Hace 10 años, lo que aún se llamaba Hospital Nacional Psiquiátrico Manuel Antonio Chapuí, en Pavas, San José, tenía 42 psiquiatras para atender a sus pacientes.
A las puertas del 2023 y frente a una ola de enfermedades mentales detonada por la pandemia, el recién bautizado Hospital Nacional de Salud Mental tiene 26 especialistas en Psiquiatría para atajar una demanda explosiva, que supera las 20.000 consultas anuales solo en el servicio de Emergencias, el único en su tipo en el país que funciona 24/7.
La sustancial reducción en este número de profesionales impacta en las listas de espera por una cita en ese hospital. Los plazos para atender por primera vez a pacientes con trastornos mentales mayores, como depresión resistente o cuadros psicóticos severos, superan holgadamente los tres meses considerados como límite mínimo aceptable.
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La caída se explica por la falta de formación de más médicos especialistas, pero también debido a que los pocos que hay se van a laborar en consulta privada, y otros se jubilan, una situación que recarga con más trabajo a los pocos que quedan, reconoce la directora interina, Patricia Orozco Carballo.
De los 26 psiquiatras que tiene ese centro médico, dos ocupan la Dirección y Subdirección; cinco están en jefaturas y cubren con recargo la atención de pacientes cuando no hay especialistas disponibles. Pero, además, tres están con licencia de maternidad y en los próximos cinco años hay cinco que se van a jubilar, dio a conocer la Asociación Costarricense de Psiquiatría (Asocopsi) con base en un informe de Orozco.
Francisco Gólcher Valverde, presidente de Asocopsi, afirmó a La Nación que la CCSS “no ha sido capaz de generar una política de formación de médicos especializados en Psiquiatría para afrontar la creciente necesidad de psiquiatras”. Añadió que son muchos los que se van de la institución por “deficientes condiciones laborales, la falta de incentivos y la deslegitimación de la psiquiatría como quinta especialidad médica”.
El primer grupo grande integrado por 10 estudiantes de la especialidad en Psiquiatría se comenzó a formar en el 2022. Este año, ingresará a estudiar un número similar. La formación de uno de estos especialistas se prolonga por cuatro años.
Mientras tanto, los que se van graduando de otras camadas de menor número se tienen que repartir entre los hospitales de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) que tengan ese servicio, entre ellos, el Nacional de Salud Mental, que espera para febrero tres nuevos psiquiatras.
“El plan es que cada año nos den psiquiatras. Lo ideal sería que los hospitales generales tuvieran servicios de Psiquiatría, y ojalá de emergencias en Psiquiatría. Pero esto es algo que se tiene que hacer poco a poco”, explicó Orozco.
La carencia afecta a todos los centros médicos, pues, por ejemplo, el Calderón Guardia, segundo en atenciones después del Hospital Nacional de Salud Mental, también ha ido perdiendo especialistas. Entre 2015 y 2022, el Servicio de Psiquiatría de ese centro médico pasó de 15 profesionales a nueve.
Según Gólcher, después de las 10 p. m. no queda allí ningún profesional en Psiquiatría.
En el San Juan de Dios, México y de Niños, añadió, no hay un psiquiatra de guardia, por lo cual, los casos se van al de Salud Mental, “cuyo Servicio de Urgencias está colapsado al igual que las unidades de terapia intensiva y los salones de internamiento”.
Según datos de la página web del Colegio de Médicos y Cirujanos, en el país habría 294 profesionales inscritos en la especialidad de Psiquiatría, aunque Gólcher Valverde advierte que el déficit de psiquiatras “es grave”. La Organización Mundial de la Salud recomienda 5 por cada 100.000 habitantes, pero, acá, si acaso se llega a 3,5, afirmó.
“En los últimos 22 años han salido de la CCSS 24 profesionales en psiquiatría. La generación de reemplazo al 2026 será de 36 profesionales en psiquiatría. Por otro lado, en seis años se jubilarán 10 profesionales en psiquiatría. Entre 2023 y 2028 la crisis será mayor, lo que impactará severamente las consultas de psiquiatría a nivel nacional”, indicó el médico.
Gólcher puntualizó que desde setiembre, 182 médicos enviaron una nota a la Junta Directiva de la CCSS en la cual detallaron el “grave déficit de psiquiatras” y sus consecuencias, pero no han recibido respuesta.
Nuevos escenarios
De acuerdo con estudios de investigadores de varias universidades costarricenses, al menos, 1,3 millones de ticos quedaron afectados por trastornos como ansiedad y depresión como resultado de la pandemia por la covid-19.
Además, los intentos de autoeliminación y autolesión (cutting) en menores de edad, están en aumento, según han advertido especialistas del Hospital Nacional de Niños.
Aunque los desafíos son muchos, sobre todo de cara a la pandemia de enfermedades mentales que seguirá como secuela de la aún presente causada por la covid-19, el Hospital Nacional de Salud Mental pretende transformarse en un centro superespecializado en este tema.
Uno de los pasos en esa dirección fue cambiar un nombre con el cual se le conoció por casi 50 años. Esta transformación, asegura Orozco, va más allá de cambiar rótulos o papelería, una tarea que se inició en diciembre cuando la Caja dio a conocer el ajuste en la nomenclatura.
El requisito indispensable para que esa transformación funcione es que la red de servicios de salud de la Caja, a la cual pertenece el hoy Hospital Nacional de Salud Mental, responda a los nuevos requerimientos, afirmó Orozco.
No es la primera vez en su más que centenaria historia que este emblemático hospital de la Caja cambia de nombre.
En esta ocasión, sin embargo, lo hace para adaptarse a las nuevas necesidades después de un proceso que se inició en el 2018, cuando el hospital cerró definitivamente las puertas de su asilo. Alguna vez, llegó a albergar casi 1.000 residentes permanentes con alguna enfermedad mental.
Actualmente, los casos internados ahí de niños, niñas y adolescentes, así como de adultos y adultos mayores, son los más graves que llegan desde toda la red de hospitales de la Caja o que ingresan por medio del servicio de Emergencias del Hospital Nacional de Salud Mental.
Porque la nueva dinámica de la atención psiquiátrica, explicó Orozco, busca tratar a los pacientes ambulatoriamente (sin hospitalizar) y procura mantenerlos conectados con su realidad familiar y comunal.
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La lista de servicios que provee es variada y compleja. Emergencias, por ejemplo, es el único servicio del país especializado en atender casos psiquiátricos 24 horas los siete días de la semana.
La consulta externa es también diferente a la de un hospital general, como el México o el San Juan de Dios.
En la consulta externa del Hospital Nacional de Salud Mental hay Psiquiatría especializada en niños, adolescentes y adultos. También hay consulta de Trabajo Social, Enfermería en Salud Mental, atención farmacéutica y Neurología.
Adicionalmente, y para casos muy especiales, dan terapia electroconvulsiva y magnética transcraneal.
Este hospital también alberga en sus instalaciones el Centro de Atención para Personas con Enfermedades Mentales en Conflictos con la Ley (Capemcol), además de servicios de rehabilitación (ambulatoria y de hospitalización).
Los desafíos que enfrenta el Hospital Nacional de Salud Mental no se pueden abordar en solitario, advirtió Orozco.
“La salud mental no es solo asunto de este hospital o de la red de salud mental de la CCSS. Abarca otras instituciones responsables. Ideal es que las municipalidades, por ejemplo, tuvieran centros donde las personas pudieran rehabilitarse o aprender oficios. Son muchos los actores que tienen que ver con la salud mental de las personas; nosotros somos solo uno”, advirtió la médica.