Cada año, el consumo de tabaco mata a 2.000 personas en Costa Rica. Esto representa alrededor de un 10% de la mortalidad total del país. Además, casi 16.000 viven aquí con algún tipo de cáncer, enfermedad respiratoria crónica y cardiovascular asociadas al consumo del tabaco.
Para el ministro de Salud, Daniel Salas Peraza, esas cifras evidencian la necesidad de continuar en la lucha antitabáquica, diez años después de la entrada en vigor de la Ley General de Control del Tabaco y sus efectos nocivos en la salud (número 9028), cuya aprobación ha permitido disminuir el consumo de ese producto y reducir la exposición de las personas a los efectos nocivos del tabaco. Dos de sus principales acciones van orientadas a prohibir la publicidad, a establecer impuestos y a impedir el fumado en espacios públicos.
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“A pesar de que la prevalencia en Costa Rica ha disminuido gracias a esta ley, todavía queda trabajo por hacer. Esa prevalencia no es que está cercana a cero. Es cierto que bajó casi 4%, pero tenemos que seguir trabajando para no demos un paso atrás en el camino que hemos logrado. Tenemos que ser ambiciosos y lograr que esa prevalencia llegue a un mínimo histórico”, manifestó el jerarca durante una actividad en la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Costa Rica (UCR), a propósito del décimo aniversario de la ley.
Aprobar el Convenio Marco y luego esta ley, consumió muchos años de negociaciones y luchas en todos los niveles, recordaron varios especialistas participantes en la actividad.
“Es una de las leyes más importantes en la salud pública de Costa Rica en los tiempos modernos. Hoy, tenemos que estar verdaderamente orgullosos por estos 10 años en los que hemos reforzado la garantía y la defensa del derecho a la salud. Muestran que si Costa Rica lo logró en el pasado puede avanzar más en la defensa de nuestra salud”, agregó Salas.
De esa forma, el jerarca hizo referencia a uno de los temas estratégicos en ese camino: la aprobación del empaquetado neutro. Salas considera este paso como uno de los desafíos actuales más importantes.
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Por su parte, Wilmer Marquiño, especialista de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), recalcó que muchas de las enfermedades crónicas no transmisibles (diabetes, cáncer, hipertensión, males cardiovasculares, entre otras) en el mundo, tienen de fondo el consumo de tabaco como elemento común.
“La epidemia de enfermedades no transmisibles es global, silenciosa y devastadora. A diferencia de las infecciosas, que arrasan rápidamente, esta epidemia va lentamente arrasando a la población. En promedio, un 71% de todas las muertes a nivel global tienen como causa algunas de las enfermedades crónicas no transmisibles, y de ellas un 37% se producen en personas entre 30 y 60 años. Son muertes prematuras.
“La pérdida de producción debido a esto asciende a $47 billones, que se invierten en atender la enfermedad pero que se podrían invertir en promoción y prevención. El uso de tabaco es un factor común para cáncer, diabetes, trastornos mentales, y otras enfermedades crónicas”, manifestó Marquiño.
El especialista fue enfático en que las mejores medidas para el control de ese problema son los lugares 100% libres de humo de tabaco, las advertencias grandes en todos los productos, el empaquetado neutro, la prohibición total de la publicidad y el patrocinio, y la implementacón de impuestos.
“Esto está orientado a bajar la prevalencia cuyos fines, entre otros, es mejorar la salud, disminuir los gastos en salud y aumentar el recaudo fiscal”, concluyó.
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Actualmente, la Comisión de Asuntos Sociales, de la Asamblea Legislativa, tiene en sus manos el análisis de un proyecto sobre empaquetado neutro. Este martes, la Procuraduría General de la República (PGR) dio su apoyo al proyecto, al considerar que no tiene roces de constitucionalidad, destacó Nydia Amador, de la Red Nacional Antitabaco (Renata).
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