Alicia, de 12 años, no quería volver al colegio, estaba desesperada. Prefería aislarse, ya no quería asistir a actividades sociales. Las burlas que recibía por el aspecto de sus orejas le provocaron depresión y ansiedad.
“Todas las mañanas antes de alistarse era un caos, el pelo tenía que disimularle las orejitas, tenía que plancharlo y arreglarlo de manera que se las cubriera. Los papás al final recurrieron a un cirujano plástico privado. (...) Todo por esos comentarios; estaba desarrollando una ansiedad tremenda”, recordó Dalyana Vargas, psicóloga de la Clínica de Adolescentes del Hospital Nacional de Niños (HNN) y quien ha topado con muchos casos similares en su consulta.
Luego de la cirugía, Alicia se sintió mejor, pero necesitó acompañamiento psicológico con el fin de que volviera a sentirse cómoda interactuando socialmente. Según la especialista, las burlas que recibió le causaron una herida de rechazo profundo.
Las inseguridades e insatisfacción personal que el bullying causó en Alicia, a quien cambiamos su nombre para resguardar su identidad, son las mismas que han vivido cientos de niños, niñas y adolescentes en Costa Rica por el aspecto de sus orejas en asa o prominentes, al punto de ser operados a nivel público o privado para cambiar su apariencia y a la vez, evitar burlas.
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Según la doctora Cynthia Mora, cirujana reconstructiva del Hospital Nacional de Niños (HNN), dentro de las distintas malformaciones que existen del pabellón auricular (orejas), las orejas en asa son consideradas una malformación leve. Por ello, la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) brinda el servicio de cirugía después de analizar cada caso. Usualmente, los niños, niñas y adolescentes son remitidos desde el Ebáis.
“Hay diferentes grados de orejas en asa: unas más grandes y unas más chiquititas. A algunos niños no se les forman todos los pliegues que se tienen que formar en las orejas, depende de lo que no se pliegue, así va el espectro de la malformación. Un niño puede tener una oreja diferente a la otra”, comentó Mora.
La especialista explicó que las cirugías llamadas otoplastias son estéticas y no de función y que al realizarlas se mejora la apariencia del pabellón auricular, se crean los plieguen que no se formaron y se acerca la oreja más “para atrás” para evitar que se vean “tan salidas”.
“Si bien (este tipo de orejas) no afectan la función de audición, a algunos niños les afecta emocionalmente en el sentido de que han recibido bullying. La indicación para que lleguen es que es malformación”, insistió la cirujana, quien recordó que a lo largo de sus 30 años de experiencia siempre se han realizado intervenciones de este tipo.
Desde el 2020 y lo que va del 2024, en el HNN se han realizado 139 otoplastias a niños menores de 13 años. Según la doctora, el número puede variar, pues al ser una cirugía ambulatoria, en ocasiones el hospital contrata a terceros. Se solicitaron datos sobre las operaciones de este tipo realizadas por la CCSS a personas menores de edad en los últimos años, sin embargo, al cierre de edición no se obtuvo respuesta.
Esta cirugía permite mejorar la apariencia y ayudar a aquellos pacientes que han sufrido algún grado de bullying, según la cirujana. Mora comentó que la otoplastia no es recomendable antes de los cinco y seis años, pues la oreja aún está en crecimiento.
“Hay muchos casos, a veces los niños llegan referidos, ni siquiera es porque los papás lo buscan. Llegan a control médico y el médico le dice: tiene orejas en asa, lo puedo mandar (con el especialista). Cuando llegan, hay niños que dicen que lo molestan por las orejas, otras veces no lo dicen. Las niñas ni siquiera quieren hacerse colas, y en el postoperatorio ya vienen con colas”, narró la médica.
Cynthia Mora comentó que a nivel de cirugía reconstructiva también atienden otros casos en los que se mejora la apariencia de lunares gigantes, cicatrices, quemaduras, entre otros, pensando en funcionalidad, y que eso contribuye también en la autoestima de los niños y niñas.
El doctor Gilberto Reyna Waldron, jefe de Cirugía Plástica y de la Unidad Nacional de Quemados del Hospital San Juan de Dios, ha realizado otoplastias a adolescentes. Según la experiencia de sus pacientes, a las personas que nacen con orejas en asa las apodan Dumbo o les dicen parecer un Volkswagen con las puertas abiertas, comentarios que muchas veces lastiman a los menores de edad.
