El papá y la mamá de Jorge Araya viven en el Hogar de Ancianos Santiago Crespo Calvo, en Alajuela. Este hogar es de los más grandes del país, con una población de alrededor de 220 adultos mayores.
Los señores, de 88 y 90 años, están en el grupo de cerca de 120 residentes del centro que, hasta ahora, no han recibido la vacuna contra la covid-19.
La familia Araya está entre las que se quejan porque, afirman, en el hogar vacunaron al personal, incluido al de oficina, antes que a un grupo de adultos mayores residentes. Entre ellos, sus papás.
Esta queja la apoya Omar Segura, hijo de una residente de 84 años. La señora tampoco ha recibido ninguna de las dos dosis que componen el esquema de la única vacuna disponible en el país, la de la farmacéutica Pfizer.
La mamá de Segura tiene en común con los papás de Jorge Araya que los tres viven en el área donde se paga pensión al Hogar por el servicio de cuido.
Sin embargo, Omar Segura afirma que ha tenido que contratar servicios de cuido adicionales por aparte, pues dice que el personal del Santiago Crespo no da abasto con la demanda. Lo mismo ha tenido que hacer la familia Araya con sus papás.
El Santiago Crespo fue uno de los primeros centros de larga estancia en registrar un brote de esa enfermedad en Costa Rica, en julio del año pasado.
De los más de 220 residentes en ese momento, 128 contrajeron el virus y nueve murieron.
Tuvieron un segundo brote de la enfermedad que fue controlado y no han vuelto a registrar decesos por esta causa, informó el administrador, Francisco Hidalgo.
El funcionario rechaza que se haya priorizado personal con perfil administrativo sobre los adultos mayores que atiende el hogar.
Los colaboradores que recibieron las dos dosis, explicó Hidalgo, están en el grupo que atiende directamente a los adultos mayores, y que es considerado como una fuente potencial de contagio para los residentes.
“El proceso de vacunación no se detuvo por nosotros. Se paró porque no hay vacunas. Este proceso lo maneja la gente de la Caja, en la Clínica Marcial Rodríguez”, comentó el administrador.
El 21 de enero, Pfizer anunció la paralización en la entrega de lotes al país como una medida temporal mientras incrementaba la capacidad de producción de sus plantas para suplir la demanda mundial.
Las autoridades de Salud han anunciado para la próxima semana el reinicio de la llegada de nuevos lotes de esta vacuna. No han precisado fechas. Mientras tanto, lo que se ha hecho es completar el esquema a quienes se les puso la primera dosis.
De acuerdo con el más reciente informe de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), del 8 de febrero, 28.363 personas completaron en en el país sus dos dosis del medicamento. Otras 18.387 esperan la segunda inoculación.
Desde el 24 de diciembre, cuando se inició la vacunación aquí, se han aplicado 75.113 dosis: 63.775 las recibieron trabajadores de instituciones de primera respuesta, y 11.338 se colocaron a adultos mayores de hogares de ancianos y trabajadores de esos centros.
Piden cuentas
¿Qué es lo que solicitan los familiares de estos adultos mayores?
“Que la administración dé la cara, que no ponga a segundas personas a decir que no pueden contestarnos. Hace como dos semanas, autorizaron a la Trabajadora Social porque la gente comenzó a reclamar al ver que se mantienen dos pabellones completos de adultos mayores sin vacunar. Y cuando preguntamos quién estableció esa priorización no explican”, manifestó Omar Segura.
“Mamá está en desventaja porque es la que siempre está de última en cualquier lista. Ella no habla, no puede moverse. No puede levantar la mano para pedir comida o que la limpien”, agregó.
Hidalgo detalló que la vacunación se inició donde se percibe un riesgo mayor de contagio: los pabellones con salones donde conviven hasta 40 adultos mayores al mismo tiempo.
“La que está quedando es la pensión completa, que son personas en cabinitas aparte, con menor riesgo y que, en caso de algún brote, nos da más ventaja para responder.
“En los brotes, el hogar se ha manejado con protocolos bastante buenos. Acondicionamos sitios especiales para atender a los enfermos”, declaró el jerarca, que asegura que toda esta información la han compartido con los parientes de los adultos mayores.
Pero las familias no están contentas con estas explicaciones. Los Araya sostienen que no han recibido respuesta a sus quejas.
“Lo que nos han dicho es que la determinación de vacunar fue de la Clínica Marcial Rodríguez, y que nuestros padres serán vacunados cuando Dios quiera”, aseveró Jorge Araya.
Para Segura, la actitud mostrada hasta ahora por el hogar “es una falta de respeto”.
“Te tratan como si fueras tonto y te restriegan una circular del Ministerio de Salud. No es que porque pago pido que vacunen a mi mamá primero. Lo que no entiendo es que hayan dado prioridad a personal administrativo antes que a las personas de esos últimos pabellones”, cuestionó el hombre.