“Superficial”, “limitada”, “una burla”. Estos son algunos de los calificativos que organizaciones de pacientes dieron al Plan de Fortalecimiento del Programa Institucional de Donación y Trasplante de Tejidos, Órganos y Células, de la CCSS, en respuesta a la crisis que enfrenta en esa materia.
El documento, liderado por la Gerencia Médica de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), fue aprobado por la Junta Directiva el 7 de noviembre anterior, luego de que La Nación revelara una serie de fallas en el sistema.
“Se usa la palabra ‘fortalecimiento’, como el maquillaje acostumbrado de los burócratas para tapar y esconder un sistema de donación y trasplante que no funciona y que sirve para excusar a los responsables de sus graves errores en las decisiones que han costado la vida de decenas de pacientes”, afirmó la Fundación Vida Nueva Donación y Trasplantes.
Rosibel Arrieta Alvarado, en representación de esa organización de pacientes, revisó el documento a solicitud de La Nación.
Para ella es un propuesta “superficial y limitada” que, como otros planes, fue elaborada por “burócratas sin ningún conocimiento experto ni especializado en donación y trasplante de órganos”.
En febrero pasado, este diario inició publicaciones que revelaron la reducción sustancial en los trasplantes de riñón debido al desperdicio de órganos de donantes cadavéricos así como la muerte de pacientes en espera de estos procedimientos.
Debido a estas situaciones, el Ministerio de Salud emitió la primera orden sanitaria contra las autoridades de la CCSS, exigiéndoles poner al paciente en el centro de este programa.
Ante la llamada de atención, la Caja elaboró el plan de fortalecimiento que reconoce los problemas de gestión en el programa, pero los atribuye casi exclusivamente al modelo de pago que funcionó desde finales del 2017.
Según ese modelo, el personal del equipo médico no estaba obligado a atender una alerta de trasplante, su asistencia era voluntaria. La situación se dio porque se les dejó de pagar disponibilidad, se les retribuía solo si realizaban un procedimiento.
Por esta razón, la Caja decidió volver a pagar disponibilidad.
No obstante, los pacientes critican duramente el hecho de que el plan solo se enfoca en lo que consideran un “un aspecto minúsculo del problema”. Según ellos, debería llamarse “plan de remuneración en trasplantes”.
“(...) ni siquiera se menciona el principal indicador en salud y en medición de la calidad y eficiencia de un programa de trasplante, como es el número de muertes en lista de espera de trasplante (...) y se puede asumir que ni siquiera conocen este indicador ni los números, o convenientemente esta información vital fue sacada de todo análisis para evitar ser responsables”, afirma la Fundación.
Sandra Chanto, vocera de la Fundación de Nefrología Costa Rica, que reúne a candidatos y trasplantados de riñón, coincide en que el plan que toca trabajar debe ser con los pacientes y sus familias, no desde un escritorio.
"Tres largos años tomaron para cambiar la alerta voluntaria a obligatoria, los responsables de atender esta situación. (...) La gestión de procesos en el registro nacional e información de candidatos a trasplante nunca fue ni supervisada ni auditada por lo que conlleva sesgos en la información que maneja la Secretaria de Donación y Trasplante.
“Fue hasta que se empezaron a denunciar situaciones inimaginables de pacientes que tras cinco años en espera de trasplante no habían sido incluidos en la lista que intervino la Secretaría. Se está fallando también en la inclusión de pacientes con donadores vivos”, sostiene Chanto.
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El gerente médico de la CCSS, Mario Ruiz Cubillo, y el actual coordinador del programa de trasplantes, José Pablo Garbanzo, han sostenido en varias entrevistas que la institución camina hacia la corrección de las causas que originaron la actual crisis.
Garbanzo pidió tiempo y se comprometió, también como especialista en trasplantes, a cambiar la situación que hoy viven los pacientes y sus familias.
FUENTE: Plan de Fortalecimiento, CCSS || créditos / LA NACIÓN.
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La Defensoría de los Habitantes intervino y convocó a todos los involucrados a una reunión realizada el 2 de diciembre.
‘Nueve burócratas’
La Fundación Vida Nueva Donación y Trasplantes es especialmente crítica con el equipo que realizó el plan, al que se refiere como los “nueve burócratas”. Les achaca la falta de conocimiento especializado en el tema, y cuestiona que entre el grupo continúe trabajando quien coordinó desde su inicio el programa que hoy está en crisis, el médico Marvin Agüero.
"Por años, médicos y pacientes hemos denunciado, prevenido y advertido que muertes, desperdicio de órganos y tráfico de órganos iban a suceder si las decisiones que se estaban tomando no estaban basadas en criterios científicos y hechas por especialistas.
“Las respuestas de la CCSS a nuestras denuncias fueron burlas y como siempre respondieron a los medios diciendo que los pacientes no entendíamos, y que la CCSS estaba ‘fortaleciendo’ en vez de destruir. El tiempo nos dio la razón, los muertos aparecieron", aseveró.
En noviembre, cuando todavía fungía como coordinador, Agüero dijo a La Nación que la responsabilidad por el funcionamiento del programa era integral y que las autoridades realizaban un análisis exhausitvo para tomar decisiones encaminadas a maximizar la cantidad de procedimientos.
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Por su parte, la vocera de la Fundación de Nefrología Costa Rica es clara en su preocupación por el manejo de la estadística.
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Según ella, tras consultas a Agüero y a la Secretaría de Donación y Trasplantes, se enteró de que el manejo de las cifras se hace sin un control de calidad. Tampoco llevan un recuento de los trasplantes efectivos realizados.
"Hemos denunciado situaciones graves sin que se nos escuche; por el contrario, cualquier acción emanada de las organizaciones representa una amenaza.
“Este producto (el plan), solventa un punto importante, que es que los equipos trabajen obligatoriamente. Sin embargo, la deshumanización es notoria y el paciente no es el objetivo de este documento”, advirtió Chanto.