No solo los hospitales están desbordados de enfermos de covid-19. Todos los servicios de salud, en diferentes modalidades, están sobrecargados de seguimientos y consultas por esta causa, en todo el país.
Una cantidad no determinada de enfermos en condición leve, que fácilmente ascendería a varios miles, recibe seguimiento telefónico domiciliar, casi a diario, desde Ebáis, Áreas de Salud y un programa que la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) echó a andar desde el inicio de la emergencia nacional por la pandemia.
Para que usted tenga una idea de la dimensión que puede llegar a tener la atención domiciliaria telefónica a enfermos de covid-19 vea este caso: solo en la Clínica de Pavas, en San José, administrada por Coopesalud, mantenían, hasta el 20 de mayo, una base de datos de 570 pacientes y sus familias a quienes dan seguimiento todos los días.
Esta cifra ha ido creciendo. Cuando se registró un pico de casos, a mediados del 2020, llegaron a manejar hasta 5.000 diarios, en jornadas extenuantes para los equipos de salud.
Para esta nueva ola pandémica, que comenzó a levantar su cresta en abril, se teme una escalada de dimensiones similares o, incluso, mayores.
A cada uno de estos enfermos se les llama, al menos, una vez al día, para controlar la evolución de los síntomas y facilitar su recuperación. Hay otros que, según su estado, se llaman más veces.
También se les contacta para detectar a tiempo condiciones de riesgo que ameriten recomendar el traslado del enfermo a un hospital antes de que su estado empeore.
Nora Cruz Aburto, enfermera de Coopesalud, en Pavas, explica que el abordaje es completo: “Son los pacientes positivos y sus núcleos familiares. La familia también se cuenta como paciente aunque no tengan síntomas respiratorios, porque sus miembros son susceptibles de enfermar por tener ese contacto con un caso positivo”, explicó.
Cada llamada de esas, que puede durar tres minutos o 20, según la complejidad del enfermo, también sirve como filtro para detectar algún riesgo social (falta, por ejemplo, de redes de cuido, o dificultades económicas para suplir las necesidades básicas), y emocionales.
Si esto sucede, dijo Cruz, se hacen referencias a Trabajo Social o a Psicología, servicio que ha tenido mucha actividad últimamente porque las descompensaciones emocionales se han vuelto frecuentes, debido a la ansiedad que desarrollan los enfermos y sus familias.
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La CCSS, por medio del Centro de Desarrollo Estratégico e Información de Salud y Seguridad Social (Cendeisss), inició un programa de seguimiento telefónico de pacientes con covid, en marzo del 2020. En ese momento, se llegaron a registrar 1.500 casos activos.
Pero la cantidad ha venido en escalada, y esto ha obligado a la institución, conforme se va desarrollando la emergencia, a idear estrategias para hacer llegar la atención a quienes tienen más riesgo de complicarse, explicó María Alejandra Jiménez Arrieta, médica especialista en Medicina Familiar, y colaboradora en el apoyo a la coordinación de ese programa.
Después de estar prácticamente centralizado en el Cendeisss, la escalada en el número de enfermos obligó a regionalizar la estrategia de seguimiento telefónico.
Por eso, Pavas y otras Áreas de Salud están metidas de cabeza con programas similares, pero regionalizados.
Actualmente, explicó Jiménez, el Cendeisss maneja dos subprogramas:
El primero, es el de seguimiento diario de enfermos que han sido priorizados porque tienen un mayor riesgo de complicarse por sus enfermedades de fondo. Solo en este programa tienen 216 casos activos, según datos al 21 de mayo.
Y el segundo es uno que pone a disponibilidad un número telefónico (2519-3001), que funciona 24/7, destinado a pacientes con covid en situación de urgencia.
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El equipo detrás de cada línea telefónica está integrado por médicos especialistas en Medicina Familiar y, más recientemente, por médicos generales que se han incorporado a esta atención y educación telefónica en un intento de ampliar la capacidad de respuesta ante el desbordante aumento de casos.
En esta línea se reciben, actualmente, un promedio diario de 600 llamadas, de las cuales se deriva un 10%. Es decir, el equipo hace todas las coordinaciones con Cruz Roja y hospitales para trasladar hasta 60 enfermos diarios que se agravan para que sean atendidos en servicios hospitalarios con atención más compleja.
Aprender a cuidarse
A estas personas y a sus familias, la CCSS también les da, por medio de estos programas, educación para cuidar al enfermo o a los enfermos que estén en casa.
Se le enseña al mismo paciente o a su cuidador a controlar los síntomas, como fiebre, dolor corporal, náuseas o diarrea con ayuda de algunos medicamentos.
También a estar alerta ante signos de que la enfermedad puede avanzar y complicar el estado general.
La indicación es que, ante una alerta, llamen al número de emergencias para que este coordine, si fuera necesario, su traslado a un hospital.
Ese traslado se puede hacer en ambulancia de la Cruz Roja, o se le consulta también al paciente o a su familiar si está en capacidad de llevarlo por sus propios medios.
“Estamos trabajando para que, cada uno, con su granito de arena, logre salir de esta pandemia. Importante en todo esto es el distanciamiento físico, evitar las reuniones sociales, que son las que han desbordado los servicios en estas semanas.
“También es importante que el paciente entienda la importancia de no acudir tarde, principalmente, cuando presenta tos o dificultad respiratoria”, explicó Andrea Rodríguez Umaña, coordinadora de seguimiento de covid en Coopesalud.
¿Cómo convivir con alguien contagiado por coronavirus?
Para aislar a un contagiado de coronavirus en su propia casa es conveniente que disponga de una habitación de uso exclusivo para él. También no compartir baño con el infectado y evitar coincidir con el paciente en otras habitaciones de la vivienda.
FUENTE: DIARIO EL PAÍS Y MINISTERIO DE SALUD. w. s. INFOGRAFÍA / LA NACIÓN.
María Alejandra Jiménez explicó que la covid-19 es una enfermedad inflamatoria a nivel de la circulación periférica. Recordó que se le conoce como la “maestra del disfraz” porque logra, en cuestión de minutos, sorprender: pacientes que estaban relativamente bien, evolucionan hacia el extremo contrario en poco tiempo.
Según explicó la especialista, se han encontrado con enfermos a quienes llaman y ellos reportan saturaciones de oxígeno de menos de 90 (lo ideal es que sea de 92 o más), pero dicen sentirse bien. Hablan, incluso, con normalidad, sin experimentar ningún ahogo a pesar de tener niveles bajos de saturación de oxígeno en sangre.
Esto es lo que se conoce, dijo Jiménez, como la hipoxemia silente o hipoxemia feliz, que caracteriza a un grupo de pacientes con potencial de llegar abruptamente a un hospital y requerir de Cuidados Intensivos (UCI).
De ahí la importancia de mantener este control médico telefónico, con personal capacitado para detectar en esa conversación telefónica signos de alerta.
El enfermo leve que lleve su recuperación en casa, debe, además, cumplir requisitos básicos de aislamiento.
Los debe adaptar al espacio disponible que tenga en casa y a su capacidad para equiparse de algunos aparatos básicos para el control de la enfermedad, como el oxímetro de pulso.
Este aparato, que ha experimentado una demanda creciente en las farmacias privadas (su costo ronda los ¢20.000, según el lugar), es básico para llevar el control de la saturación de oxígeno. Las personas deben aprender a usarlo correctamente.
Las familias con enfermos leves de covi-19, deben extremar las medidas higiénicas y procurar cumplir con el aislamiento recomendado. Por supuesto, seguir al pie de la letra las indicaciones que le den estos equipos médicos.