Las noticias internacionales provenientes de China nos hablan de una nueva ola de covid-19 en la que se contabilizan millones de contagios, cientos de miles de hospitalizaciones y miles de defunciones. Esto comenzó una vez que se levantó la política “cero covid”, que impuso fuertes restricciones de movilidad a los habitantes.
Los números oficiales pintan una escena epidémica mucho más débil, pero especialistas en Medicina, Virología, salud pública y Epidemiología son enfáticos en el “maquillaje” de datos de las autoridades.
Esto motivó a países como Estados Unidos a exigir nuevamente pruebas diagnósticas negativas a quienes ingresen provenientes del país asiático. Otros países se unieron, como Italia, Francia, España y Marruecos, la Unión Europea, que acordó este 3 de enero recomendar la medida a los países miembros.
¿Esta situación podría provocar condiciones similares a las vistas tres años atrás? ¿Nuestra experiencia previa con el virus y las respuestas generadas por infecciones y vacunas lo evitarán? ¿Esto podría afectar de algún modo lo vivido en Costa Rica?
La Nación explora el tema de la mano del médico y epidemiólogo Ronald Evans, de reportes internacionales de prensa y de lo visto en la literatura científica.
En resumen: no existen razones para pensar que volveremos a un “estado cero” como el que teníamos en enero de 2020 y que puso en jaque a países de todas las regiones del mundo. De hecho, la evidencia hasta el momento apunta hacia lo contrario. No obstante, es necesario mantener una vigilancia sobre los acontecimientos.
Pero desmenucemos la situación que tiene diversos componentes, como la población china, las vacunas que se utilizaron allá en comparación con las usadas aquí y el recorrido que han tenido los diferentes virus.
LEA MÁS: Aumenta preocupación mundial por brote de covid-19 en China
¿Qué pasa en China?
LEA MÁS: China ve ‘inaceptable’ exigencia de tests anticovid a viajeros y advierte ‘contramedidas’
El 7 de diciembre, el Gobierno chino decidió dejar la política “cero covid” establecida desde inicios de 2020. Esta política implicó restricciones a la movilidad, testeos masivos constantes y aislamiento en caso de haber tenido contacto con personas que hubieran estado con el virus, aun si no se desarrollaban síntomas.
A diferencia de la gran mayoría de países, que fueron levantando restricciones de forma paulatina y a lo largo del tiempo, según la situación, en China esto recién se hizo y “de golpe”.
Para Evans, muchas personas que no habían tenido contacto con el virus del todo, por fin fueron expuestos a este y enfermaron, esto implicó varios contagios a la vez, incluyendo a los más vulnerables por su edad o defensas. No obstante, como el testeo dejó de ser tan riguroso no se sabe a ciencia cierta cuál es el impacto.
China ha reportado solo 15 muertes por covid-19 desde el 7 de diciembre, y además redujo los criterios para determinar si una muerte fue causada por el coronavirus. El Gobierno dispuso contar solo las muertes por insuficiencia respiratoria directamente relacionada con la infección y dejar fuera a un gran número de personas que fallecieron porque la infección agravó enfermedades subyacentes o causó insuficiencia cardiaca o hepática.
The New York Times reportó también que hay indicios de que las autoridades están presionando a médicos y crematorios para que eviten catalogar como relacionadas con el virus incluso las muertes por causas respiratorias.
Un cálculo que circuló por noticias y redes sociales chinas, con datos de trabajadores sanitarios, evidenciaba que 250 millones de personas se habían infectado en los primeros 20 días de diciembre. A su vez, la firma de análisis de riesgo sanitario Airfinity proyectó 11.000 muertes y 1,8 millones de contagios diarios, con 1,7 millones de muertos para finales de abril.
La falta de transparencia de los datos sigue arrojando preguntas para los científicos y los profesionales de salud pública, quienes deben medir lo que sucede con el virus en tierras chinas para tomar decisiones: ¿a qué velocidad se propaga el virus? ¿Cuánta gente ha muerto? ¿China podría ser la fuente de una nueva y peligrosa variante?
La Organización Mundial de la Salud (OMS) solicitó a China más información con respecto a la expansión de la covid-19 y que los datos se publiquen de nuevo, regularmente y en tiempo real. También pidió al país datos sobre las vacunas administradas y el estado de vacunación.
LEA MÁS: El mundo multiplica los controles a los viajeros procedentes de China
Contacto con el virus
Tener restricciones mucho más duras de las vistas en casi todos los países hace que muchísimas personas no tuvieran exposición del todo al virus. Las personas de occidente fueron poco a poco exponiéndose e infectándose y esos los dejó con un sistema inmunitario más entrenado, capaz de reconocer al virus y atacarlo si nuevamente estuvieran frente a él. Esto no ocurrió en China.
