En muchos hogares costarricenses no falta un tubito de crema de rosas. Es un producto muy demandado por sus propiedades hidratantes y emolientes, pues es reconocido su potencial para tratar problemas muy frecuentes en la piel, como durezas, inflamaciones y algunas quemaduras.
La crema de rosas es la estrella del Laboratorio de Productos Farmacéuticos de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), que la fabrica desde hace más de 40 años.
La esencia de rosas, cera de abeja, lanolina, aceite mineral y vaselina, son algunos de los ingredientes de la popular crema, la cual recibe este nombre debido a que antes se extraía manualmente la esencia de los pétalos de rosa, pero esta práctica ya se eliminó y ahora se adquiere dicho producto por aparte.
La producción ha crecido con el paso del tiempo, pero también la necesidad. Actualmente, la capacidad instalada de ese laboratorio, que es de 5,5 millones de tubos de crema de rosas al año, se ha vuelto insuficiente para la demanda, que casi alcanza los 8 millones de tubos.
¿Por qué las personas buscan la crema de rosas?
Según ha explicado la CCSS en diferentes ocasiones así como varios especialistas en Dermatología (enfermedades de la piel), las propiedades emolientes de la crema de rosas son reconocidas.
Las personas le dan diferentes usos: desde tratar irritaciones en la piel hasta para desmaquillarse. Incluso, se le han achacado propiedades antiarrugas, aunque por supuesto esa no es la razón por la cual se receta en Ebáis y hospitales de la CCSS. Los médicos advierten de que solo debe utilizarse siguiendo indicaciones médicas.
Los bebés y los adultos mayores están entre las poblaciones más beneficiadas con la crema de rosas producida por la CCSS.
En las personas de la tercera edad, este ungüento se usa para lubricar y evitar la deshidratación de la piel, que con el envejecimiento pierde su grasa y elasticidad natural. También ayuda a prevenir úlceras y llagas en quienes permanecen en cama mucho tiempo.
En los bebés se aplica para evitar la irritación por el roce producido por los pañales desechables. Otros pacientes beneficiados con su uso son los enfermos de cáncer, muchos de los cuales deben seguir tratamientos de radioterapia que pueden quemar la piel.
Según la CCSS, la crema de rosas se puede utilizar para proteger y curar heridas superficiales, quemaduras y abrasiones menores. También para aliviar la picazón, ardor y dolor por varios tipos de enfermedades de la piel; entre ellas, dermatitis atópica, dermatitis alérgica de contacto y dermatitis por radiación.
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La CCSS reconoce que la crema de rosas es un producto que se ha venido personalizando y la gente lo siente muy propio.
“El efecto de la crema es muy notorio y es nuestro producto estrella”, explicó en el 2015 Allan Induni, jefe de producción del Laboratorio de Productos Farmacéuticos de la CCSS.
En el 2015, la institución aumentó la producción en 400.000 tubos anuales debido a la demanda.
En todas las unidades de la CCSS se consume esta crema, pero en especial en el Centro Nacional de Rehabilitación, el Hospital Nacional de Niños y el Hospital Nacional de Geriatría y Gerontología.
En el 2017, trascendió la supuesta venta de crema de rosas en Facebook, donde ofrecían cada tubo en ¢1.000, con promociones de 15 cremas por ¢12.000. También se ha detectado su venta en puestos callejeros, principalmente, en la capital.
Algunas imágenes de la producción de crema de rosas en la CCSS: