De los 50 días de “experiencia” sobre covid-19 acumulados en Costa Rica, se han sacado numerosas lecciones.
El país aprendió, por ejemplo, la importancia de impulsar el teletrabajo, no solo para las empresas y los trabajadores: también porque es bueno para el ambiente. Aprendió la relevancia de mantener las medidas higiénicas básicas, como el lavado de manos estricto; con potencial de salvar vidas pese a ser tan sencillo.
Los costarricenses también aprendieron a no exponerse en lugares públicos si no es absolutamente necesario; sobre todo, si existe Internet para hacer los trámites o si las gestiones se pueden resolver con una llamada telefónica. Aprendieron a proteger a sus adultos mayores al unir esfuerzos del sector público y privado para el envío de medicinas a la puerta de las casas, o con las consultas médicas telefónicas.
La experiencia acumulada, que hasta ahora ha tenido buenos resultados, podría hacer que este lunes 27 de abril el presidente de la República, Carlos Alvarado Quesada, y su ministro de Salud, Daniel Salas Peraza, anuncien algún cambio en las medidas de mitigación que han permitido a Costa Rica mantener bajo relativo control las muertes y el número de enfermos por el nuevo coronavirus.
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Hasta este jueves 23 de abril, 686 personas habían sido confirmadas con covid-19; seis de ellas, murieron.
La famosa curva de casos se ha mantenido estable, a pesar del comportamiento de algunos, que han insistido en salir a las calles cuando no lo necesitan, sin respetar siquiera la restricción sanitaria vehicular.
Pero, ¡ojo! El ministro de Salud no se cansa de advertir que se camina aún sobre terreno minado. La nueva normalidad de la que todos hablan y de la cual también hace eco Salud, implicará retornar a las “cuarentenas” en casa y a otras medidas, si los contagios, muertes y hospitalizados en Cuidado Intensivo se incrementan de forma rápida.
Así viviremos de ahora en adelante: en un zocar y aflojar de regulaciones, mientras no se encuentre una vacuna o una cura efectiva para el nuevo coronavirus. El siguiente es un resumen de la entrevista telefónica con Daniel Salas, realizada una hora después de la conferencia de prensa virtual que ofreció el jueves 23 de abril, en Casa Presidencial.
― ¿Qué anunciarán el 27 de abril? ¿Hacia dónde irán esos primeros pasos que mencionó el presidente Carlos Alvarado, este jueves?
― Lo que vamos a anunciar es cómo nos vamos a mover con ciertos parámetros, siempre viendo la curva. Tampoco voy a decir cuáles parámetros porque sería quemar la noticia, pero es más que todo dar un poco más de claridad sobre la dinámica que vamos a seguir, sabiendo que ya ha pasado un mes y un poco más desde el primer caso y esto nos ha dado cierta experiencia. No es experiencia en el manejo social porque, vea a Singapur, que tenía controlada la curva, pero no tomaron en cuenta los inmigrantes en cuartería y se fueron arriba los casos.
“Nadie es un experto para conocer la ruta exacta, pero el hecho de haber navegado por varias semanas consecutivas con covid-19 nos da cierta perspectiva de cómo podemos hacer esa estabilización, si se quiere decir. Quisiéramos tener esa bola de cristal para saber qué pasará si soltamos aquí y allá. Hay que soltar a ver qué pasa; si no, volvemos hacia atrás”.
― ¿Cuáles datos le han permitido a las autoridades técnicas y políticas analizar un eventual cambio en las medidas?
― Más que todo el comportamiento de la curva, de los internamientos, la evolución y su velocidad es lo que se contempla. No tenemos una ocupación en UCI (Unidad de Cuidado Intensivo) alta. Hay ocho pacientes, pero si el porcentaje de camas libres se comenzara a incrementar, volvemos atrás. Tomamos en cuenta la ocurrencia de los casos en sí, la velocidad, el ritmo de transmisión. Son parámetros que todo el mundo está entendiendo que es una dinámica permanente por covid-19. Vamos a permitir unas actividades, pero esto no será como siempre, será con supervisión y control.
― ¿A qué atribuye usted los números favorables en cantidad de enfermos e internamientos en el caso de Costa Rica? ¿Por qué?
― Decisiones oportunas. Entre ellas, la suspensión de concentraciones masivas. Si hubiéramos durado una semana o poquito más, cuando venían eventos muy fuertes, podríamos haber tenido una curva más difícil de controlar. También el cierre de fronteras, o la suspensión del ciclo lectivo. A eso se han ido sumando las otras medidas: disminución de circulación en la noche o cierre de establecimientos.
“Tampoco puedo quitarle mérito a la respuesta social. Sí ha habido momentos más difíciles porque es una situación dura, pero en general ha habido un compromiso importante de la población, no de toda, pero sí se ha entendido que no podemos esperar a derramar lágrimas por más personas en UCI para esperar a tomar las acciones que correspondan. El país se ha unido. Todos están colaborando: empresa privada, academia, diputados, Poder Judicial... porque todos llevamos el peso de la responsabilidad por covid-19”.
