Cada día que pasa, Jorge López Barboza ve acercarse el inevitable final que le anunciaron los médicos del Hospital Nacional de Niños a su hija menor, Naidelin del Carmen, de cuatro años. La pequeña está en condición terminal debido a un neuroblastoma, un tipo de cáncer que se origina durante el desarrollo fetal.
Hasta ahora, Naidelin ha recibido la mejor atención posible para tratar su enfermedad desde que el Hospital de Niños le hizo el diagnóstico, hace poco más de un año. El servicio de cuidados paliativos la visita frecuentemente para supervisar y guiar a sus papás, en Tuetal Norte de Alajuela, donde residen.
LEA MÁS: 10 diputados frenan ley para reducir a 4 años deudas de independientes con CCSS
“Lo más que puede quedarle a ella es un mes”, contó López el 5 de enero. “No tenemos nada listo. Ni siquiera lo hemos pensado. No sabemos qué vamos a hacer cuando suceda”, respondió al preguntarle si tiene para los gastos de funeral y entierro.
La verdad, ahora no hay otro asunto que entre en la cabeza de este taxista de oficio más que cuidar y permanecer todo el tiempo que pueda junto a Naidelin. Nada es más importante. Ni siquiera su deuda con la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), que se acerca rápidamente a los ¢200 millones.
El 16 de diciembre del 2022, el sistema de la CCSS lo tenía registrado como trabajador independiente moroso, con una deuda superior a los ¢172,3 millones.
Joseph Ugalde, vocero de la agrupación Borrón y Cuenta Nueva, que asesora a trabajadores independientes morosos, confirma que Jorge López es uno de los casos más graves que han visto de morosidad laboral con la Caja.
LEA MÁS: Trabajadora independiente aguantó 7 años de hemorragias por deuda con la CCSS
Hacer las gestiones administrativas para un arreglo de pago con la institución, o solicitar el seguro por el Estado para su hija para evitar que las facturas por su atención médica sigan engrosando su deuda con la CCSS, no están hoy dentro de sus prioridades, admite López, a pesar de lo urgente y delicado que también es el asunto de su deuda.
Según cuenta Jorge López, de 53 años, desde el 2005 aparece como trabajador independiente. Por razones personales que no comentó, salió cinco años del país.
“Al regresar, en el 2013, me enteré que la Caja me estaba cobrando ¢1,6 millones. Les pedí eliminar el seguro para que no siguiera corriendo y me dieron una lista enorme de requisitos. La verdad, me ostiné (sic) y dejé eso botado.
“Pero al dejarlo botado la deuda siguió corriendo, y pasaron los años y los años. Llegó la pandemia, me enfermé de covid y no pude ir a la Caja por miedo, aunque decían que no cobraban. Yo seguí trabajando aun enfermo y con calentura. Me ponía dos mascarillas y seguí con el taxi”, relató.
Enfermedad inesperada
Hasta ahí se podría decir que Jorge López podía sostener las riendas de su situación. Pero llegó lo que ninguno esperaba: la hija que procreó con Jaquelin Sandino fue diagnosticada con cáncer.
“Ella cayó enfermita en el tercer año de vida. Lo descubrimos porque empezó a perder fuerza, a adelgazar y a crecerle el estómago. La llevamos tres veces al Ebáis pero las tres veces un doctor nos dijo que era estreñimiento.
“Por sugerencia de una de mis hijas mayores, fuimos adonde una doctora aparte (privada) que le palpó el estómago y nos dijo que la lleváramos de emergencia al Hospital de Niños. El 5 de noviembre del 2021, ahí nos dijeron que tenía un neuroblastoma”, relata López.
La atención a su hija no ha faltado desde entonces. Sin embargo, cuenta, no había día en que él o su esposa no tuvieran que pasar a la ventanilla de validación de derechos cada vez que le hacían un tratamiento nuevo a Naidelin.
Ahí escucharon hasta el cansancio la recomendación de asegurarla por el Estado, pero no iniciaron los trámites porque no podían separarse de su hija. Pasaban en el hospital todo el día.
La niña recibió tratamiento de radio y quimioterapia, y también fue operada. Jorge López no ha ido a la CCSS para que le hagan un desglose de los rubros que componen su morosidad, pero está casi seguro de que le cargaron a la cuenta los tratamientos de su hija.
“Nosotros asumimos que esa deuda tan grande es por la atención de mi hija, porque hasta ahora no he ido a la Caja a averiguar nada. No puede ser que si yo pagaba ¢32.000 de seguro por mes, tenga esa deuda”, afirma López, algo en lo que coincide el abogado que lo está empezando a asesorar como parte del apoyo de Borrón y Cuenta Nueva.
El jurista Orlando Boza Chacón, quien trabaja ad honorem para ese grupo y apoya gratuitamente a López, explicó a La Nación que a este trabajador le asisten varios derechos.
Por ejemplo, puede pedir la anulación del cobro de los servicios médicos otorgados a su hija porque a esta la protege la ley 7739 (Código de la Niñez y Adolescencia).
“Que le pasen los servicios médicos al seguro por el Estado, y lo demás que quede en arreglo de pago. Debe pedir la condonación por prescripción y entonces (la deuda) le va a quedar en casi nada. Sobre eso, que firme un arreglo de pago”, explicó Boza.
Pero cada una de esas cosas requieren un sinnúmero de trámites, incluso migratorios, que López no está en disponibilidad de hacer en estos momentos.
El tiempo que no pasa con su hija, va a la calle a trabajar un taxi para llevar comida a la casa. Son dos días a la semana, cuenta, en que se lanza a probar suerte con ayuda de compañeros taxistas.
LEA MÁS: CCSS aprueba reglamento para condonar deudas a patronos y trabajadores independientes
El apoyo de sus tres hijos mayores, de vecinos y fundaciones como Pollitos de Hierro y Manos Abiertas, permiten a esta familia mantener a Naidelin con la atención indispensable pera que esté cómoda y sin dolor, además de todo lo médico que aporta el servicio de Cuidados Paliativos del Hospital Nacional de Niños.
La casa en la que viven es un regalo que recibió la pequeña. Solo deben pagar el lote al dueño, que les dio tiempo mientras salen de estas congojas.
La deuda con la CCSS pero, sobre todo, la enfermedad de su hija, detonaron en López diabetes mellitus. Su condición de moroso le impide llevar un control de esta enfermedad, y se ve obligado a automedicarse o a pedir regalado medicamento a otras personas.
“Estamos en manos de Dios. Cuidados Paliativos la visita en la casa y le traen oxígeno y morfina. Yo ni me atrevo a preguntar si me cobran o no eso.
“Hasta el día de hoy, hemos sobrevivido y no la hemos pasado requetemal (sic). Nos acostumbramos a comer arroz con frijoles. Y a ella le compramos un pedacito de pizza o cornflakes, que son sus antojos”, cuenta Jorge López sin animarse a ver el futuro, porque sabe lo que le espera.
Nota del editor: La pequeña Naidelin del Carmen murió el 27 de enero de 2023. Una semana después del fallecimiento, la CCSS borró la deuda del taxista Jorge López.