El suicidio aparece entre las primeras causas de muerte en población adolescente, un riesgo sobre el cual llaman la atención expertos de Latinoamérica reunidos desde este lunes en el I Congreso Internacional de Adolescencia y Juventud, que se realiza en Costa Rica.
Entre los 10 y 19 años pero más a partir de los 15, se registran las mayores tasas de incidencia en Latinoamérica, informó el psicólogo costarricense Óscar Valverde. En el grupo entre los 15 años y los 19 años, el suicidio es en algunos países la tercera o cuarta causa de mortalidad entre las personas de esas edades.
“El suicidio es una de las causas que más nos preocupa. No solamente no estamos teniendo la capacidad de contener (el suicidio en adolescentes), sino que se nos está saliendo de control”, advirtió el psicólogo, quien participó junto a un panel de expertos en una charla donde se analizaron los diagnósticos de salud mental en esa población.
En Costa Rica, el Ministerio de Salud reveló recientemente que los suicidios van en aumento en el país. En el 2022, fallecieron 429 por esta causa, y los intentos de suicidio superaban los 2.000 en las primeras 29 semanas del 2023. El número de muertes por esta causa del 2022, es el mayor en los últimos diez años.
El grueso de estos números tienen como protagonistas a población joven. La tasa de mortalidad por suicidio (suicidios por cada 100.000 habitantes) fue de 10,2 en el 2022 en personas entre 15 y 19 años, y de 12,2 muertes por 100.000 en quienes tienen entre 20 años y 24 años.
De acuerdo con las estadísticas regionales ofrecidas por el experto, uno de cada 7 jóvenes entre los 10 y 19 años padece algún trastorno mental. Estos padecimientos representan el 13% de la carga mundial de enfermedad en este grupo de edad.
Entre los trastornos más comunes en esta población están la depresión, la ansiedad y los trastornos del comportamiento.
Valverde recalcó que la adolescencia es un periodo crucial del desarrollo. El entorno donde el adolescente se desarrolla tiene influencia determinante en la experiencia y evolución de la persona.
Para el especialista, es importante que las políticas públicas tomen en cuenta los determinantes de la salud mental en esta etapa de la vida como la exclusión social, los efectos de la pobreza, la presión social y de pares, y las relaciones familiares y entre pares violentas.
La psicóloga costarricense Karina Jiménez enfatizó en la importancia de los factores protectores de la salud mental de esta población. Principalmente, dijo, la educación, los planes de educación sexual desde las familias, y el trabajar en relaciones familiares sanas garantizando el acceso a la salud de los más jóvenes.
Jiménez se refirió a la continuidad en la edad adulta de trastornos de salud mental detectados en edades tempranas de la vida.
Según dijo, un 59% de las personas adolescentes que ingresan a un hospital especializado por problemas mentales se pueden recuperar, un panorama que calificó de “positivo”.
“Es probable que el 75% de las personas que integran el grupo restante vayan a desarrollar en su vida adulta patologías más difíciles de tratar por las que van a requerir tratamientos más especializados”, advirtió.
La depresión, añadió, es un trastorno que tiene una alta continuidad en la vida adulta. Por esta razón, recomendó poner “mucho ojo” a los trastornos de ansiedad y depresión porque pueden ser pródromos (síntomas precursores) de una esquizofrenia en la adultez.
Para Jiménez, esto es una invitación a hacer procesos de evaluación continuo de los adolescentes diagnosticados con alguna enfermedad mental. Fue enfática en que a los episodios depresivos o de ansiedad recurrentes en la adolescencia, hay que ponerles atención y darles un seguimiento más continuo para poder hacer prevención tempranamente.
En su criterio, todos los agentes que participan en el desarrollo de un adolescente deben intervenir en la prevención y en la protección de la salud mental.
“Los niños y adolescentes no son felices por sí mismos. Esa fina línea entre lo esperable y lo que resulta patológico hay que visibilizarla”, agregó Jiménez.
El I Congreso Internacional de Adolescencia y Juventud se realiza al mismo tiempo que el III Congreso Integrado de la Alianza Intersectorial de la Adolescencia y Juventud, este 6, 7 y 8 de noviembre.
Se analizarán diversos temas, entre ellos, los efectos del llamado apagón educativo en la población adolescente latinoamericana, los desafíos para las familias en la crianza de adolescentes, y la prevención de enfermedades no transmisibles en esta población.