En la intimidad del consultorio, Raúl Paniagua Paniagua le abrió el corazón al médico que tenía al frente y le compartió sus preocupaciones por depender de una pensión de invalidez de ¢150.000 mensuales para mantener a esposa y dos hijos estando tan enfermo.
Este vecino de Corredores, en Puntarenas, se tuvo que pensionar porque una enfermedad congénita lo sorprendió pasados los 30 años y le dañó para siempre sus pulmones. Ahora está en lista de espera de trasplante. De esto depende su vida.
Contrario al consuelo y a la empatía que Raúl esperaba, el médico le contestó con un seco “usted no es indispensable”, contó este hombre joven, quien en cuestión de cinco años pasó de manejar vagonetas en fincas de palma africana y arrear ganado a depender de un tanque de oxígeno mientras espera un trasplante de pulmón.
El médico en cuestión no sabía con quién se metía.
“Aunque esté dentro de un hueco yo no me siento desechado. No seré indispensable para él, pero aún lo soy para mis hijos. Tengo mis fuerzas, aunque escasas, y las usaré para echar adelante hasta el último día.
“No soy de los que se rajan con el primer leñazo. Esto es una ahuevada: estar montado usted en la línea de trasplante y que le digan que no se lo pueden hacer. Esto es algo del corazón. Tiene que haber empatía con el ser humano”, reclamó Paniagua, de 37 años, en referencia a los meses de zozobra que han tenido que soportar los pacientes que aguardan un trasplante de corazón y pulmón.
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La falta de pago de disponibilidad médica para cirujanos y anestesiólogos del único programa activo de trasplante de esos órganos en la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), ocasionó que tres corazones y cuatro pulmones no se utilizaran por la dificultad de conformar los equipos. Esto pasó en tres operativos de trasplante efectuados en marzo anterior.
Según informó el jefe de la sección de Cirugía del Hospital Calderón Guardia, Rodrigo Chamorro, este lunes la Gerencia Médica confirmó el presupuesto para pagar disponibilidad por los próximos cuatro meses. Contar con este recurso permitirá hacer trasplantes fuera de jornada ordinaria.
Este martes, el coordinador institucional de donación y trasplantes, de la CCSS, José André Madrigal, confirmó a La Nación que la Gerencia Médica modificó el modelo de pago del programa de trasplante cardiopulmonar del Hospital Calderón Guardia.
Según Madrigal, se gestionó la creación y ampliación de las disponibilidades médicas hospitalarias que fueron solicitadas para las especialidades relacionadas con este programa.
El coordinador además confirmó que la Junta Directiva de la Caja conocerá una propuesta definitiva de modificación del modelo de pago vigente para los programas de donación y trasplante institucionales. Esto será en las próximas semanas.
Dos años esperando un pulmón
Raúl Paniagua Paniagua lleva dos años esperando que aparezca un pulmón compatible. Una noche de setiembre pasado, lo llamaron del Calderón porque salió uno, pero en ese momento él estaba velando por su mamá en agonía de un cáncer terminal y además con la sospecha de estar resfriado: “llevaba tres días de estar tomando pastillas de pulpería porque cuando me agarra una rasquiña en la garganta es señal de que me va a dar gripe”.
Tenía que ser sincero con el equipo de trasplantes. El riesgo de tener una infección respiratoria en curso le quitó la oportunidad de pasar a quirófano. “Ese es el calvario de todos nosotros. Es una de las cosas más desgastantes”, admitió.
Según contó, desde chiquitillo sufría molestias respiratorias pero siempre lo trataron como asmático. Fue su esposa la que empezó a notar que cada resfriado de Raúl terminaba en una crisis de falta de oxígeno.
“La cuestión es que pasaron los años. Yo aprendí a soldar y nunca tomé los cuidados personales. Parece que el humo de la soldadura colaboró con el daño en los pulmones”, narró.
Una neumóloga privada lo refirió al Hospital San Juan de Dios para que lo evaluaran. Pero cayó la pandemia de covid-19, que providencialmente lo envió a Emergencias del México en donde luego descubrieron su enfermedad de fondo. Raúl padecía un déficit de alfa uno antitripsina, una proteína cuya función principal es proteger pulmón e hígado.
Él y dos hermanos sufren este déficit pero solo Raúl evolucionó a un estado de gravedad que lo obliga a conectarse permanentemente a un tanque de oxígeno para sobrevivir.
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Paniagua recibe actualmente un medicamento de alto costo por el que tuvo que poner tres recursos de amparo para que la CCSS se lo diera.
“Lo mínimo que yo camine el ahogo es mayor. Como lo dijeron los especialistas, ahorita tengo un concentrador de oxígeno para las noches y un tanque de oxígeno para el día. El problema es que, conforme más tiempo pase sin trasplante, más se comprometen los otros órganos”, agregó Raúl.
Para mantenerse en la lista de candidatos a trasplante, Paniagua debe viajar dos veces a la semana a rehabilitación pulmonar en San José.
“He perdido citas por cuestiones económicas. Me la tengo que jugar con ¢150.000 para cuatro viajes a San José. Ya no hay plata. Se murió mi mamá, se nos complicó la situación, y me iban a sacar de la lista de trasplantes si faltaba. Si me sacaban era borrón y cuenta nueva”, comentó preocupado.
Para acabar de complicar las cosas, sucede lo del pago de disponibilidad médica.
“Quienes estamos con EPOC (enfermedad pulmonar obstructiva crónica), hipertensión pulmonar o cuestiones cardíacas no tenemos medicina más allá del trasplante. Estamos al borde del precipicio, y cada día que pasa nos vamos acercando más y más al borde en donde ya no habrá más vuelta de hoja. Los órganos no aparecen como naranjas en los árboles. Esta situación se tiene que solucionar”, exhortó.
Nota actualizada el 28 de mayo, a las 5:04 p.m., con información enviada por la CCSS.