donó a mujeres privadas de libertad 1.200 piezas de ropa interior especial para utilizar durante el periodo (sin necesidad de otro producto), pues retiene el flujo menstrual y evita que se traspase. Las piezas las pudieron usar por varios ciclos porque fueron diseñadas para lavarse en repetidas ocasiones.
Las beneficiadas en esa ocasión fueron las residentes del Centro de Atención Institucional (CAI) Vilma Curling en Desamparados, y de los Módulos de Mujeres Regionales ubicados en Pérez Zeledón y Liberia, entre otras.
“Incluimos a la población de centros penitenciarios, ya que por lo general, las necesidades suelen superar la capacidad institucional para brindar diferentes alternativas para el periodo”, mencionó Solórzano.
Educación y ayuda
En 1919 la empresa Kimberly-Clark lanzó al mercado Kotex, su primera toalla sanitaria. Fue una compresa femenina creada con algodón.
Desde entonces han pasado más de 100 años y la marca ha cambiado su imagen y mensajes. Fue en el 2016 cuando se enfocó en campañas que buscaron romper tabúes alrededor del periodo.
En tiempos recientes, la reconocida marca también se enfoca en no solo dar un mensaje, sino en educar y contribuir con quienes lo requieren.
Juan Felipe Ojeda, director de mercadeo de cuidado personal para Kimberly-Clark en Latinoamérica Norte, dijo a La Nación que además de contar con el programa Ella Puede, que busca que las mujeres y niñas persigan sus sueños, tienen las campañas #NoMásEstigma y #SoyUnNuevoCiclo para ”sensibilizar a la sociedad sobre algo tan natural como la menstruación”.
Kotex lleva charlas educativas a escuelas y colegios sobre empoderamiento femenino y sensibilización acerca de la menstruación.
En cuanto a la donación, la marca entrega toallas sanitarias y protectores diarios al Banco de Alimentos de Costa Rica para que estos productos de higiene menstrual lleguen a comunidades vulnerables donde muchas mujeres viven la pobreza menstrual.