— ¿Se puede entonces hablar de un relajamiento-flexibilización de las medidas? ¿Cómo medirán el riesgo?
― Yo diría que es retomar algunas actividades que no han podido estar funcionando en medio de la covid para que puedan funcionar con restricciones y protocolos específicos de acciones. Y vamos a sacar lineamientos generales para orientar a todos los sectores y grupos de actividades para que puedan redactar también sus propios protocolos. Nosotros verificaríamos que estos tengan sentido de protección para ellos y para la población. Todavía estamos en un terreno minado, donde esto se puede descontrolar y producir un incremento de casos.
― ¿Quiénes están trabajando en el diseño de ese nuevo arranque?
― Básicamente, el COE político (Centro Operativo de Emergencias). Hemos tenido apoyo de la academia para medir los parámetros que nos permitan avanzar.
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― ¿Seguimos en la tercera fase (cuando hay grupos de casos, identificados y aislados)?
― Sí, no ha habido transmisión comunitaria ampliada detectada. Sigue habiendo transmisión local.
― Todos hablan de una nueva normalidad. ¿Qué significa eso para el Ministerio de Salud? ¿Cómo tenemos que seguir viviendo los habitantes de Costa Rica después del covid-19 mientras no salga una vacuna o una cura efectiva?
― Esa nueva normalidad es una que cada país tratará de adaptar a su propia condición. Eso es en todo el mundo. Ningún país está funcionando normalmente. Todos hemos tenido que adoptar un estilo de vida, que requiere mentalizarnos para renunciar a muchas cosas y comportarnos de una forma más higiénica. La rigurosidad higiénica y el distanciamiento físico y social se debe dar en todo momento.
— ¿A qué se refiere con renunciar a muchas cosas?
— Por ejemplo, si se pueden hacer gestiones por Internet o teléfono, esa es la medida preferible. Tratar de no ir a lugares públicos si no es necesario. Si tiene que salir porque no se puede de otra manera, que no vaya toda la familia, que se cuiden bastante, que hagan la diligencia y no vayan por muchos sitios. Si se va a ir al colegio, (no estamos diciendo eso aún), posiblemente no sea con todos los grupos al mismo tiempo. Posiblemente, sea solo algunos grupos, con espaciamiento entre las actividades. No hacer actos cívicos, ni hacer filas frente al comedor. Es toda una nueva filosofía para interactuar en público.
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― ¿Tiene eso alguna relación con lo anunciado por ustedes ayer en Facebook, cuando dijeron que se continuaría con actividades económicas manteniendo el virus controlado, integrando a expertos internacionales para realizar ideas que permitan controlar y cambiar el curso de la pandemia?
― No queremos adelantar porque está en una fase exploratoria de algunas oportunidades de traer tecnología con el acompañamiento de expertos internacionales, que serían ventajas a la hora de esa nueva vida.
— ¿Qué tendría que pasar para ordenar un nuevo “quedate en casa” a la población?
― Que tengamos una cantidad importante de casos, de forma acelerada, internamientos de forma más rápida, una cantidad que no hemos visto en el mes y resto. El “quedate en casa” no es que lo hemos quitado. Eso se mantiene porque no se debe salir a sitios públicos si no es absolutamente necesario. Hágalo, pero cuídese mucho.Teletrabajo es una máxima que sigue manteniéndose en covid.
— ¿Existe alguna cifra clave para identificar cuándo se volvería con las medidas de mitigación y cuándo se relajarían o flexibilizarían?
― Todavía estamos en eso. Lo estamos afinando. No es tampoco un número tan exacto. Esto puede estar a discreción. Podemos entrar a algunas cifras que nos den un poquito de guía con parámetros claros.
― ¿Qué pasó con la propuesta aceptada por OMS (Organización Mundial de la Salud)?
― Estamos en una fase final de definir cuál va a ser el mecanismo de información a países e industrias para la liberación de patentes. El documento final está listo, pero estamos definiendo cuál es el mecanismo para hacer ese llamado y estamos valorando todas esas posibilidades.
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― Covid-19 ha reposicionado al Ministerio de Salud.
― La gente ve muy diferente al Ministerio de Salud. La gente no entendía mucho lo que hacía. Es dificíl entender la rectoría, pero estas situaciones también sirven para esto, porque muestran a instituciones que trabajan y trabajan, pero que no siempre son tan evidentes. Todavía tenemos mucho qué recorrer. Es imposible decir que tengamos inmunidad de rebaño a estas alturas. Se requiere que un 60% o 70% de la población haya tenido la enfermedad.
“Por eso, insisto en que estamos todavía en un escenario fŕagil. Tenemos que estar con mucho cuidado manejándonos en esa línea difícil, donde la parte social y económica también entra en juego. Si nos movemos para un lado, afectamos lo económico y social, pero también podemos afectar la salud y la vida de las personas. Tenemos que programarnos porque tenemos que manejar en esa ruta difícil, no siempre tan clara de ver”.