Estamos en verano y este podría ser un buen momento para que usted, junto a los suyos, incorpore espacios abiertos, aire fresco y luz solar a su arsenal contra la covid-19.
La ciencia nos vuelve a recordar la importancia para nuestra salud de esa triada gratuita, que se obtiene sin mayor costo con solo salir de su casa.
Mucho del descenso en los casos de esta enfermedad registrado en el país en las últimas cuatro semanas, podría encontrar explicación en las bondades del clima en Costa Rica: la radiación y el viento, que se incrementan en la temporada seca.
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Darner Mora Alvarado, microbiólogo, salubrista y director del Laboratorio Nacional de Aguas, defiende y promueve esas armas ya conocidas, dice, desde los lejanos tiempos cuando el padre de la Medicina, el griego Hipócrates, recomendaba baños de sol a sus pacientes, hace 2.500 años.
Sobre la importancia de la ventilación natural, especialmente al aire libre, Mora utiliza la siguiente analogía: “Es como cuando un río desemboca en el mar. La dilución es tanta que la contaminación se diluye.
“Igual pasa con una persona contaminada con coronavirus en donde su estornudo y la saliva caen en aire fresco o en aire libre. La dilución de las partículas del virus es enorme”, describe el salubrista.
Por eso, agrega, no es lo mismo estar encerrado en un auditorio, en una sala del hospital, o en una oficina, que en espacios abiertos, porque la fuerza de la dilución del aire fresco sobre el contaminante es mayor que en sitios cerrados.
“El aire fresco es un elemento más junto a las otras medidas que se han recomendado para mitigar los efectos de la pandemia; como el lavado de manos con agua potable y jabón, y el uso de mascarillas”, advirtió.
Mora también explicó que no es lo mismo el distanciamiento físico en un espacio pequeño, que en uno más grande.
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Si una persona infectada estornuda en un cuarto cerrado y con menos campo, el efecto del aerosol sobre las otras personas y superficies va a ser mayor, aunque se respeten los 1,8 metros recomendados.
De ahí la importancia, recalcó, de mantener ventilación natural en sitios cerrados y de menor tamaño.
Para la inmunóloga Olga Arguedas Arguedas, directora del Hospital Nacional de Niños, el país está en un momento de la pandemia cuando es muy importante gestionar inteligentemente el riesgo personal.
“Dentro de este proceso, de manera adicional a las precauciones clásicas, agregamos el preferir la interacción en espacios abiertos. Tampoco está de más que todas las personas reciban un poquito de sol todos los días, con la protección adecuada, en especial nuestros adultos mayores, y que refuercen la ingesta de alimentos ricos en vitamina D”, puntualizó la inmunóloga.
El especialista en Medicina Interna e Infectología del Hospital México, Álvaro Avilés, recordó que para la covid-19 como para cualquier otra enfermedad de transmisión respiratoria, las medidas de prevención incluyen las barreras, el distanciamiento y el adecuado flujo de aires para disminuir la concentración de partículas infectantes en un espacio confinado, por un tiempo definido.
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“Particularmente con la población escolar va a ser difícil de que colabore plenamente ante los impulsos naturales de jugar, compartir y contactarse. En este sentido, el énfasis deberá ser educativo y con medidas preventivas básicas.
“Como no siempre los espacios tienen suficientes condiciones para que el aire circule unidireccionalmente sin retorno en forma controlada, la medida (ventilación) se puede considerar importante pero no fundamental”, considera el infectólogo a propósito del ingreso a clases, donde más menores de edad recibirán lecciones en espacios cerrados.
Sol y defensas
Darner Mora cita un estudio publicado en The Journal of infectious Diseases, que sugiere que la luz solar podría interferir, directa o indirectamente, en la capacidad de transmisión del SARS-CoV-2, el coronavirus que causa la covid-19.
“Se compararon las tasas de descomposición del virus en saliva de aerosoles, bajo la simulación de los niveles de luz solar de la época de invierno y otoño, con 90% de inactivación del virus en 19 minutos. En verano, se registró un 90% de inactivación en 6 minutos. Es decir, la luz solar simulada del verano es 216% más efectiva en la descomposición del virus.
“Ese estudio es el primero en demostrar esto. Lógicamente, se deben tomar en cuenta factores más allá de la relativa estabilidad del virus en un aerosol, como la cantidad de patógenos, el tamaño de la dosis infecciosa, la distancia y la dinámica de flujo de aire entre el individuo infectado y el no infectado, además de medidas de mitigación como el equipo de protección individual”, explica el microbiólogo.
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Otros dos estudios en la misma vía salieron recientemente. Uno, dijo Mora, es del físico norteamericano Robert Rodhe y relaciona el incremento de casos de covid-19 con la temperatura, la humedad y el brillo solar.
El segundo estudio es del especialista en investigación clínica y Salud Pública Stephan Walrand. Este, informó Mora, comprobó una correlación entre el aumento de casos por covid-19 en 18 países europeos, con el momento en que la dosis diaria de rayos ultravioleta del sol cae por debajo del 34%.
Según Mora, esto causa concentraciones bajas de vitamina D en la sangre y disminuye la capacidad del organismo para defenderse contra enfermedades.
El microbiólogo afirma que, resultados como los anteriores, dan pie para considerar el papel de la luz del sol como una fuerte hipótesis para explicar la disminución de casos en estas semanas.
Como salubrista, está montando un estudio que busca correlacionar la curva de casos con el brillo solar, con datos el Instituto Meteorológico Nacional.
Escudo contra enfermedades
El sol es una de las fuentes de la vitamina D en el organismo, explicó Olga Arguedas.
La dieta también es otra fuente, cuando se ingieren alimentos como pescados grasos, yema de huevo, hígado de res, hongos, y leche y cereales fortificados.
“El proceso de fabricación de la vitamina D se da en el cuerpo de cada persona y en él participa el hígado y los riñones. Clásicamente se le conoce porque es importante para mantener huesos fuertes, al ayudar a la absorción del calcio. Las personas jóvenes usualmente tienen niveles más altos de esta vitamina”, explicó la inmunóloga.
¿Cuál es su conexión con el sistema inmune?
Según Arguedas, la vitamina D mejora la respuesta del sistema de defensas, especialmente ante ciertos virus, y promueve la liberación de unas sustancias, llamadas citoquinas, cuyo efecto es reducir la inflamación.
“Partiendo de este conocimiento científico, con la covid-19 muy tempranamente se empezó investigar si eventualmente la vitamina D podría regular esa respuesta inflamatoria excesiva, que es lo que mata a las personas que se infectan.
“Para esto se han hecho varios estudios en el mundo, pero son pequeños y no han sido publicados en revistas de alto impacto. Entonces, lo que podemos decir es que esta es una hipótesis interesante pero que requiere aún comprobarse en ensayos clínicos controlados con participación en grandes grupos de personas. Necesitamos que esa evidencia científica aparezca en revistas de alto impacto para que el conocimiento se vuelva una práctica médica”, manifestó la médica.