“Para el médico, el peligro es que la enfermedad se siga extendiendo de las ciudades a la periferia y luego a los campos. El Año Nuevo Chino podría ser una amenaza. Este año comienza el domingo 22 de enero y se extenderá más o menos hasta el 5 de febrero.
“Ninguna celebración en el mundo desplaza tantas personas de un lado a otro como el Año Nuevo Chino, eso los hace todavía más vulnerables a que la explosión de casos siga. La epidemia podría pasar de la ciudad al campo, donde hay menos hospitales y formas de atención”, comentó.
LEA MÁS: CCSS cierra programa para pacientes poscovid en el Cenare
Las vacunas
En China, la población fue inoculada con vacunas diseñadas por sus científicos, como la Coronavac, de la casa farmacéutica Sinovac; la producida por Sinopharm y la Cansino. Estas son de virus atenuados, como las que tradicionalmente conocemos contra otras enfermedades. Desgraciadamente, estas no resultaron tan eficaces para prevenir los síntomas y las complicaciones como las vacunas de ARN mensajero (como las de Pfizer y Moderna) o incluso las de adenovirus (como las de AstraZeneca o Johnson & Johnson).
“Estas vacunas no han sido tan efectivas. Si bien es cierto que protegen algo, porque toda vacuna protege algo, no lo hace al mismo nivel que las vacunas que hemos usado aquí, entonces la protección de esta vacuna es menor”, destacó Evans.
De hecho, en junio de 2021, la Comisión Nacional de Vacunación y Epidemiología (CNVE) rechazó utilizar en Costa Rica la vacuna de Sinovac porque su eficacia no era la suficiente. La de Cansino ni siquiera estuvo en discusión. La de Sinopharm, aunque sí se analizó y estudió por tener más evidencia de eficacia, siempre resultó inferior a las utilizadas en suelo nacional.
La OMS manifestó que con las vacunas chinas que utilizan virus inactivados es fundamental recibir tres dosis. No obstante, el porcentaje de dos dosis llegó al 87%. El problema se da con la tercera dosis, solo el 55% la tienen e incluso, en la población de 80 años o más, la cifra se reduce a alrededor del 40%. En tanto, la cuarta dosis no fue autorizada todavía a nivel general.
Si lo comparamos con Costa Rica, los números son más bajos, pues en el territorio nacional el 83,3% de los mayores de seis meses de vida tienen dos dosis, y la tercera dosis llega al 54,1%. Sin embargo, el tipo de vacuna usada sí marca la diferencia.
LEA MÁS: Fatiga crónica, males respiratorios y tos aquejan a ticos con poscovid
¿'Fábrica’ de variantes?
Uno de los temores de otros países es que la situación en China promueva la aparición de nuevas variantes que sean potencialmente más contagiosas, burlen mejor al sistema inmunitario o sean más graves. Sin embargo, para Evans la preocupación en este momento no es tal.
“Ni en Europa ni en América deberíamos estar preocupados por lo que pueda suceder en nuestros países”, puntualizó. “En China se están viendo las mismas variantes que vemos aquí, no se ha visto algo diferente de lo ya visto en Europa y Estados Unidos”.
Al tener ya inmunidad híbrida (la provista por el habernos infectado y tener la vacuna), estas variantes no serían una amenaza para nosotros.
Sin embargo, Evans hace la salvedad de que ante esta explosión de casos sí cabe la posibilidad de que haya nuevas variantes o subvariantes de ómicron que eventualmente puedan surgir y causar preocupación.
“Es el peligro latente que hay. Hasta ahora no ha ocurrido, pero hay que tener la posibilidad presente, pero tampoco es garantía”, aseveró.
Evans sí mencionó que en Estados Unidos hay preocupación por una subvariante de ómicron que surgió en días recientes llamada XBB.1.5., la cual está desplazando a las variantes estadounidenses y ya contabiliza el 40% de los casos analizados en aquel país. La preocupación es que esta sería más transmisible.
“Pero esto no tiene nada que ver con China”, aclaró.
LEA MÁS: Covid-19: ¿Ya desapareció la enfermedad?
Ver hacia adentro
A Evans no le preocupa mayor cosa lo visto en China, pero sí le preocupa lo visto en Costa Rica. Consideró que antes de preocuparnos por lo que ocurre lejos deberíamos ver a lo interno del país.
“Tenemos las ventajas que nos dieron las vacunas y las infecciones que hemos tenido, pero en Costa Rica, según los esporádicos datos del Ministerio de Salud, las hospitalizaciones están subiendo”, recalcó.
“Deberíamos volver al uso de mascarillas al ir a las tiendas, al supermercado, al cine; hay que hacerlo, la situación nos lo dice y la gente ya no usa mascarillas. Ni se lava las manos, con lo importante que es. No estamos libres de covid, podemos esperar una reactivación”, concluyó.
LEA MÁS: Covid mató a 13 personas en Costa Rica en semana de Navidad