Cuatro personas han recibido trasplante de heces en los últimos dos años, en el Hospital San Juan de Dios.
Son pacientes muy graves infectados con la bacteria Clostridium difficile , explicó el jefe de infectología de ese hospital, Manuel Villalobos Zúñiga.
La posibilidad de practicar la bacteroterapia fecal surgió luego de un brote de esa bacteria , ocurrido en el 2009, que dejó, al menos, 17 muertos.
“Paralelamente al control de infecciones, hay que ofrecer un tratamiento adecuado a un paciente que desarrolló en el hospital una infección que él no traía”, dijo Villalobos.
Ahí es donde aparece el trasplante de heces.
“(La diarrea por Clostridium ) es una enfermedad en la cual la flora bacteriana del intestino grueso se barre por los antibióticos, dejando al Clostridium por la libre, sin oposición microbiológica.
”Se da la diarrea (leve o severa, refractaria, persistente o recurrente). La mejor forma de llevar bacterias al colon es haciéndole una infusión con bacteroterapia de las heces de un donante relacionado”, comentó el médico.
Más control. Esa es una de las medidas ejecutadas desde 2009.
Las lecciones aprendidas del brote por Clostridium difficile incluyen, no solo ese tratamiento, sino también el reforzamiento de todo el sistema de vigilancia y de control de infecciones.
Entre las acciones más importantes tomadas desde entonces, dijo Villalobos, está el control en el suministro de antibióticos a los pacientes, en especial a los de mayor riesgo. Esto se ha hecho con apoyo del servicio de Farmacia.
En el 2009, en el momento de la mayor incidencia del brote, el hospital llegó a tener 30 casos al mes. La cifra, hoy, es menor a 5.
“El Clostridium fue un síntoma de muchas cosas que se tenían que mejorar en el control de infecciones, administración de los antibióticos y en el manejo de superficies y cuartos de atención hospitalaria.
”Las medidas aplicadas fueron muy exitosas: se mejoró la vigilancia de los casos, se desinfectó y limpió todo el hospital de manera muy estricta; se reforzaron las acciones de control de infecciones, partiendo del lavado de manos hasta las medidas de aislamiento de contacto de pacientes, educación a familiares y del personal”, indicó Villalobos.
Este hospital ha sido lavado tres veces, de punta a punta, desde que se dio el brote de Clostridium difficile , informó la jefa de enfermería, Virian Mejías, quien participa en el equipo coordinador de esa limpieza.
El proyecto de remodelación del hospital, incluye ahora baterías de lavatorios con todo lo necesario para realizar un buen lavado de manos.
Esta es una medida básica para poder cortar la transmisión de infecciones.
Adicionalmente, se han reforzado las acciones de limpieza intrahospitalaria y de manejo de desechos infecciosos y sólidos dentro del hospital.