La población de Costa Rica dejaría de crecer antes del 2045, es decir en apenas 22 años, cuando alcanzaría su mayor pico para luego comenzar a bajar paulatinamente.
Así lo indican proyecciones realizadas por el demógrafo Luis Rosero y estimaciones del Instituto de Métrica y Evaluación en Salud en la Universidad de Washington (IHME, por sus siglas en inglés), que sitúan al 2045 como el año en que la población del país terminará de crecer, para mantenerse constante por un tiempo, y luego bajar.
Rosero señala que la cifra máxima de habitantes llegará a unos 5,7 millones, mientras que el IHME habla de 5,5 millones. No obstante, debe tomarse en cuenta que todavía no están disponibles los datos del Censo 2022, que ayudarán a trazar mejores proyecciones; los primeros resultados se esperan para el segundo trimestre del año.
LEA MÁS: Costa Rica no llegaría a los 6 millones de habitantes
LEA MÁS: Eithan, el tico cinco millones, crece entre vacas y ya sueña con entrar al kínder
“La población seguirá creciendo, dejará de hacerlo cuando el número de nacimientos sea menor que el de defunciones. En este momento, estamos con unas 27.000 defunciones y 54.000 nacimientos; hay un crecimiento natural. Pero ese crecimiento será cada vez más pequeño y ya vemos las dos curvas acercándose”, destacó el demógrafo.
A este comportamiento se le deben agregar las migraciones, que podrían acelerar o desacelerar el crecimiento.
Dicho comportamiento incluso podría adelantar la llegada de ese punto de “crecimiento cero”, es decir, que no ocurran dentro de 22 años si no antes. Rosero explicó que el crecimiento actual es mucho menor al que se previó con el Censo 2011, cuando los nacimientos eran más.
Las proyecciones de ese entonces decían que llegaríamos a los seis millones en 2046, ahora esos seis millones no se alcanzarían y los números de población bajarían cada vez más. De hecho, para el 2100 podríamos estar por unos 4,6 millones de habitantes, según Rosero. El IHME prevé una caída mayor y augura 3,9 millones para 2100.
¿Cuándo decrecería la población?
Con base en el censo 2011 y de natalidad, hay tres proyecciones, pero, las mujeres ahora tienen menos hijos que los previstos
FUENTE: Centro Centroamericano de Población, Luis Rosero, demógrafo || INFOGRAFÍA / LA NACIÓN.
“Todos estamos esperando los resultados del Censo 2022 para trazar nuevas proyecciones y ver si ese crecimiento cero está ya a la vista”, enfatizó.
Todo dependerá de esos tres factores clave: nacimientos, defunciones y migraciones. Vamos uno por uno.
LEA MÁS: ¿Cuánto aumentará la esperanza de vida en Costa Rica para 2040?
Nacimientos
LEA MÁS: Eithan Jesús, el primogénito soñado por Madelyne y Reinier, podría ser el tico 5 millones
Cuando Rosero trazó las primeras proyecciones con base en el Censo 2011, partió de tres supuestos de natalidad. El primer escenario decía que los nacimientos aumentarían a una tasa de 2,1 hijos por cada mujer. En el segundo escenario cada mujer tenía, en promedio, 1,8 hijos, como los vistos en aquel momento. El último que consideró fue un escenario, según él, de “baja fecundidad” en el que cada mujer tuviera 1,6 hijos.
La realidad, sin embargo, evidenció algo muy diferente, pues estamos lejos de alcanzar las proyecciones más bajas. “Están naciendo muchos bebés menos de lo previsto y estamos en ultrabaja natalidad”, resumió el demógrafo.
Se considera que un país está en ultrabaja natalidad cuando llega a 1,3 hijos por mujer o menos.
En este momento, según datos del World Population Data Sheet, nuestro país es el de menor natalidad en el continente. El promedio en América es de 1,69 hijos por mujer (con un máximo de 2,05, en Ecuador). En Costa Rica es de 1,31 y, si se saca de la ecuación a las extranjeras y nos quedamos solo con las nacionales, la fecundidad está en 1,13.
“Costa Rica está más baja que Canadá, que fue históricamente la más baja”. Canadá tiene 1,42 hijos por mujer.
El cambio no fue tan gradual. En 2020 se sintió una diferencia clara. Rosero apuntó que las extranjeras tuvieron una caída dramática en partos en ese año. “Esto no es efecto de la pandemia. Son mujeres que se embarazaron mayoritariamente en 2019 y tuvieron a sus hijos en 2020”, indicó el investigador.
La abrupta caída también se vio en las nacionales. Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), entre 2019 y 2020 se registró la baja más fuerte en la natalidad, pues los nacimientos disminuyeron de 64.274 a 57.848 en ese periodo. Se trata de 6.426 vidas menos, una reducción del 10% de un año a otro.
En 2021, los nacimientos bajaron un 6,15%, para ubicarse en 54.288, el número más bajo desde 1958, cuando hubo 53.919 alumbramientos.
Todavía no hay datos de alumbramientos para todo 2022 en el INEC, pero se tienen los datos del primer semestre: 25.825. Si la tendencia se hubiera mantenido, el año pasado habría cerrado con unos 52.000 nuevos habitantes.
Fecundidad en América
Si se toma en cuenta únicamente a las costarricenses y no a las migrantes, el número es todavía menor
FUENTE: Luis Rosero, demógrafo; World Population Data Sheet || INFOGRAFÍA / LA NACIÓN.
LEA MÁS: Se acentúa tendencia a tener menos de dos hijos en Costa Rica
¿Renuncia a la maternidad o retraso?
