Con el golpe de la pandemia en el país, se temía que la atención de los enfermos de covid-19 desbordara la capacidad financiera de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS). De inmediato se echó mano al llamado fondo de contingencias, que se reforzó con recursos hasta completar ¢125.000 millones.
Sin embargo, pasado el primer año pandémico, de marzo a diciembre de 2020, las erogaciones resultaron mucho menores a las previstas, pues del fondo solo se utilizaron ¢64.518 millones (51,6%) para contratar personal, comprar equipos y remodelar infraestructura hospitalaria con el fin de garantizar la atención de los afectados por el nuevo coronavirus.
Este año, el fondo nuevamente se nutrió para llegar a ¢125.000 millones, pero tampoco se gastó la totalidad. A la fecha, se han ejecutado ¢70.948 millones (56,7%), según el corte al 31 de octubre, facilitado por la Gerencia Financiera de la Caja.
De acuerdo con los datos de la institución, en el 2020 se asignaron ¢76.663 millones del fondo para diferentes rubros, principalmente, el pago de salarios. El porcentaje de ejecución fue de un 84,2% del monto asignado. En lo que va del 2021, se han distribuido ¢119.771 millones, con una ejecución de un 59,2% al 31 de octubre.
Las cifras, aunque importantes, no fueron las proyectadas, con las cuales se justificaron inyecciones de varios miles de millones al llamado fondo de contingencias. Esos recursos pretendían asegurar la continuidad de los servicios de salud en un escenario pandémico, que las autoridades describieron como de absoluta incertidumbre.
Ese fondo existe desde antes de la pandemia. Fue creado hace cuatro años para atender eventuales desastres como sismos, inundaciones o incendios que afecten los servicios de salud de la Caja. La pandemia se sumó a esa lista.
Los recursos provienen de excedentes de otros periodos y de ingresos corrientes, según ha informado la CCSS. Su capital base es de ¢45.000 millones, sin embargo, en junio del 2020 se le comenzó a inyectar recursos para atender la emergencia sanitaria; primero, con un refuerzo de ¢40.000 millones y luego con otros adicionales hasta sumar ¢125.000 millones a final de año.
Lo mismo ha sucedido en diferentes momentos del 2021, cuando se comenzó con ¢60.000 millones y se le sumaron recursos hasta alcanzar de nuevo ¢125.000 millones.
El gerente financiero de la CCSS, Gustavo Picado Chacón, explicó que el propósito de esta reserva es disponer de recursos especiales, tramitados de manera excepcional, para atender los requerimientos extraordinarios de una emergencia como la suscitada por la pandemia.
Por ejemplo, se utilizó para compras de mascarillas y otro equipo de protección para el personal de salud, así como para la adquisición expedita de ventiladores y otros aparatos indispensables en el cuidado de los enfermos. Varias de estas adquisiciones han estado en el ojo público por aparentes anomalías en su ejecución que ameritaron la apertura de procesos de investigación, dentro y fuera de la CCSS.
Ejecución de recursos
El mayor uso del fondo de contingencias fue pago de personal o remuneraciones:
FUENTE: GERENCIA FINANCIERA, CCSS || Infografía/ LA NACIÓN.
“Eso no quiere decir que a nivel local o regional, no se destinaran otros recursos. Evidentemente, la CCSS utilizó personal que se paga ordinariamente para atender la covid-19. Cuando uno suma lo que la institución ha dedicado en términos de personal, tecnología y equipo eso está muy pero muy por encima de los ¢64.000 millones.
“Eso son nada más los gastos que pasaron por el fondo, pero toda la operación normal de los hospitales se hizo con recursos ordinarios. En el presupuesto global que tenemos para el seguro de salud, que supera los ¢3 billones, hay que entender que buena parte de los recursos han ido a atender la pandemia”, aclaró el gerente.
Dineros vigilados
El manejo del fondo de contingencias no ha estado exento de críticas y advertencias. En un análisis de simulación de la Contraloría General de la República (CGR), de setiembre del 2020, la CCSS fue prevenida de un eventual agotamiento de esos dineros para diciembre de ese año si continuaba con el nivel de gastos y la ausencia de ingresos.
