Los cantones de Talamanca, en Limón, y Montes de Oca, en San José, reflejan los extremos de la natalidad en Costa Rica.
En el 2021, el limonense registró la tasa bruta de natalidad (TBN) más alta del país, con 19,7 nacimientos por cada 1.000 habitantes. Al lado opuesto, Montes de Oca tuvo la menor, con 6,3 nacimientos por cada 1.000 habitantes.
Talamanca está entre los cinco con la TBN más alta en el 2021, junto con Los Chiles (tasa de 17), Osa (15), Río Cuarto (14,9) y Matina (14,5).
La lista de los cinco cantones donde nacieron menos personas por cada 1.000 habitantes, también incluye a Moravia (tasa de 7,27), San Isidro (7,29), Tibás (7,49), y Santa Bárbara (7,64).
Así lo evidencian los datos preliminares del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC) para el 2021 entre los 82 cantones.
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El año pasado, Talamanca subió levemente, pues en el 2020 tenía una tasa de 17,5 y estaba en segundo lugar después de Dota (18,6). Montes de Oca, por su parte, cayó levemente al pasar de una TBN de 6,7 a 6,3 entre ambos años, y siempre en el último puesto.
La TBN es uno de los principales indicadores del comportamiento demográfico en un país. Según explica el INEC, representa el número de nacimientos por cada 1.000 habitantes. El año pasado, el INEC registró una población total de 5.163.021 de habitantes. En el 2020 era de 5.111.221 (51.800 más).
Algunas de las causas por las cuales Talamanca se mantiene en el “top 5″ de los cantones con más natalidad se pueden encontrar en el Atlas de Desarrollo Humano Cantonal del 2021. Están vinculadas con el nivel educativo y las condiciones en la calidad de vida, como acceso al agua potable, salud o servicios de electricidad.
Los datos del Atlas revelan que, mientras Montes de Oca está entre los cinco cantones del país a la cabeza en el índice de desarrollo (ocupa el cuarto lugar después de Santa Ana, Escazú y Belén y antes de Curridabat), Talamanca está en el penúltimo lugar en una lista de 82 cantones (actualmente, Costa Rica tiene 83, con la incorporación de Monteverde).
Junto a La Cruz, Los Chiles y Dota, Talamanca custodia la cola de los cantones más rezagados que fueron analizados en ese momento.
Según el Atlas, elaborado por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y la Escuela de Estadística de la Universidad de Costa Rica (UCR), Montes de Oca tiene una esperanza de vida al nacer de 85 años, en Talamanca es de 77,8 años (7,2 años menos). En el primero, el promedio de años de escolaridad es de 11,6; en el segundo, 5,9 años.
Caída sin freno
Eso sí, pese a lo anterior, la tendencia generalizada en los 82 cantones es hacia la reducción en el número de nacimientos, lo cual encaja con el comportamiento demográfico del país de las últimas dos décadas. Según los datos preliminares del INEC, divulgados el 28 de marzo, en el 2021 hubo 54.289 nacimientos, 3.867 menos que en el 2020.
A partir de esos números, la tasa bruta de natalidad para el país pasó de 11,3 nacimientos por cada 1.000 habitantes en el 2020 a 10,5 nacimientos por 1.000 un año después. En el 2006, por ejemplo, ese indicador era de 16,7 nacimientos por cada 1.000; una década después se colocó en 14,3 hasta bajar a 10,5 el año pasado.
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La coordinadora de estadísticas demográficas de ese Instituto, Olga Araya Umaña, confirmó que la reducción de nacimientos también queda reflejada en una nueva caída de la tasa global de fecundidad (número de niños que tiene una mujer durante su vida fértil), que pasó de 1,4 en el 2020 a 1,3 el año pasado, el más bajo en toda la historia.
En el 2006, ese indicador fue de 1,9; subió a 2 en el 2008 alcanzando ese año la tasa de reemplazo; y desde entonces ha mantenido su ritmo descendente sin visos de lo contrario.
“La disminución es en todo, no solo en las mujeres costarricenses sino también en las extranjeras, especialmente las nicaragüenses. Recordemos que el patrón de fecundidad de las extranjeras en el país se llega a asemejar al nacional. Asumen nuestro patrón. Las extranjeras siempre han tenido un aporte entre el 15% y el 20% de todos los nacimientos. Si no fuera por esto, estaríamos en una tasa de 1,2 o 1,1″, dijo la demógrafa.
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Esta tasa indica que los patrones de natalidad en el país ni siquiera están permitiendo el reemplazo poblacional, que se logra con una tasa de 2 (un hijo para reemplazar a cada uno de los padres). Las proyecciones demográficas es que muy difícilmente, se volverá a un indicador como ese en el futuro, dados los patrones reproductivos actuales, que se caracterizan por la posposición de los embarazos al haber una mayor y más activa incorporación de las mujeres al mercado laboral y profesional.
Contrario a lo que algunas hipótesis planteaban, con el confinamiento del primer año pandémico no se dio ningún repunte en los nacimientos del 2021. La incertidumbre de esta crisis sanitaria, sumada a decisiones de carácter económico, e incluso políticas, como el cambio de gobierno, incitan a las mujeres y a las parejas a evitar más hijos, interpreta Araya.
Las proyecciones demográficas indicaban que en el 2032 el país alcanzaría la tasa más baja de fecundidad: 1,6 hijos por mujer en edad fértil. Con 12 años de antelación, el 2020 sorprendió a todos cuando la tasa se ubicó en 1,4 niños por mujer en edad fértil. Un año después, cae a 1,3.
Entre 1955 y 1960, la tasa global de fecundidad era de seis o siete hijos por mujer, comentó en abril del 2021 el demógrafo y salubrista, Luis Rosero Bixby. En el 2009, la tasa de fecundidad fue de 1,95; en 2011, bajó a 1,86. En 2015, llegó a 1,76 y ya en 2019 alcanzó a 1,56 hijos por mujer.
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Esa tasa tiene al país entre las 20 naciones con los indicadores más bajos. Esa lista la encabeza Corea del Sur (1,08 hijos por mujer en edad fértil), y la completan países como Singapur (1,24), Japón (1,37) y España (1,39).
“Es una caída extraordinariamente acelerada que nadie podía prever o pronosticar. La TGF por debajo de 1,5 ya empieza a ser preocupante. Es posible que esto sea solamente un fenómeno temporal en el sentido de que es una posposición de la edad de entrada a la maternidad que más adelante se recuperará”, manifestó Rosero hace un año.
Del 2019 al 2021 hubo 14.160 nacimientos menos. Esto tendrá consecuencias en el envejecimiento de la población costarricense, la cual ya es una de las más envejecidas de la región de las Américas, y en áreas como la educación, el empleo o las pensiones, en las cuales se deberán realizar ajustes importantes en el futuro inmediato.
El sociólogo Abelardo Morales recomendó, el año pasado, averiguar qué pasa con el comportamiento de estos indicadores en diferentes grupos de población al interior del país, más allá de ver los indicadores globales nacionales.
“Puede ser que esta caída sea influenciada por decisiones tomadas por familias de clase media y clase media alta. Pero, ¿cómo están esas tasas en los grupos populares de más bajos ingresos? Ahí emergen dos preocupaciones: no solo la caída del nacimiento y el envejecimiento, sino el riesgo de que la población que se reproduce esté entre los grupos de más bajos ingresos y menos acceso a oportunidades.
“Esto representa un riesgo para el incremento de las desigualdades, por la vía de un incremento poblacional en grupos de menor ingreso y menor acceso a oportunidades”, advirtió en ese momento.