Facilitar la promoción de la salud mental y la prevención de trastornos como la ansiedad y la depresión desde las comunidades, es una de las mayores fortalezas que tendría de la nueva Ley Nacional de Salud Mental, destaca el Colegio de Profesionales en Psicología.
La normativa fue aprobada en segundo debate por la Asamblea Legislativa este martes 17 de octubre , con el voto unánime afirmativo de los 44 congresistas presentes en el plenario.
Según los psicólogos, con esta nueva ley Costa Rica da un paso ejemplarizante pues enfoca a la salud mental como un proceso de bienestar y desempeño personal y colectivo.
En ese proceso, afirman, cobra relevancia la autorrealización, autoestima, autonomía y la capacidad para responder a las demandas de la vida en contextos familiares, comunitarios, académicos y laborales.
“Celebramos que la Ley Nacional de Salud Mental haga referencia al trabajo articulado, tanto a nivel intersectorial como interinstitucional. Además, valida el trabajo en equipo interdisciplinario como la herramienta idónea para la atención en salud mental.
“Es una ley que reconoce a la salud mental como un campo de acción amplio y diverso, que va mucho más allá de la importancia de garantizar atención digna y de calidad para las personas con trastornos mentales y del comportamiento”, dijo Ángelo Argüello, presidente del Colegio de Profesionales en Psicología.
Para el Colegio, no sería de extrañar que pronto otros países tomen a esta nueva ley como modelo a seguir.
La normativa tiene que salir publicada en el diario oficial La Gaceta. También debe trabajarse un reglamento.
Se trata de una ley marco que plantea la ampliación del número de instituciones obligadas a trabajar en la busca de una adecuada atención a las personas que lo requieran, y que también fortalece la Secretaría Técnica de Salud Mental, con un órgano técnico de apoyo integrado por personas de distintos gremios.
Entre una larga lista de derechos para los enfermos y sus familias que esta nueva legislación se compromete a defender, están los siguientes:
- Recibir atención digna y humanizada, con acceso local e igualitario a prestaciones e insumos necesarios.
- Conocer y preservar su identidad, grupos de pertenencia, genealogía e historia.
- Recibir una atención integral basada en la evidencia científica y las buenas prácticas clínicas, ajustadas a principios éticos.
- Recibir valoración médica completa y adecuada, para analizar la presencia y la causa de trastornos mentales.
- Recibir la opción terapéutica más conveniente según la condición que presente, que menos restrinja sus derechos y libertades, promoviendo la integración familiar, laboral y comunitaria.
Crisis de salud mental
Costa Rica, como muchos países del mundo, es escenario de una crisis de salud mental exacerbada luego de la pandemia de covid-19.
Los hospitales a cargo de atender a pacientes con cuadros agudos de ansiedad, depresión, ideas o intentos suicidas están desbordados.
El año pasado, el Ministerio de Salud registró el número más alto de suicidios en la última década, con 429 personas fallecidas por esta causa.
Las listas de espera por atención en la especialidad de Psiquiatría no han dejado de crecer, situación que se agrava por la salida de médicos psiquiatras de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS).
Un paciente en crisis por tener pensamientos suicidas o intentar quitarse la vida no puede esperar los más de seis meses que, en promedio, tarda un hospital de la Caja para dar la primera cita con el médico psiquiatra.
La lista de espera en Psiquiatría acumulaban al 31 de agosto anterior, 12.123 enfermos, quienes debían aguardar 191 días (6,3 meses) para consultar con un médico de esa especialidad, informó Flavia Solórzano, coordinadora de la Unidad Técnica de Listas de Espera (UTLE), de la CCSS.
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