Un respiro a prueba. Así se pueden resumir los 18 días de agosto en los que tiendas, restaurantes, centros comerciales, gimnasios y salones de belleza, entre una larga lista de establecimientos, podrán reabrir sus puertas en 24 cantones bajo alerta naranja, concentrados en el centro del país.
No serán 18 días seguidos, sino divididos en dos periodos: del sábado 1.° al domingo 9, y del sábado 22 al domingo 30. En ese lapso, los negocios podrán abrir de 5 a. m. a 5 p. m.. Ese horario también se aplica para la circulación de vehículos.
En medio habrá 12 días de cierre total de negocios en esta región de la Gran Área Metropolitana (GAM), donde habitan 2,4 millones de personas.
En esos 12 días de martillo, del lunes 10 al viernes 21 de agosto, ambos incluidos, el tránsito vehicular solo se permitirá dos días por semana: uno, el día que coincida con el último número de la placa del propietario, y el sábado ó el domingo, según sea par o impar.
Ese espacio de casi dos semanas de cierre daría tiempo para que aquellos contagiados de covid-19 en los días anteriores, manifiesten síntomas, sean detectados y aislados, según la justificación que dio el ministro de Salud, Daniel Salas.
Fases del próximo mes
FUENTE: GOBIERNO DE LA REPÚBLICA. || J.C. INFOGRAFÍA/ LA NACIÓN.
Esta combinación de danza y martillo durante agosto se dará luego de tres semanas de cierre en la GAM en julio. También, conversaciones con alcaldes y cámaras empresariales, que han presionado por la reactivación, dada la caída en ingresos y los masivos despidos en el sector privado.
Sin embargo, el calendario no agradó a los comerciantes que reclamaron que el cierre coincide con el sábado 15, Día de la Madre, una de las fechas del año que genera más ganancia al comercio.
El resto del país, en tanto, seguirá en alerta amarilla, con negocios y vehículos operando de 5 a. m. a 10 p.m.
En todo el país hay un grupo de actividades que todavía no verán la luz porque, según Salas, no es posible supervisar protocolos debido a que conllevan mayor acercamiento entre las personas y, por lo tanto, riesgo incrementado de contagio del virus.
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En esa situación se mantienen los espectáculos públicos, juegos para niños, bares, discotecas, clubes nocturnos y casinos.
Para este sábado 1.° de agosto sigue en pie la reanudación de vuelos internacionales.
|| DISEÑO / LA NACIÓN.
¿Cómo funciona?
En la categoría de alerta naranja están 24 cantones de la Gran Área Metropolitana donde residen 2,4 millones de habitantes. Estos son:
San José: San José, Escazú, Desamparados, Aserrí, Mora, Goicoechea, Santa Ana, Alajuelita, Vázquez de Coronado, Tibás, Moravia, Montes de Oca, Curridabat
Alajuela: Alajuela, Poás y Naranjo
Cartago: La Unión
Heredia: Heredia, Barva, Santo Domingo, San Rafael, Flores, y San Pablo
También permanecen bajo alerta naranja el cantón de Corredores de Puntarenas (55.000 habitantes), así como lo distritos de Barranca y Chacarita (Puntarenas), Pavón (Golfito), Sabalito y Agua Buena (Coto Brus).
Todo el comercio en esta zonas cumple ya tres semanas de cierre total y en agosto, le quedan dos más.
La reapertura de 18 días en zonas naranja debe cumplir varios requisitos.
Solo podrán operar al 50% de su aforo las tiendas, restaurantes, centros comerciales, sodas, gimnasios, salones de belleza y barberías. También servicios bancarios, ferreterías, talleres y museos. Los centros de culto religioso podrán recibir un máximo de 75 personas y los salones de eventos, máximo 30 personas, con respeto a la distancia de 1,8 metros y uso de mascarillas.
Se permite la operación de cines, pero deben cerrar a las 5 p. m.
Además, se mantiene el acceso a playas entre las 5 a. m. y las 9:30 a.m.
En cambio, durante los 12 días de cierre que van del 10 al 21, solo abrirán los establecimientos de artículos esenciales, como hasta ahora. Eso incluye supermercados, pulperías, carnicerías, farmacias, funerarias, centros de salud.
También comercios como ferreterías, venta de repuestos, alimentos par animales, lavado de carros, hoteles al 50% e instituciones públicas, todos incluidos en una lista de 44 actividades.
