La frustración y el temor se apoderaron de Melania Pichardo Díaz cuando en el Hospital de San Carlos le dijeron que regresara el año entrante para saber cuándo atenderían a su hijo.
El pequeño Rónix Gutiérrez, alumno cuarto grado en la Escuela Juan Chávez, de Ciudad Quesada, tiene un quiste en el ojo izquierdo que preocupa mucho a su mamá.
“Urge operarlo. Hoy (viernes pasado), me dieron un papel para que vuelva en octubre del 2016 para que me den fecha para que lo vea el oftalmólogo.
”Reclamé, pero la respuesta que me dieron es que hay muchos pacientes por delante y que Rónix tiene que esperar algún tiempo. Tampoco me precisaron cuánto”, relató la mujer.
Junto con estos vecinos de barrio La Cruz, casi 2.500 pacientes del Hospital de San Carlos forman parte de la lista de espera para acudir al consultorio del oftalmólogo.
Alejandro Jiménez, director de ese centro médico, confirmó que las citas para esa especialidad se están dando a partir de enero del 2019, o sea, a un plazo de casi cuatro años.
El funcionario explicó que este problema tiene dos causas fundamentales. La primera es que el hospital solo cuenta con dos especialistas en Oftalmología y que uno de ellos solo labora media jornada.
La segunda razón es la falta de infraestructura: todos los consultorios están al máximo de su capacidad.
“Nada ganamos con contratar a un tercer especialista si no tenemos un consultorio disponible”, alegó Jiménez.
Pocas salidas. Con la intención de reducir un poco la lista de espera, uno de los oftalmólogos opera dos miércoles al mes a unas 20 personas fuera de su horario y sin cobrar horas extra.
Otra medida que se evalúa es dar citas después de las 4 p. m. Sin embargo, Jiménez comentó que el centro no tiene recursos para contratar personal de apoyo.
El Hospital de San Carlos tiene un área de atracción de 240.000 asegurados, una población cada vez es más longeva.
Lo anterior causa que muchos de ellos padezcan problemas de la vista derivados de enfermedades crónicas como la diabetes.
De hecho, uno de los problemas más comunes en esa zona es la presencia de cataratas, informó el centro de salud.
El problema del pequeño Rónix Gutiérrez es diferente, pero comparte con el resto la angustia por la falta de citas.
Su madre calcula que pasarán no menos de dos años antes de que lo operen. Ella teme que el niño pueda perder la vista durante la larga espera.