La venta de mascarillas o respiradores KN95 se disparó en algunas farmacias hasta un 500% con respecto a diciembre, un incremento atribuido a la circulación de ómicron. Los especialistas consideran este respirador como el más adecuado para proteger ante la alta contagiosidad de la nueva variante del SARS-CoV-2, responsable de la covid-19.
Un sondeo realizado por la Cámara Costarricense de la Salud, a solicitud de La Nación, muestra que las personas buscan más estos respiradores frente a otros, como las mascarillas de tipo quirúrgico, cuya demanda se ha mantenido sin cambios significativos, informó Massimo Manzi, director ejecutivo de la Cámara, a la cual están afiliadas las cadenas de farmacias Sucre, Santa Lucía, Farmavalue, Fischel, La Bomba y La Botica, así como todas las farmacias de hospitales privados del país.
El incremento en la demanda de este respirador en algunas farmacias llega hasta el 500%. Es el caso de las que pertenecen a Cuestamoras Salud (La Bomba y Fischel). Según informó la compañía, el aumento particularmente se ha notado en las últimas tres semanas. El precio de mascarillas y respiradores en estas farmacias se ha mantenido sin cambios.
“De diciembre 2021 a enero, con la llegada de ómicron y el incremento de contagios en nuestro país, ha incrementado en un 500% la demanda de marcarillas KN95 y de las mascarillas quirúrgicas de tres capas, ambas casi por igual, tanto en farmacias La Bomba como en Fischel.
“Cuando hay estos aumentos tan significativos existe un riesgo de desabasto. Más aún cuando esto es un fenómeno mundial. Sin embargo, hemos tomado todas las medidas en nuestras manos para minimizar el riesgo y permitir que todas las personas puedan contar con estos insumos de cuidado personal”, afirmó Cuestamoras.
Por su parte, Massi aseguró que, aun frente a estos incrementos, las farmacias tienen existencias para responder a la demanda. En cuanto a costos, confirmó que, de momento, no se registran aumentos por parte de los proveedores de estos productos ni tampoco incremento en precios de venta al público, aunque reconoció que existe alguna variabilidad entre establecimientos.
Los paquetes de diez respiradores KN95 registran precios que están entre los ¢1.500 hasta casi ¢4.000, según el establecimiento, de acuerdo con datos recogidos por La Nación.
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Algunas de las farmacias consultadas por usuarios, señalaron que el aumento de la demanda las deja rápidamente sin el producto pero que todavía tienen capacidad de suplir faltantes entre sus locales, en el caso de las cadenas.
Frente a las mascarillas quirúrgicas y de tela, el diseño y los niveles de filtración de las N95, KN95 y similares tienen otras características que les confieren mayor capacidad de protección. Por ejemplo, su filtro tiene varias capas, incluyen material electrostático para repeler aerosoles, lo que protege más al usuario de inhalar y respirar partículas contaminadas. Además, se ajustan y fijan mejor al rostro, al sellar o bloquear eventuales entradas de microorganismos a nariz y boca.
Los respiradores pueden reutilizarse hasta que se humedezcan, ensucien o se hayan usado más de 40 horas. Los expertos consultados por La Nación aconsejan dejarlos tendidos por unos días o en una bolsa de papel para un nuevo uso. Hay que desecharlos si estuvo en contacto con una persona positiva mientras usó una mascarilla, aunque sea por unos minutos.
Reforzar uso correcto
El viernes anterior, el Centro de Control de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés) confirmó que el nivel de protección ante ómicron es mayor en las llamadas mascarillas de “alta gama”, como la N95, KN95 y otras similares, entre ellas FPP2 o KF94, en comparación con las mascarillas quirúrgicas y de tela.
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El alto costo y el hecho de que sean desechables vuelve casi inaccesible este tipo de respiradores para un grupo de la población, más expuesto al contagio porque deben movilizarse en transporte público o asistir presencialmente a sus trabajos.
En estos casos, especialistas como el microbiólogo y bioinformático de la Universidad de Costa Rica (UCR), José Molina Mora, consideran que cualquier mascarilla es mejor que nada, pero bien colocada y manipulada.
“Efectivamente, hay unas que serían más adecuadas porque tienen poros más pequeños, con más capacidad para filtrar (o bloquear el paso de) las partículas virales. En algunos países, se ha promovido más el uso de las KN95 sobre las de tela, ante un escenario de más contagios porque existe una mayor posibilidad de que el virus llegue a las personas al aumentar la exposición”, dijo.
Molina aclaró que la recomendación de usar mascarillas de otros materiales no es porque la variante ómicron tenga características físicas que le confieran una mayor capacidad de atravesar componentes como la tela.
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“No es por un cambio de las características del virus. Es por probabilidad de exposición al ser un virus que se contagia más rápidamente. Y, sí, en un escenario como ese, usar una mascarilla que tenga mejor capacidad de filtrar, o poros más pequeños, protegerá más”, comentó.
Desde junio del 2020 el uso de mascarillas es obligatorio en Costa Rica; primero, para trabajadores con labores en las que entraran en contacto con otros, como meseros o responsables de atención al público. También para pasajeros en transporte público, choferes y asistentes a cines o teatros. El 9 de setiembre del 2020, su portación se hizo obligatoria en sitios cerrados o con poca entrada de aire.
* Información actualizada el viernes 21 de enero, a las 3:18 p.m., con declaración de Cuestamoras.