Si las personas se lanzan en masa a las playas en las vacaciones de medio periodo, que van del 28 de junio al 9 de julio, es muy probable que Costa Rica vuelva a padecer el llamado efecto “Semana Santa”, cuya resaca aún mantiene bajo fuerte presión a los servicios de salud.
Este es uno de los grandes temores del gerente médico de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), Mario Ruiz Cubillo, quien no se cansa de exhortar a la población a evitar una situación similar a la que se dio en la última semana de marzo.
Así lo manifestó en entrevista con La Nación, este miércoles 26 de mayo.
Según el gerente, la cantidad de casos nuevos confirmados de covid-19 se ha estabilizado en los últimos días, probablemente como resultado de las medidas de restricción y de la suspensión de clases en centros educativos públicos, que disminuyó la movilización de personas.
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Sin embargo, la presión sobre los servicios hospitalarios de la CCSS se mantiene. Este jueves 27 de mayo, había 1.458 personas en los centros de salud a causa de la covid-19.
“Hay un efecto que a mí me preocupa muchísimo como gerente: tengo entendido que dentro de tres semanas son las vacaciones. Entonces podría pasar que los casos estén disminuyendo y que las vacaciones generen un efecto muy similar a la Semana Santa.
“En esta semana (la del 24 de mayo) comenzó un fenómeno interesante, que creo que será provechoso: al suspender el ciclo escolar disminuye la movilidad, que genera una disminución de los contagios. Esto se verá reflejado en unas dos semanas, que es más o menos antes de que comiencen las vacaciones.
“Y ahí sí hay que apostar por la responsabilidad de cada familia para que no pase lo que pasó en Semana Santa”, reiteró el funcionario.
Según las proyecciones de la Caja, la cantidad de pacientes hospitalizados comienza a disminuir alrededor de dos semanas después de que se registra un descenso en el número de casos nuevos confirmados.
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También sucede lo mismo en la dirección contraria: cuando aumentan los confirmados, dos semanas después la ola toca la puerta en los hospitales.
Los expertos de la CCSS esperan empezar a notar un mayor aplanamiento en la curva pandémica en unas cuatro semanas; o sea, entre junio y julio. Pero está el factor vacaciones, cuyo efecto en la curva dependerá directamente del comportamiento de las personas.
Mario Ruiz confirmó que estas proyecciones ya han sido comentadas en niveles superiores de decisión, con el fin de que, de ser necesario, se refuerce alguna restricción que contenga una eventual cresta de esta ola pandémica.
“Desde siempre, hemos apostado a que esto no se resuelve en los hospitales. Podemos seguir poniendo camas, pero el problema no es la cama, sino el recurso humano. La única solución es disminuir la tasa de contagio, y la única forma es evitar interacciones.
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“En esas vacaciones, que van a coincidir con esa disminución de casos, no podemos cometer el mismo error que cometimos como sociedad en Semana Santa, cuando todo el mundo se fue para la playa, rompió los protocolos.
“Todo el mundo pensó que esto se había acabado, y de repente los casos comenzaron a aumentar otra vez y estamos viviendo lo que estamos viviendo actualmente”, dijo Ruiz.
Cuando esto pase...
Según el gerente médico de la CCSS, la institución tiene claro que, cuando pase la pandemia, quedarán vigentes medidas sanitarias cuyo beneficio en la salud y en los sistemas de atención está más que comprobado.
Mencionó la necesidad de mantener y dar sostenibilidad al lavado correcto y frecuente de manos con agua potable y jabón.
También, mencionó el reforzamiento de la práctica del protocolo del estornudo y el tosido, y una situación que han notado en los servicios de salud: un mejor control de las filas, porque la gente está llegando justo para su cita, cuando es presencial, y los centros también son más puntuales en la atención.
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“Toda crisis genera una oportunidad. Esta crisis nos hizo recordar la importancia del lavado de manos. En todos los centros de salud, a la entrada, hay un lavatorio y está el guarda recordando. Esto se tiene que quedar, independientemente de que haya covid o influenza. Tiene que quedar para siempre.
“Las pandemias pueden pasar en cualquier momento, y ojalá una como esta no vuelva a pasar, pero nos ha enseñado la importancia de la vigilancia epidemiológica y sindrómica, y de medidas muy simples, como el lavado de manos”, dijo Ruiz.
Es muy probable, agregó, que el uso de la mascarilla se deba mantener un tiempo hasta que se alcance la inmunidad de rebaño, pero igual se valorará la necesidad o no de que se mantenga más adelante, por ejemplo, cuando las personas están resfriadas.
La permanencia del teletrabajo y de las reuniones virtuales también se debe considerar, añadió Daniel Quesada, director del Centro de Atención de Emergencias y Desastres de la CCSS.
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Sobre la restricción vehicular con fines sanitarios, Quesada explicó que esta es una medida cuyas implicaciones legales deben ser analizadas.
“El año pasado, hubo menos accidentes. Se pasó de un promedio mensual de 4.800 accidentes a 3.000, pero en marzo de 2021 volvimos a 4.000. El problema que esto tiene es legal: que el Gobierno solo pueda aplicar medidas de excepción en condiciones de excepcionalidad”, agregó Quesada.