Además la restricción vehicular tiene cambios. Solo dos veces por semana en horario de 5 p. m. a 5 a.m.
Aquí las placas terminadas en 1 y 2 solo podrán circular el lunes; 3 y 4, martes; 5 y 6, miércoles; 7 y 8, jueves; 9 y 0, viernes.
Entretanto, el sábado solo podrán circular los pares y los domingos, las placas terminadas en número impar.
En alerta amarilla
La comunidades en zona amarilla continuarán con apertura de establecimientos y actividades de lunes a domingo. De lunes a viernes la restricción vehicular va de 10 p. m. a 5 a. m. y los fines de semana de 7 p. m. a 5 a. m.
Igualmente, con la restricción por placa un solo día de la semana de lunes a viernes. Los sábados no circulan los pares y los domingos los impares.
El único cambio anunciado para la alerta amarilla es que 17 cantones que estaban en naranja pasan ahora a esa categoría.
Estos son San Ramón, Sarchí, Grecia, Atenas, Palmares, Upala, Guatuso, Los Chiles, y noreste de La Fortuna, y Florencia; Paraíso y Oreamuno; Santa Bárbara y Belén; Puntarenas, excepto Barranca y Chacarita; Nicoya, Liberia, Cañas, además de Pococí y Guácimo.
Decisiones en pico de casos
El anuncio se dio este miércoles 29 de julio cuando se reportaron 456 nuevos casos de la enfermedad producida por el nuevo coronavirus, que ha alcanzado en el país a 16.800 personas.
Se da en momentos en que hay 334 personas hospitalizadas, cinco de ellas en centros privados. De esos pacientes hay 75 en condición crítica (en Unidad de Cuidados Intensivos), números que se acercan cada vez más a la capacidad máxima de los servicios de salud.
El número de decesos asociados a covid-19 llegó a 133, con las ocho muertes registradas en las últimas 24 horas.
Estas cifras se traducen en un incremento en la tasa de contagio o tasa R de 1,2 a 1,36, como señaló el martes el Centro Centroamericano de Población, de la Universidad de Costa Rica (UCR), que advierte que de mantenerse podrían llegar a reportarse hasta 2.700 casos por día el próximo mes.
Carlos Alvarado, presidente de la República, explicó que la decisión de reanudar actividad productiva paralizada por semanas se toma en busca de un “balance oportuno” entre salud y “esperanza”.
“Sabemos de la dificultad que muchos hogares viven a raíz de estas medidas, ha afectado mucho el empleo, estas medidas buscan procurar ese balance”, dijo.
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Al informar del cronograma de apertura y cierre con antelación, dijo el presidente, empresas y hogares podrán planificar.
Julio Castilla, presidente de la Cámara de Comercio, mostró diferencias con esa afirmación.
“A pesar del apoyo que nos ha brindado el equipo económico del gobierno, esto evidencia que no se están tomando decisiones con criterio empresarial, ya que desde el punto de vista de las empresas debe de existir una planificación constante, que implica recontratación de personal y toda la logística que conlleva la operación de un negocio”, aseveró.
Compromiso
Sin embargo, la apertura no es gratuita, pues exige un fuerte compromiso de parte de los empresarios con la aplicación estricta de protocolos de higiene, uso de mascarillas, distanciamiento y aforo.
Así lo destacaron tanto la ministra de Planificación, Pilar Garrido, como el presidente de la Comisión Nacional de Emergencias, Alexánder Solís.
“El sector se ha comprometido con los costarricenses y sus propios empleados y el gobierno, haciendo un trabajo para garantizar que se cumplan. El esfuerzo es para proteger los empleos de cientos de miles de personas sin poner en riesgo la salud del país y sin llegar a ocasionar una saturación de los servicios, en ese balance estamos trabajando y agradezco al sector privado por acompañar y apuntalar en esos protocolos”, expresó Garrido.
Solís aseguró que precisamente con cámaras y gobiernos locales han venido trabajando en protocolos, pero en caso de que haya actividades que aún lo tienen, deben acercarse a las municipalidades para elaborarlos.
“Ganemos, entre todos, el derecho de mantenernos abiertos y seguir generando bienestar a todo el país”, exhortó Garrido.
La ministra recordó que en medio de la pandemia, la economía es otro “paciente crítico” con altos niveles de contracción y desempleo; reducción y suspensión de jornadas de trabajo.