Popularmente conocido como relleno sanitario de La Carpio, el vertedero que opera desde el 2002 en las cercanías de la comunidad josefina del mismo nombre dejará de recibir residuos sólidos de la Gran Área Metropolitana (GAM) a finales de este año o a principios del 2025.
El Ministerio de Salud estima realizar en tres meses el cierre de esas instalaciones, lo cual pondrá en serios aprietos a las ocho municipalidades que llevan ahí los desechos que producen sus habitantes: San José, Santa Ana, Escazú y Tibás, y las ubicadas en Heredia: San Rafael, Santo Domingo, San Isidro y San Pablo.
Oficialmente nombrado Parque de Tecnología Ambiental (PTA) Uruka, los gestores de este relleno presentaron al Ministerio de Salud un plan de cierre técnico. Esto quiere decir que trabajan en la conformación de taludes con las cerca de 500 toneladas diarias de desechos que reciben, informó Lourdes Sánchez, de la Unidad de Gestión Ambiental, en el Ministerio de Salud.
Mary Munive Angermüller, ministra de Salud, corroboró que esos trabajos preparan las bases para las labores de cierre. “No hay forma de que se prolongue (la vida útil de este relleno)”, aseguró la jerarca este lunes, cuando reiteró la crisis que vive el país por el manejo de desechos.
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Con el cierre del relleno de La Carpio, las municipalidades de GAM quedarían con un único lugar para llevar los desechos que generan sus habitantes: el PTA Aczarri, en El Huazo de Aserrí.
Al cerrar el relleno de Los Pinos, en Cartago, y disminuir las toneladas que recibe el de La Carpio debido a su cierre inminente, el aumento de basura que ahora llega a El Huazo provocó que la vida útil de estas instalaciones se redujera en forma sustancial de once años a solo dos años, según los registros del último trimestre, advirtió Munive.
El vertedero de Aserrí recibe hoy 2.500 toneladas diarias enviadas por 31 municipalidades. Entre ellas, figuran varias de cantones lejanos como Pérez Zeledón, Buenos Aires, Puerto Jiménez, Corredores y Golfito.
“La situación es crítica. Conforme más residuos meto a un relleno, menos es su vida útil. A pesar de los esfuerzos del Ministerio de Salud hay oposición de gobiernos locales que no quieren tener el relleno en sus cantones”, recriminó la jerarca.
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Debido a esta situación, Salud presentó un proyecto de ley que propone que este ministerio sea el que emita los certificados de uso de la tierra para la instalación de sitios dedicados a la disposición final de residuos.
La iniciativa modifica la ley número 8839, Ley para la Gestión Integral de Residuos, que impulsa un modelo de regionalización según el cual cada sector tendrá un sitio de disposición final de residuos sólidos. Se dará prioridad a aquellas zonas sin rellenos o donde la vida útil de estos sea reducida.
El proyecto establece las llamadas “unidades de transferencia”, para facilitar el traslado de los residuos, y facilita el desarrollo de nuevas tecnologías para el tratamiento de residuos orgánicos, y la valorización y obtención de energía como mecanismos para alargar la vida útil de los rellenos.
Relleno de La Carpio tendrá zona de recreación
El relleno de La Carpio, según EBI, tiene aproximadamente 25 años de uso. En sus comienzos, recibía en promedio 1.800 toneladas por día, cantidad que se ha ido reduciendo paulatinamente hasta las 500 toneladas diarias actuales.
Según la empresa, el proceso de cierre técnico del Parque de Tecnología Ambiental (PTA Uruka), de La Carpio, se realiza de forma estructurada por etapas y con un diseño de ingeniería.
Cuando finalice la recepción de residuos, el resto del proyecto continuará operando mediante otros procesos. Entre ellos, la separación y recuperación de residuos y su proceso de valorización.
EBI también tiene previsto generar electricidad a base de biogás en colaboración con el Instituto Costarricense de Electricidad (ICE) y la Compañía Nacional de Fuerza y Luz (CNFL), así como la construcción de infraestructura recreativa con canchas, senderos y áreas verdes para el uso de la comunidad de La Carpio.
El proyecto seguirá administrado por EBI, que le dará mantenimiento y se encargará del tratamiento de los lixiviados y el biogás.
“Aunque ya no se tratarán más residuos en las celdas como actualmente se ejecuta, estos procesos se mantendrán debido a la biodegradación natural de los materiales previamente dispuestos”, aclaró la empresa.