Más de 1,3 millones de costarricenses han sufrido ansiedad, depresión y estrés por la pandemia (un 32% de la población), y cerca de 800.000 quedará con secuelas mentales prolongadas sin la posibilidad de contar con un sistema de apoyo que les permita recuperarse con la rapidez y fortaleza que necesitan.
Son hombres y mujeres, mayores de 18 años, que participaron en ocho estudios a cargo de las universidades públicas y quienes confirmaron experimentar emociones como tristeza, ansiedad y enojo, además de problemas de sueño, fatiga, dolores y miedo a enfermar durante casi dos años de emergencia sanitaria por la covid. Según los primeros resultados, divulgados este 16 de diciembre, todos esos son síntomas que los especialistas califican como graves.
Las mujeres jóvenes, de zonas costeras, pobres y con bajo nivel educativo, junto con las personas que no tienen ni estabilidad económica ni condiciones para resolver sus necesidades básicas, son quienes están enfrentando la pandemia en un situación de mayor vulnerabilidad, la cual venía desde antes, pero que se agudizó con esta emergencia.
Los resultados de estas investigaciones se basan en las respuestas a 6.786 cuestionarios obtenidas hasta octubre del 2020, y otros 1.262 respondidos en lo que va del 2021. Se trabajó, además, un capítulo especial dedicado al impacto en la parte educativa, con cerca de 10.000 cuestionarios más, informó Eva Carazo, investigadora de la Universidad de Costa Rica (UCR), una de las casas de estudios superiores involucradas en los análisis. Los datos sobre la consulta en educación, se darán a conocer el próximo año.
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¿Cuáles son los principales temores expresados por quienes contestaron estos cuestionarios? El mayor de todos está relacionado con las consecuencias económicas, pero no desde lo individual, sino como país, el estado en que quedará Costa Rica cuando todo esto pase.
“El problema más apremiante es que las condiciones socioeconómicas se vieron profundamente afectadas. (...) Queremos insistir en que la forma en que se aborda esta pandemia hace que una situación de desigualdad muy marcada a nivel mundial, se agudice. Todo esto se debe a una profunda desigualdad e injusticia social, que la pandemia vuelve más relevante”, destacó Ana María Jurado, psicóloga investigadora de la UCR.
Los investigadores hacen un llamado de atención a una situación que, pronostican, se va a agravar progresivamente. “Aproximadamente, un 85% de la población se recupera, pero un 15% tendrá consecuencias duraderas y permanentes. Solo en Costa Rica, 800.000 quedarán con un problema de salud agudizado por la pandemia”, advirtió Jurado.
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En estas investigaciones participan expertos de la Universidad Nacional (UNA) y la Universidad Estatal a Distancia (UNED), junto a equipos de las universidades de Salamanca y Valencia, en España, y de las universidades Davis y de Carolina del Norte, en Estados Unidos. También se contó con el soporte del Ministerio de Salud, la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), el Colegio de Profesionales en Psicología de Costa Rica y la Fundación Friedrich Ebert.
El estudio del impacto de la pandemia en la salud mental se anunció en octubre del año pasado en adultos mayores, personal sanitario y población en general. Los primeros resultados, arrojan la siguiente conclusión: la situación actual de la salud mental es crítica y urgente.
Desigualdad y vulnerabilidad
“Es difícil para mí no ser alarmista en este tema. Me siento como la portadora de malas noticias, pero en esta ocasión lo soy. La situación es realmente crítica. Ya la Organización Mundial de la Salud (OMS) lo había advertido en mayo del 2020, cuando alertó a los gobiernos de la situación grave en salud mental que quedaría luego de la pandemia.
“Luego se emitió otra alerta en de 2021, tras una investigación de The Lancet con más de 200 países, Costa Rica incluida, en la que relata graves problemas como ansiedad, depresión, estrés postraumático y agravamiento de otras condiciones ya presentes, como trastornos psicóticos y problemas con la interacción social”, explicó Ana María Jurado.
La psicóloga precisó los cinco principales problemas que las personas que participaron en las investigaciones reconocen haber experimentado en estos meses pandémicos:
- La gran mayoría acusa aumento de tristeza, ansiedad o enojo.
- En segundo lugar, cansancio y fatiga en un 65%.
- Le siguen trastornos por dolor: cabeza, migrañas y lumbalgias, o dolor de espalda, por estar sentados todo el día haciendo poca actividad física.
- Problemas del sueño.
- Miedo a enfermar por coronavirus.
Para el psicólogo Marco Fournier, también de la UCR, los resultados de estos estudios confirman que la población se ha visto sometida a un estrés profundo y prolongado por 20 meses.
“Sobresale el temor al contagio, el confinamiento y el distanciamiento físico y todo lo que esto implicó a nivel psicosocial, y la reducción del ingreso familiar. Esas son las principales fuentes de estrés prolongado y profundo, con consecuencias a todo nivel.
“Hay una brecha sanitaria donde grupos de población no tienen las mismas oportunidades. Por ejemplo, respetar el distanciamiento físico es difícil para quienes tienen que usar el transporte público en buses llenos de gente”, agregó el investigador.
Fournier da una recomendación a partir de estos análisis: fortalecer las redes de apoyo a nivel comunal. “Tiene que hacerse un esfuerzo en el país para desarrollar redes para que las personas más vulnerables puedan encontrar el apoyo”, insistió.