Para Max Figueroa, jefe de Clínica en el servicio de Psiquiatría, en el Hospital Nacional de Niños, el acceso casi ilimitado de los menores a aparatos electrónicos aumenta su vulnerabilidad.
Entre los factores de riesgo más importantes está la desesperanza: cuando pierden motivación y propósito para vivir. Las causas, sin embargo, son múltiples y muy complejas.
El siguiente, es un resumen de la conversación con Figueroa.
- ¿Han aumentado las atenciones por ideas suicidas en niños?
- Sí, vemos un aumento en la cantidad de chicos con ideaciones y es bastante frecuente. Es variable, pero es frecuente. Llegan por referencia a emergencias. Muy frecuentemente son las escuelas las que refieren a los servicios. En nuestra población es un aumento significativo. Los intentos de suicidio mantienen su frecuencia de uno o dos por mes.
- ¿Cuáles son los rangos de edad?
- De diez para arriba. En general, mientras más pequeño vemos menos esto. Hay un fenómeno de edad: entre más pequeño el niño, el riesgo es menor. Esto es un fenómeno mundial.
- ¿Cuáles son los factores de riesgo?
- Antecedente de depresión. Un adolescente por su edad o un adulto tiene más riesgo si ya tiene antecedente de depresión. También quienes han realizado intentos previos. El consumo de sustancias es otro factor porque aumenta la deshinibición. Esto es más frecuente de la adolescencia para arriba. Y el factor clave es la desesperanza.
“La mayoría de las veces, la ideación significa “estoy buscando ayuda, quiero hablar con alguien, escúchenme; les estoy diciendo algo”. Esta ideación puede hablar: “me están haciendo bullying, deténganlo. Mis papás se están separando, resuélvanlo”. “Pónganme atención”. Es muy duro, que los papás en la carrera de estar trabajando se les olvida dar atención a los niños, y muchas veces es un grito superclaro: “por favor, ayúdenme. Si yo sigo en esta casa, prefiero estar muerto que seguir en esa casa”. Y ese seguir en esa casa es solo, porque están pero no están conmigo. Eso es lo que me dicen: “Me siento solo, no me dan atención, están muy ocupados trabajando, no me hablan”.
- ¿Cuál es el protocolo de abordaje?
- A la gran mayoría que manifiesta la ideación no hay que hospitalizarlos. Son causas de consulta externa. Se interviene, determinan los factores de riesgo, se hace una historia clínica con formulación diagnóstica y un plan de tratamiento.
- ¿Por qué está pasando esto?
- La entrada a la adolescencia se está volviendo más compleja, y se convierte en un desafío más grande para los chicos. La dependencia a los aparatos electrónicos... hay chicos que entran en crisis si se los limitan.
- ¿Cómo está respondiendo el sistema?
- Cuando un niño llega aquí ya es tarde porque una serie de situaciones ocurrieron e hicieron que el niño pensara en hacerlo, o que se autoagrediera, tuviera una crisis y entrara en depresión. Aquí estamos en la parte curativa. Aquí ya pasó. Lo realmente importante es lo que viene del otro lado: cómo prevenimos que esto ocurra.
- ¿Cuáles son esos factores de protección?
- Hay un par fundamentales. Uno, las relaciones y la comunicación intrafamiliar. Si hay una buena comunicación y relación intrafamiliar, esto se aborta. Y familia no es necesariamente la biológica. Número dos, la religiosidad. La presencia de valores espirituales genera esperanza. El tema es la desesperanza es clave: si vivo sin esperanza, ¿para qué hago lo que hago? Sí se ha visto que ese es un factor protector.
“Podríamos darles a los muchachos razones de ser. Oportunidades deportivas, de desarrollo musical. Hay que darles más, pero lo que le están dando es acceso a lo electrónico. Si tengo un chico practicando deporte o es un músico, las posibilidades de que sean víctimas son menores. Tengo que darles una alternativa para ayudarlos a crecer y construir. Si les quito, los voy a tirar al vacío”.
- El hecho de que les llegue más casos es porque los sistemas de contención no están funcionando.
- Es un tema social. Es un tema país: mamás jefas de hogar, familias en pobreza, el crecimiento de las áreas urbano marginales… La respuesta a esto se está tratando en muchos niveles. Se está trabajando mucho en el tema de prevención temprana, pero falta mucho. Nosotros somos los que estamos recibiendo lo que ya pasó. En las áreas de salud hay programas para detectar chiquitos con trastornos de conducta.
- ¿Ustedes dan seguimiento a cada caso que llega? ¿Se sabe qué pasa con cada uno?
- No, realmente no. Los pacientes que recibimos, muchos no los continuamos viendo. Nosotros no tenemos capacidad para verlos a todos.