LEA MÁS: Esperanza de vida de los costarricenses sufre histórica caída
Rosero reflexionó : ¿Esto se mantendrá así porque las mujeres están renunciando a la maternidad o más bien la están retrasando y veremos una “reposición” en los próximos años, cuando ya busquen embarazos?
Para él, todavía es temprano para saber, pero seguramente ambos factores se combinarán.
“Esta caída en la natalidad la estamos observando, sobre todo, porque han dejado de tener hijos las mujeres muy jóvenes. La fecundidad en adolescentes cayó en picada, pero probablemente muchas de ellas tendrán hijos más adelante; todavía no se sabe cuándo ni si tendrán la misma cantidad que las generaciones previas”, subrayó.
Por razones biológicas, advirtió, cuando se pospone la maternidad muchas mujeres se encuentran con que ya no pueden tener hijos o que su cantidad será menor. Si el primer embarazo es a los 40, probablemente sea el único.
Rosero también expresó que hay familias que sí querrían tener uno, dos o más hijos, pero lo descartan debido a presiones económicas y falta de servicios de cuido.
“En Francia o en los países nórdicos las familias siguen teniendo dos hijos porque se les apoya. Aquí en Costa Rica el cuido de niños pequeños está muy subdesarrollado”, aseveró.
A esto se le agrega que hay una generación “sándwich” que hoy tiene 50 0 60 años. Sus hijos adolescentes todavía están en casa y requieren de ellos, pero, a su vez, deben cuidar a sus padres mayores.
Ticas madres a los 25 años
La baja en la natalidad podría deberse no solo a una renuncia a la maternidad, también a la posposición de esta
FUENTE: Luis Rosero, demógrafo || INFOGRAFÍA / LA NACIÓN.
Fallecimientos
La pandemia pintó una realidad que cambió ligeramente los números. Entre 2019 y 2021, la covid-19 hizo que la esperanza de vida al nacer decayera más de dos años, al pasar de 79,9 años a 77,8 años, según estimaciones del propio Rosero.
Este indicador no significa que los ticos perdieron dos años de vida, sino que quienes murieron lo hicieron antes de los previsto.
El número de muertes creció un 7,9% en el 2020 en comparación con el registro del 2019, mientras que un año después el alza fue de un 18,1%.
Sin embargo, el demógrafo destacó que ya para este año se podrá ver un regreso a la esperanza de vida usual. Las vacunas, los contagios previos y otras medidas protegieron contra una cifra mayor de muertes.
Él no tiene proyecciones de cuánta será la esperanza de vida a largo plazo, pero la IHME trazó la suya hasta 2100, cuando los hombres vivirían 81,7 años y las mujeres 87,3, para un promedio de 84,5, casi cinco años más a los de 2019.
Tendencias rompieron proyecciones
El demógrafo Luis Rosero basó sus proyecciones con el Censo del 2011, pero la realidad le mostró otra cosa
FUENTE: INEC, Luis Rosero, demógrafo || INFOGRAFÍA / LA NACIÓN.
Migraciones
En el caso de las migraciones, dijo Rosero, tiene una inferencia que todavía está sujeta a comprobación: “Parece que con la pandemia se fueron muchos migrantes. No sé cuántos habrán regresado. Muchos probablemente se fueron por falta de trabajo, y otros no entraron porque estaban cerradas las fronteras”.
Los flujos migratorios podrán regresar a su cauce anterior a la pandemia e incluso aumentar, pero no serían tan grandes como para generar una reversión en la tendencia de menor crecimiento de habitantes.
Por otra parte, aunque los ticos que deciden migrar a otras latitudes no son un número grande, también le restan a la cantidad de habitantes.
Los desafíos
Frente a este panorama, el país todavía no está preparado para afrontar los riesgos de ese crecimiento cero de la población.
“El impacto más importante es el envejecimiento de la población. Si no estuviese íntimamente ligada al envejecimiento, pues quizás no habría mayor problema, pero sí lo está, y ese envejecimiento ya venía siendo rápido y se acelerará todavía más”, manifestó.
Lo primero que se vería es un efecto en los sistemas de salud y de pensiones, que van a sufrir una presión extraordinaria, precisó el experto. “Ya se siente, pero va a ser mayor”, sostuvo.
El demógrafo indicó que esto no es catastrófico, pues otros países ya lo han enfrentado, pero insistió en que hay que tomar medidas.
Una de las formas, consideró, es que los ingresos del sistema no estén tan ligados a la población joven, es decir, que no dependan en tanta medida de cotizaciones salariales, pues esta es una curva asociada con la edad.
También se tiene que atender el asunto del cuido de los familiares a los adultos mayores y si las comunidades están listas para darles esa atención.
“Son muchos los grises, hay personas con 50 años con muchas discapacidades, y gente de 70 en toda capacidad. La curva de mayor dependencia comienza a dispararse a los 80″, afirmó.
A largo plazo
Los efectos en un futuro más lejano ya pueden dibujarse. “El sistema de salud definitivamente no está preparado para lidiar con una población muy numerosa de adultos mayores con familias pequeñas. Eso va a ocurrir en un plazo de 20 años o algo así”, recalcó.
El especialista dice que también debería pensarse en quienes desarrollarán alzhéimer y que van a pasar 5 o 10 años con esa condición y cuya familia no está en condiciones de cuidar o no tiene familia que lo cuide.
“La Caja (Costarricense de Seguro Social, CCSS) no está lista para eso”, aseveró.
¿Qué hacer? Comenzar por discutir el tema seriamente y ver qué significa esto para el sistema de salud, de pensiones y de cuido. Y esto involucra a los gobiernos, a la academia, a los profesionales de salud y de Gerontología, pero también de todos nosotros como sociedad.