“Porque lo dice la Biblia”, “porque a Dios no le gusta” y hasta por “miedo a no llegar al paraíso”. Las creencias religiosas llevan a algunos padres a rechazar tratamientos médicos para mejorar y salvar la vida de sus hijos menores de edad. Esos argumentos los deben escuchar con frecuencia pediatras, enfermeras o trabajadores sociales en los hospitales de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), junto a la oposición a fármacos o a tratamientos para trastornos psiquiátricos.
Lo confirma Marielos Villalobos Miranda, subjefa de Trabajo Social del Hospital Nacional de Niños (HNN). “Hay resistencia en algunos padres con denominaciones religiosas. Cuando se habla con Testigos de Jehová hay un tema relacionado con cirugías y posible transfusión sanguínea. Ahí hemos avanzado en materia de conciliación con padres de familia y asociaciones que existen en su iglesia. En muchos casos hemos logrado respetar (sus creencias) con fluidos que no son sanguíneos y se manejan en laboratorio. Siempre está esa alternativa como primera opción para respetar su creencia”.
Eso sí, a los padres se les deja claro que si hay una emergencia y su hijo necesita una transfusión, el hospital “no lo va a dejar morir y hará todo lo necesario para preservar su vida y salud”, agregó Villalobos.
En ese centro pediátrico atienden los casos más complejos de todo el país. El incremento en el volumen de casos, pero sobre todo en la complejidad de las causas de oposición a tratamientos, obligaron al hospital a crear una estrategia de acercamiento, conciliación y convencimiento cuando las familias ponen barreras para atender a sus enfermos menores de edad.
El equipo tiene médicos especialistas, enfermeras, psicólogos, terapeutas y trabajadores sociales. Todos los días programan reuniones para informar y convencer a padres reacios a seguir las indicaciones médicas.
La resistencia de algunos progenitores debido a creencias religiosas es una de las barreras frecuentes. Pero también hay otras: temor sobre algún tratamiento o mitos sobre sus posibles efectos, y hasta peleas entre pareja que hacen a uno de los papás afirmar, equivocadamente, “aquí se hace lo que yo digo”.
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Un caso que hizo público estos conflictos fue la violenta invasión de un grupo antivacunas en el Hospital San Vicente de Paúl, Heredia, el 26 de enero, para “rescatar” a un niño de seis años cuyos padres se oponen a la inmunización contra la covid-19. Hubo acercamientos con ellos, pero una convocatoria por redes sociales llevó a la incursión en la cual la Policía evitó que se llevaran al chiquito. Hechos como este ocurren porque los padres invocan la autoridad parental o patria potestad con una interpretación incorrecta. Lo que no saben es que esto podría llevarlos a ser separados de sus hijos o hasta la cárcel, según especialistas en Derecho de Familia.
Pero lo ocurrido ese día no es un hecho aislado, advirtió Sonia Valverde Arce, jefa de Pediatría y Neonatología del hospital de Heredia. “Para nosotros esto no es solamente cuestión de un día. Es un quehacer diario de todos los funcionarios, públicos y privados, que tenemos contacto con pacientes pediátricos y adolescentes. Cuando atendemos en el ámbito hospitalario, la única visión que tenemos es el bienestar del menor de edad. Todas las acciones que tomamos van orientadas a ese punto. Con solo una sospecha la alarma se enciende y se activa el protocolo”.
El portavoz en Costa Rica de los Testigos de Jehová, Pedro José Novoa Vargas, confirmó que los acercamientos de sus comités de enlace con el Hospital de Niños se realizan desde el 2000, y ahora en pandemia, por medio de reuniones virtuales, en especialidades como Cirugía, Anestesia y Hemato-oncología.
“Nos parece muy provechoso cuando los médicos y el hospital brindan información a los padres sobre el estado de salud de sus hijos. Los Testigos de Jehová buscamos atención médica de calidad y tomamos medicamentos. No practicamos la curación por fe. Los acuerdos son de colaboración y buena comunicación y han dado muy buenos resultados.
“Tanto en el HNN como en otros hospitales nacionales existen alternativas médicas a las transfusiones de sangre avaladas científicamente, por lo que apelamos al uso de estas. Si es necesario, consultamos a médicos y cirujanos con experiencia en el uso de técnicas sin sangre”, agregó Novoa quien aclara que esta agrupación religiosa ayuda y educa a sus miembros, pero son ellos, al final, los responsables de tomar sus decisiones en asuntos médicos.
La Nación contactó a la Alianza Evangélica, pero sus voceros prefirieron no referirse a este tema.