“La oreja crece más rápido que la cara o cráneo. A los siete u ocho años tiene el tamaño y forma adulta. Es muy evidente desde la niñez. Aquí atendemos a los adolescentes después de los 13 años y el mecanismo para que lleguen es con referencia del Ebáis. Normalmente, el médico los refiere a solicitud del paciente”, comentó Reyna.
El médico recalcó que los casos de malformación se valoran individualmente por especialistas de Cirugía Plástica y Reconstructiva, que son los que deciden si se opera.
“Nos fijamos específicamente en la forma o deformidad para decidir si amerita o no (...)”, agregó.
El cirujano comentó que en el servicio de Cirugía, la otoplastia se realiza con cierta frecuencia y que después de que hacen la evaluación técnica en la que deciden realizar la intervención, los adolescentes cuentan que son víctimas de bullying y cómo los molestan en el colegio.
Número de otoplastias para reconstruir orejas en asa en el Hospital Nacional de Niños | Año |
---|---|
13 | 2020 |
10 | 2021 |
25 | 2022 |
58 | 2023 |
33 | En lo que va del 2024 |
‘Casi siempre vienen porque les hacen bullying’
La realización de otoplastias son muy comunes a nivel privado. El doctor Ronald Pino, presidente de la Asociación de Médicos Especialistas en Cirugía Plástica Reconstructiva y Estética de Costa Rica (Amecpre), comentó que en ocasiones los padres y madres llevan a sus hijos nacidos con orejas tipo asa a realizarse la cirugía antes de que entren a la escuela y así evitarles que sufran bullying.
El doctor también recibe a pacientes que llegan en edad escolar o colegial, cuando ya han recibido apodos y burlas en los centros educativos.
“Es todavía peor en la adolescencia, porque en esa etapa entran las inseguridades. Los adolescentes son más propensos a recibir bullying. Ahí ya deciden buscar ayuda a ver qué se puede hacer. Llegan a consultorios privados con esa retórica. Tener las orejas en asa no genera consecuencias físicas, pero sí mentales”, comentó Pino, reafirmando las aseveraciones de su colega Cynthia Mora con respecto a que esta condición no genera repercusiones auditivas.
Desde su experiencia, Pino ha visto como después de la intervención, sus pacientes se sienten mejor consigo mismos.
“Cuando los niños y adolescentes se lo hacen (la cirugía) les cambia la personalidad. Al inicio son tímidos, después vienen extrovertidos”, contó el cirujano.
Pino confirmó que esta intervención no es algo nuevo: la ha realizado durante sus 30 años de ejercicio como cirujano.
A nivel privado esta cirugía oscila entre $2.500 y $3.500. Se desconoce cuánto le cuesta a la CCSS un procedimiento de este tipo.
Andrey Sánchez Duarte, director financiero contable de la Caja, señaló que la institución dispone del Modelo Tarifario para los procedimientos, consultas y atenciones de mayor frecuencia, en este sentido, no se tiene una tarifa específica para otoplastias.
Señales de alerta por ‘bullying’
Cuando los niños y adolescentes están sufriendo bullying por su apariencia física, no siempre lo van a expresar con palabras, sin embargo, pueden manifestarlo de otras maneras. La psicóloga Dalyana Vargas citó algunos de esos comportamientos que pueden alertarle de que algo no anda bien.
- El niño o adolescente se muestra poco comunicativo. Se ve retraído, aislado y tímido.
- Evita involucrarse en cualquier tipo de actividades sociales. Rechaza esos espacios tanto con sus pares como con grupos de adultos.
- Se muestra más sensible: llora fácil o está irritado, enojado. Su conducta puede ser impulsiva y desafiante.
- Muestra signos de ansiedad e inquietud emocional.
- Se deja ver triste, desmotivado y sin ganas de ir a la escuela o al colegio y no dice por qué. La psicóloga explica que a veces no hablan fácilmente, que se sienten lastimados. En ocasiones no logran identificar qué es lo malo que está pasando o también pasa que, como el bullying amenaza y amedrenta, tienen miedo de comunicarlo.
- Hace comentarios negativos o pesimistas de sí mismo. Por ejemplo: “yo no puedo, no quiero, soy malo”.
- Puede negarse a hacer cosas que antes le gustaban mucho.