Que Costa Rica, además de ser llamada la ‘Suiza centroamericana’ sea también reconocida como la ‘Irlanda de Centroamérica’ es la aspiración del nuevo presidente de la Junta Rectora del Consejo Nacional de la Persona Adulta Mayor (Conapam), Norbel Román Garita, quien ve a todos los 84 cantones del país transformados en ciudades amigables con nuestros mayores de aquí al 2026, siguiendo el modelo irlandés.
Esa nación europea firmó una declaración, en el 2011, en la cual reconoce la importancia del sitio en donde viven las personas, que muchas veces es el mismo en donde crecen y envejecen. En esa declaración, los irlandeses atribuyen al entorno y a las redes de barrio una incidencia innegable en la calidad de vida, y un rol que puede llegar a hacer la diferencia en el nivel de dependencia de todas las personas, especialmente las mayores.
En el 2019, la Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoció a Irlanda como el primer país en adquirir la categoría de “Age Friendly” (amistoso con la edad), lo puso de modelo para otros, y Costa Rica no es la excepción.
Ambos países comparten una cantidad total de población similar, que supera los cinco millones de habitantes, pero en Irlanda quienes tienen 65 y más constituyen un 13,3% de su gente (datos al 2019), mientras que Costa Rica es una sociedad en pleno envejecimiento, con un 8,9% de su población mayor de 65 años en el 2021. Se espera que en el 2050, los adultos mayores constituyan el 30% de los costarricenses.
Román Garita tiene 57 años. Es médico y tiene dos especialidades: una en Geriatría y otra en Neurología. Además, es investigador reconocido de enfermedades como el Alzheimer y demencias, como la vascular. Fue juramentado presidente de la Junta Rectora del Conapam en junio y estará en ese cargo los próximos cuatro años.
Asegura que lleva la cuenta de los días que tiene disponibles para levantar los pilares que ha identificado para fortalecer al Conapam como ente rector de las políticas dirigidas a la población adulta mayor (PAM). Desde la sociedad civil, Román ha trabajado con asociaciones que atienden a enfermos con demencia, y conoce de primera mano las necesidades de esos adultos mayores y sus familias.
Hasta el 14 de julio, Román tenía a la vista 1.387 días para cumplir con una lista de propósitos entre los cuales está tener a los 84 cantones del país comprometidos con esa población y transformados en ciudades amigables con los adultos mayores. Actualmente, hay 22; algunos son Curridabat, Cartago, Montes de Oca, Tibás, Grecia, Zarcero y Belén.
El compromiso implica impulsar mejoras en los servicios de salud, transporte y recreación. También, conlleva hacer una infraestructura urbana adaptada a los mayores, con parques, aceras y edificios accesibles. Pero, sobre todo, con una cultura que promueva el respeto y el cuidado de estas personas, y que también luche contra el estigma de la vejez, el viejismo, dijo Román.
“Mi bandera es la dignidad en la vejez y para esto se requiere un puente de cinco pilares. ¿Cómo lo haré en cuatro años? Primero, tenemos que hacer una transformación cultural en la que todos debemos entender que la vejez es un período maravilloso de la vida que no debería ser un problema”, manifestó.
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Para cumplir con uno de sus objetivos de gestión, convertir a Costa Rica en la ‘Irlanda de Centroamérica’, nombrará un gestor de proyectos, que Conapam no tenía. También está entre sus planes tener a un adulto mayor como miembro consultivo, y ¿por qué no?, crear una oficina de adultos mayores en cada municipalidad. A la vista también está el Congreso Nacional de Ciudades Amigales, en octubre próximo.
“Los proyectos exitosos deben llegar a todos, y sí los tenemos. Tenemos un hospital lindísimo, pero está en San José. Podemos tener más hospitales de día, más atención a domicilio y más cuidado paliativo cerca de la gente. Tenemos más de cien OBS’s (Organizaciones de Bien Social) a cargo de hogares de larga estancia y centros diurnos. Podemos cambiar la idea de centros con personas sentadas tomando café y viendo tele, a centros de preservación funcional para un envejecimiento exitoso”, comentó.
Voluntariado y academia
En las variables que entrarán a jugar en la fórmula de Norbel Román para conseguir un cambio cultural, fortalecer todo el tema de derechos para proteger a los adultos mayores del maltrato y el abandono, e impulsar lo que llama “una atención integral progresiva”, está la ayuda de la academia y de voluntarios que ya le han ofrecido su apoyo profesional para impulsar una larga y ambiciosa lista de planes.
“Como país, alcanzamos el éxito en años de vida para nuestra población pero no les estamos garantizando funcionalidad. La nueva realidad se centra en un enfoque diferente: preservación funcional y cognitiva”, explicó.
Por eso, pretende trabajar en una política regional para preservar lo que considera es el principal proyecto de envejecimiento exitoso en Costa Rica: la llamada zona azul, compuesta por cinco cantones de la península de Nicoya: Carrillo, Santa Cruz, Nicoya, Hojancha y Nandayure.
Ahí, sus habitantes están entre los más longevos del mundo, mérito que comparten con la isla de Cerdeña, en Italia; la de Okinawa, en Japón; Loma Linda, en California (Estados Unidos), e Ikaría, en Grecia. La fórmula para alcanzarlo ha sido no solo agregar años a la vida, sino calidad y propósito, apoyo familiar y espiritualidad, alimentación sana y actividad física.
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En una institución con apenas 39 funcionarios para cubrir las necesidades de todo un país, que se quedó hasta sin página web para difundir su información, la tarea que se propone Román en cuatro años parece mayúscula, con desafíos como el abandono de adultos mayores, la pobreza y el embate de enfermedades que hacen urgente la promoción prácticas para el envejecimiento saludable.
Pero él apuesta al trabajo en equipo, con instituciones que ya existen, con organizaciones de la sociedad civil que conocen caminos y tienen proyectos exitosos que se pueden y deben reproducir, y con gente que ha ofrecido ayuda porque reconocen que este es un asunto estratégico y urgente.
Román aspira para él mismo a tener un envejecimiento saludable, funcional y exitoso, como han comprobado que es posible los centenarios que tiñen de azul a la península de Nicoya.
El médico se compromete a promover la vejez con dignidad, como se ve en Irlanda y para ello aplicará en este nuevo desafío la técnica que aprendió de sus ancestros boyeros, quienes le aconsejaron de niño cargar a los bueyes parejos para jalar hacia adelante y salir del atolladero.