Detrás de cada muerte por suicidio hay un promedio de 135 personas que quedan expuestas, de alguna manera, a este evento traumático. Desde quien pasó y vio cuando se consumó el hecho, hasta compañeros de trabajo, escuela y familia que se enteraron de la noticia.
Se les conoce como sobrevientes a una pérdida por suicidio y son personas que necesitan buscar ayuda y acompañamiento para procesar esa muerte y retomar la vida.
La psicóloga Jackie Secades trabaja este tema. Ella también es sobreviviente de una pérdida por suicidio. La invitamos a “Estar Bien” para ofrecer una guía a quienes han pasado por una experiencia similar, o conocen a alguien en esta situación.
Lo primero que aconseja Jackie Secades es buscar ayuda. Lo ideal sería un terapeuta pero si no se tiene acceso a este recurso, se deben buscar personas y espacios seguros para hablar del tema y estar acompañado.
Para tener una idea sobre la relevancia de este asunto, Secades explica que las probabilidades de depresión, ansiedad y hasta de ideación suicida aumentan entre los afectados por una muerte por suicidio.
Se entiende por “afectado” a aquella persona que, por ejemplo, iba por la calle y presenció el hecho, o quien escuchó que un conocido lejano murió por esta causa, y hasta quienes conviven con una persona que ha intentado matarse y se enteran de una de estas muertes.
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Ese riesgo aumenta solamente por el hecho de estar expuestos, aunque no se conozca cercanamente a quien murió por suicidio, asegura Secades.
Hay otro grupo, el más próximo al fallecido, a quienes se les llama el grupo de los sobrevivientes.
“Existe esta noción de que fallecida la persona que estaba en crisis termina el problema, pero no es así. No solamente es una persona en crisis, sino que esa crisis se va a extender a un promedio de 10 a 15 más, que eran quienes tenían un vínculo afectivo cercano al fallecido”, explica la psicóloga.
Todos los duelos tienen su grado de complejidad, pero un duelo por muerte por suicidio tiende a complicarse en un 30% de los casos, agrega.
Las causas son variadas y complejas. Incluye el hecho mismo de ser un evento traumático o muerte violenta. Hay sobrevivientes, dice Secades, que encuentran el cuerpo o a ellos se dirigen las comunicaciones finales de quien murió por suicidio.
Este duelo también se puede complicar por el juicio social, que es muy fuerte en estos casos. Los sobrevivientes a una muerte por suicidio suelen escuchar frases del tipo “¿por qué no hizo más? ¿Cómo no se dio cuenta? ¿Pero usted qué hizo?”
Ante este panorama, agrega la psicóloga, estas personas tienden a aislarse y esto los expone a un riesgo enorme de conducta suicida. Por eso, la importancia de hacerse acompañar.
Para conocer más sobre este tema, lo invitamos a observar el video o escuchar el podcast con la entrevista completa a Jackie Secades.