Nuevamente, en junio anterior, la Contraloría emitió un informe donde reprendió a la institución por la falta de proyecciones de gasto para justificar el monto asignado en el presupuesto. También hizo hincapié en la ausencia de un proceso integrado para recopilar, procesar, y generar información y rendición de cuentas sobre esos dineros, y sobre la falta de informes periódicos sobre la ejecución de la reserva, entre otras carencias.
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En respuesta a una solicitud de este diario sobre el seguimiento a las advertencias, la Contraloría informó de que las gerencias de Logística y Financiera les notificó la realización de ajustes; por ejemplo, en la implementación del Manual de Procedimientos para la Gestión de la Reserva de Contingencias del Seguro de Salud relacionados con el control del fondo, y en determinar las necesidades de las compras excepcionales. Algunas de esas acciones están aún en proceso.
En estos 20 meses de pandemia, la CCSS ha solicitado recursos para garantizar la provisión de servicios a diferentes fuentes, en vista de que la crisis amenazó más la debilitada sostenibilidad de los dos seguros que administra: el de Salud (que cubre los riesgos de enfermedad y maternidad), y el de pensiones (para invalidez, vejez y muerte).
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Según reconocieron recientemente autoridades de la Caja, las proyecciones de pérdidas no se materializaron. Al contrario, la CCSS admitió un incremento en el número de asegurados cotizantes y de ingresos, incluso, mayores que los registrados antes de la pandemia.
Durante los diferentes picos pandémicos, gerentes de la institución y directores médicos recurrieron a los poderes Ejecutivo y Legislativo, y de la Comisión Nacional de Emergencias (CNE) no solo para asegurar la provisión de recursos para la adquisición, por ejemplo, de vacunas. También para mantener medidas de restricción que tuvieran bajo control la diseminación del virus.
Sin embargo, la institución desperdició la posibilidad de enviar pacientes no covid a hospitales privados, en aras de desahogar a los hospitales públicos, a pesar de que, tras una gestión del Ministerio de Salud, la CNE aprobó un presupuesto de ¢2.399 millones del Fondo Nacional de Emergencias con ese propósito. Al final, solo 11 fueron trasladados de hospitales públicos a privados.
Estructura del gasto
La CCSS defiende su forma de manejar esos dineros. Para Gustavo Picado, la institución ha enfrentado la pandemia de buena manera, desde el punto de vista financiero: “Se han tenido momentos críticos pero que han sido enfrentados con diversas medidas de manera conveniente, no solo para la institución, sino para la continuidad y la mejora del servicio”.
La estructura del gasto de ese fondo, por el tipo de servicios que da la CCSS, se concentra en remuneraciones para la contratación de personal necesario en el reforzamiento de servicios. Solo en el Centro de Atención Especializada para Pacientes de Covid-19 (Ceaco), que se abrió exclusivamente para la pandemia, se contrataron 784 plazas nuevas.
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El gasto en remuneraciones ha representado casi una tercera parte de lo ejecutado en ambos años. Sin embargo, también se han dirigido recursos a construcciones, adiciones y mejoras de hospitales para áreas de enfermos covid, muchas de las cuales se hicieron en el primer año pandémico (¢2.843 millones en el 2020; contra ¢65 millones en el 2021). Además, se utilizaron recursos para comprar maquinaria, equipo y mobiliario (¢13.426 millones en 2020, y ¢2.237 millones, este año).
“Remuneraciones sigue siendo un concepto muy importante. Bienes duraderos ya no tiene tanto impacto en la estructura de gasto del 2021, porque todo lo que se hizo para acondicionar infraestructura y comprar equipo fue en el 2020. Pero materiales y suministros sí termina siendo un concepto mucho más importante, que en la estructura de gasto del 2021 ha implicado una inversión de ¢36.811 millones”, explicó el gerente financiero.
“Cuando uno habla de tener presupuestado ¢125.000 millones es porque se tiene programado en ciertas partidas llegar a ese nivel. Pero en el camino, dependiendo de los diferentes momentos de la pandemia, se ha trabajado muy de la mano para que la gente que esté en los servicios sea la que se necesite. Se comprometieron partidas que finalmente no se gastaron.
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“Este año, se sigue gastando mensualmente la misma proporción, a pesar del crecimiento de las hospitalizaciones, incluso en cifras mayores a las del 2020. Pero ha habido ese entendimiento de que, a pesar de la emergencia, tiene que haber un criterio de eficiencia, eficacia y optimización de los recursos disponibles”, recalcó el gerente.