Cuando Fanier Sandoval y Mariana Row salieron de la Clínica de Puerto Viejo de Sarapiquí la mañana del martes 15 de febrero llevaban una misión clara. Estos técnicos de atención primaria en salud (ATAPS) tenían como tarea vacunar contra covid-19 a quienes viven en poblados de difícil acceso cercanos al río San Juan.
Su tarea se cumplió en Los Ángeles de Cureña, un pueblo a 45 minutos al que se llega por calles de lastre, pero antes de seguir a la siguiente comunidad en su campaña contra la pandemia, tenían un encargo muy particular.
Fanier y Mariana montaron en sus motocicletas y se desviaron unos 20 kilómetros para llegar a la casa de Heidy Morales Urbina.
La mujer había dado a luz hacía 13 días a su pequeño Óscar. El niño debió ser sometido al tamizaje neonatal desde una semana atrás, pero a la madre le había sido imposible llevarlo, pues llegar al Área de Salud no es sencillo para ella.
Primero hay que caminar unos 45 minutos, entre lastre y lodo, hasta la calle por donde pasa un bus. El problema es que no puede ser cualquier día, sino que solo en el que hay servicio, porque el transporte público opera una vez por semana.
Otro pequeño obstáculo y no menos importante es que el pasaje cuesta ¢3.500 por trayecto, es decir, el viaje representa un gasto de ¢7.000, que no siempre se tienen.
“Con un bebé así de pequeñito a uno le da miedo salir”, explicó la madre, de 21 años.
Por eso fue tan importante que los vacunadores decidieran desviarse para hacer esa tarea extra: el tamizaje de Óscar.
“Esto realmente es función del equipo de Enfermería, pero como nosotros veníamos cerca, así nos ayudamos entre todos. Aquí cuesta mucho entrar”, expresó Sandoval.
“Esta muchacha ha rechazado la vacuna contra covid-19 varias veces, no he logrado convencerla. Pero ella recibe todos los otros servicios y su bebé también los tendrá”, comentó minutos después.
Él tomó las muestras de sangre del talón del bebé y llenó minuciosamente un formulario con los datos. Lo guardó en los bolsillos de su chaqueta. Se despidió de la joven y le recordó que estarían pendientes de avisarle en caso de que la prueba mostrara alguna anomalía, pero muy probablemente todo estará en orden.
El equipo continuó su jornada de vacunación en otras zonas. De regreso, el aguacero amenazó el viaje, pero Fanier Sandoval custodió la tarjeta y la protegió del agua. De regreso a la clínica, cerca de las 4:30 p. m., entregó los documentos a la jefatura de Enfermería.
Prueba clave
¿Por qué este examen es tan vital que se llega a las cercanías de la frontera con Nicaragua para obtenerlo? La extracción de sangre del talón de los bebés puede detectar 29 enfermedades.
Con esta muestra, los expertos hacen los análisis genéticos que corresponden a cientos de anomalías cromosómicas (o de genes). Los resultados pueden dar la alerta sobre la presencia de alguna de esas 29 enfermedades.
Si la prueba es positiva, se convoca a los padres para verificar el diagnóstico con otro examen. Si esto se diera en el caso del bebé de Heidy Morales se viajaría nuevamente allí para confirmar lo visto en el primer examen. En caso de que el segundo examen confirme, se le asigna al menor un tratamiento que deberá continuar por el resto de su vida, con el fin de controlar la situación.
En el 2021, el país llegó a dos millones de bebés tamizados, equivalentes al 38% de la población. En 2020 (último año para el cual hay datos disponibles), la iniciativa detectó 40 positivos por uno de estos males; de ellos 15 (el 37%) se diagnosticaron con hipotiroidismo congénito, un síndrome en el que la glándula tiroidea no puede producir las cantidades adecuadas de la hormona tiroidea. Si no se atiende a tiempo provoca retardo mental.
La prueba también puede detectar otros males, como homocistinuria, que puede causar osteoporosis, trombosis (coágulos sanguíneos), hemorragias, retardo mental y problemas circulatorios; tirosinemia, que produce daño en el hígado y puede desencadenar cirrosis o cáncer; y la argininemia, que puede causar daños cerebrales.