Morfina y desinformación
La resistencia a fármacos para el manejo del dolor es otra de las causas frecuentes entre padres que relacionan los efectos de algunos de esos medicamentos con adicciones. Es común encontrar una barrera cuando se les habla, por ejemplo, de usar morfina en pacientes agudos y crónicos.
Algo similar ocurre cuando se interviene médicamente en trastornos emocionales o de conducta de los menores. Estos pacientes psiquiátricos, afirma Marielos Villalobos, requieren una intervención compleja pues hay algunos en los cuales los padres solo medican a sus hijos cuando están en crisis o suspenden el tratamiento por temor a que se hagan adictos.
La negación de papás y mamás a diagnósticos de enfermedades en sus hijos y su esperanza en una recuperación, también los lleva a chocar con los médicos. Sucede con frecuencia en niños con enfermedades crónicas, entre ellas encefalopatías o parálisis cerebral infantil. En los casos donde la condición ha avanzado, hay quienes se resisten a darles alimentación asistida con uso de sonda o PEG (para alimentar directamente al estómago).
De alguna forma, al negar el deterioro o evolución de la enfermedad insisten en alimentarlos por la boca, con el consecuente riesgo de ahogamiento (broncoaspiración) o desnutrición.
“En ese tipo de tratamiento es común que a Trabajo Social nos lleguen referencias para que intervengamos las familias que los han suspendido sin autorización médica, o consideraron que no eran necesarios.
“Cuando la información no basta y los padres no lo quieren comprender, es donde les explicamos que, como funcionarios, estamos obligados a hacer uso del marco legal para proteger estos derechos. Ahí es donde nosotros hemos tenido, sí, algunas dificultades, que por dicha no es el común denominador”, aclaró la trabajadora social Marielos Villalobos.
En la consulta pediátrica privada, la complejidad de los casos es menor, confirmó el médico Wálter Piedra Rodríguez, de la Clínica Kidoz, y con 30 años de experiencia.
“El gran tema aquí son las redes sociales, donde hay un montón de desinformación que la gente lee y a la que le hace más caso. Llegan con mucha información, pero desinformados a la vez”, dijo. En su experiencia como pediatra, se ha encontrado más bien padres que llenan de medicamentos a sus hijos, especialmente, antibióticos y vitaminas, sin consultar. Aquí la labor de convencimiento y educación también es ardua.
Vacuna anticovid en la lista
La vacunación anticovid se suma a la lista de causas de resistencia contra tratamientos y de choque entre padres y personal de salud. Lo reconocen varios hospitales, entre ellos el de Heredia, el San Rafael de Alajuela y el Hospital San Carlos.
En esta última comunidad hay grupos antivacunas que han sembrado dudas y temor en la población. El director del hospital sancarleño, Édgar Carrillo Rojas, confirmó que en esta cuarta ola pandémica –y por primera vez desde que se inició la emergencia por la covid-19– tienen pacientes pediátricos hospitalizados positivos por esta enfermedad.
“Es un segundo frente con pacientes ingresados no vacunados, y a quienes, sí o sí, nos toca vacunarlos cuando desaparecen los síntomas. Nos hemos topado con familiares sin vacunar de estos niños que quieren estar con sus hijos durante su internamiento.
“Establecimos un protocolo de la mano del HNN, en el que se le da una charla a los familiares, se les explica el riesgo al que están expuestos, se les da equipo de protección personal y firman un consentimiento informado. En la charla se incluye la sensibilización y el convencimiento sobre la importancia de la vacunación. La experiencia es que muchos de esos padres se vacunan por su propia voluntad”, comentó Carrillo.
En el Hospital San Rafael de Alajuela, por su parte, han encontrado mucha resistencia para vacunar a los menores con factores de riesgo, confirmó la directora médica, Karen Rodríguez.
De una lista de 335 pacientes con alguna condición de riesgo, en 13 casos los papás se negaron a la vacuna, por lo que ahora la situación está en manos del Patronato Nacional de la Infancia (PANI) para que actúe conforme dice la ley.
“Se hizo todo un plan para citar a estos pacientes sin necesidad de que hicieran fila, con un trato especial, y nos topamos con la sorpresa de que muchos papás que nos dijeron que sí iban a venir, no vinieron; otros del todo nos dijeron que no por teléfono. Los papás no quieren venir y cuando uno les pregunta el porqué dicen ‘tengo mis razones’, ‘esas vacunas no están aprobadas’, ‘mi hijo no va a estar en un experimento’”, comentó la médica.