El niño de seis años internado en el Hospital San Vicente de Paúl y cuya entrega reclamó, este miércoles, un grupo antivacunas mediante violentas manifestaciones, “padece de asma, tiene autismo leve y se encuentra débil”.
Así está consignado en la resolución de la Sala Constitucional que admitió para estudio el recurso presentado por el abogado Arcelio Hernández contra la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS). Según el recurrente, la gestión fue planteada en favor del niño y sus padres, pues alega que el centro médico se niega a darle la salida al paciente por la negativa de los padres de vacunarlo contra covid-19.
La Sala transformó el recurso de amparo en hábeas corpus, al considerar que se trata de un caso vinculado con la libertad personal. Este fue presentado el martes y acogido para estudio el miércoles, el mismo día en que se presentaron los disturbios en el hospital.
Dicho recurso explica que el niño fue ingresado al hospital por una crisis de asma el 18 de enero de 2022 (el hospital indica que fue el 19) y supuestamente ya fue dado de alta, sin que se concrete el egreso.
“No lo dejan salir del centro hospitalario para reunirse de nuevo con sus padres, en razón que estos no consienten que sea vacunado. Añade que el patrocinado quiere primero hacerle al niño diversos exámenes, pues este padece asma, tiene autismo leve y se encuentra débil, debido a que apenas se está recuperando de la crisis asmática. Refiere que sus representados han intentado por todos los medios que les entreguen al niño, pero las autoridades hospitalarias se niegan exigiéndoles que consientan que el menor sea vacunado contra la covid-19″, indicó la Sala.
Sobre estos alegatos se debía informar a las autoridades hospitalarias y del Patronato Nacional de la Infancia (PANI) para que se refieran.
El miércoles, luego del violento ingreso de los manifestantes al centro médico, la directora del hospital, Priscilla Balmaceda, mediante un video, se refirió al caso del paciente, internado en el servicio de Pediatría.
“Ingresa por una patología respiratoria. Durante su internamiento, se solicita valorar por parte de Trabajo Social una condición social del niño. Es por eso que, en este momento, hasta que no tenga el egreso por ambos servicios, tanto médico como de Trabajo Social, no se puede egresar”, explicó Balmaceda.
El asma severa figura como una de las condiciones de alto riesgo en caso de infectarse de covid-19. Los niños con este padecimiento tienen incluso prioridad para recibir la vacuna, según disposiciones de la Caja.
Oposición a vacuna
En el recurso, el abogado también hace señalamientos contra las dosis contra covid-19 para niños. Según él, la “vacuna pediátrica no tiene registro sanitario y tampoco ha sido autorizada por la autoridad reguladora costarricense”.
Afirma que la vacuna “apenas cuenta con una autorización de uso de emergencia de la FDA (Agencia de Administración de Medicamentos y Alimentos de Estados Unidos) y por ende, no puede exigirse la obligatoriedad, más cuando los padres se oponen por posibles riesgos en la salud y la vida de su hijo”.
La vacunación para niños contra la enfermedad pandémica fue avalada en Costa Rica por la Comisión Nacional de Vacunación y Epidemiología (CNVE) del Ministerio de Salud, que el 5 de noviembre estableció su obligatoriedad para esa población, igual que las restantes vacunas del esquema básico.
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A pesar de esa decisión tomada tras analizar estudios y resultados del fármaco, el abogado plantea ante la Sala lo que él considera irregularidades de la CNVE al dictar la obligatoriedad.
“Sostiene (el abogado) que actualmente lo único que existe es una autorización para uso de emergencia para niños de 5 a 11 años, dada por la FDA el 29 de octubre de 2021; y por la temprana etapa de los niños, debe necesariamente asegurarse el consentimiento previo de los padres”, explica el curso de la gestión, que se tramita bajo el expediente No. 21-022502-0007-CO.
Razones de la FDA
El 29 de octubre del año anterior, la FDA autorizó el uso de emergencia de la vacuna contra la covid-19 para niños de entre 5 y 11 años, basada tanto en datos de eficacia como de efectividad mostradas durante los ensayos clínicos.
En el primer apartado, la respuesta inmune de los menores fue comparable con la personas entre los 16 y 25 años, para una eficacia del 90,7%. En cuanto a la seguridad, se indicó que en más de 3.100 niños estudiados no se presentaron efectos adversos serios.
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Para evaluar la eficacia, se evaluaron los resultados de un estudio con 4.700 niños entre 5 y 11 años que se lleva a cabo en Estados Unidos, Finlandia, Polonia y España.
En cuanto a seguridad, se tomaron los datos de más de 4.600 (3.100 recibieron la vacuna, 1.538, el placebo). Se le dio seguimiento durante al menos dos meses a 1.444 niños en el grupo experimental (quienes sí recibieron la vacuna).
Los efectos secundarios más comúnmente reportados fueron dolor y enrojecimiento en el sitio de la inyección, fatiga, dolor de cabeza, dolor de músculos y articulaciones, escalofríos, fiebre, ganglios inflamados, náusea y pérdida de apetito.
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El Centro de Control de Enfermedades de Estados Unidos (CDC) consideró que los beneficios eran ampliamente mayores a los riesgos.
Hasta este lunes 24 de enero, 41.000 niños de entre 5 y 11 años habían recibido el biológico contra la covid-19. De toda la población, 4 millones ya tienen al menos una dosis.