La prohibición de la publicidad del tabaco en el país y el aumento en los impuestos a estos productos, cuyo daño a la salud está más que comprobado, tiene nombre en Costa Rica: Renata.
La Red Nacional Antitabaco (Renata) ha impulsado, entre otras iniciativas, la aprobación de la Ley General de Control de Tabaco (número 9098) y su reglamento y, más recientemente, el protocolo para el control del comercio ilegal de ese producto.
Teresita Arrieta es fundadora de esa red. Participó la semana pasada en un taller sobre liderazgo en control de tabaco en América Latina y el Caribe, organizado en Santiago de Chile por Johns Hopkins Bloomberg School of Public Health, y la Universidad Adolfo Ibáñez.
Para ella, el país debe dar pasos hacia las cajetillas genéricas de cigarrillos, aunque admite que aún no es el momento político apropiado para ese cambio. Al mismo tiempo, reconoce que la industria tabacalera sigue haciendo presión desde diferentes niveles con un interés muy claro: mantener intacta su participación en el mercado, aunque sea a costa de la salud de las personas.
Son diez años del Convenio Marco de la OMS para el Control del Tabaco. ¿Es tiempo en Costa Rica de empezar a zocar clavijas en algunos aspectos de la ley y el reglamento?
Yo pienso que sí. Nosotros tenemos una ley bastante exitosa que, inclusive, se está tomando como punto de partida para la elaboración de proyectos de ley en otros países, pero no es una ley perfecta. Es una ley que es susceptible a mucha mejora. El problema que tenemos es que los detractores de la ley podrían aprovechar una posible discusión en la Asamblea Legislativa para debilitarla. Por ejemplo, aumentar el porcentaje usado en la cajetilla de cigarrillos para poder aumentar la imagen es un tema que nos preocupa. Nosotros podemos buscar a cualquier diputado en la Asamblea, redactar una moción y llevarla como un proyecto, pero cuando se abra a discusión hay gente que va a aprovechar para proponer cosas en otros artículos.
¿Han identificado a diputados protabaco?
Protabacaleras. El año pasado tuvimos una lucha muy fuerte con uno de ellos porque aprovechó, en el marco de la discusión del proyecto de ley sobre contrabando, para hacer una modificación a uno de los artículos de la ley de tabaco para permitir cajetillas con menos de 20 unidades, que nuestra ley lo prohíbe por muchas razones, sobre todo la accesibilidad que tendrían los jóvenes al poder comprar por menos dinero cajetillas más pequeñas.
Pero lo cierto es que hay que empezar a zocar clavijas. ¿Cómo lo van a hacer si ese 'zocar clavijas' también se puede convertir en un portillo para las tabacaleras?
Yo pienso que la mejor vía, pero no la más fácil, es a través del reglamento. A través del reglamento podríamos mejorar algunas cosas. El problema es que en el reglamento no solo está inmiscuido el Ministerio de Salud. También lo está Hacienda y el Ministerio de Economía, Industria y Comercio (MEIC), y para nosotros el punto más débil es el MEIC, que protege los intereses de la industria.
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¿Cómo está el apoyo de la actual administración en Salud?
Ha habido mucha presión de la industria tabacalera no solo a nivel del Ministerio, sino también a nivel de la Presidencia. La posición del ministro de Salud (Fernando Llorca) es más de pasividad y de no entrar en controversia, pero esto perjudica porque el silencio también trae sus consecuencias negativas.
Pero aún así lograron la ratificación del protocolo...
Nosotros hemos presionado mucho para que el protocolo contra el comercio ilícito se ratificara. De hecho, públicamente comprometimos a algunos diputados para que asumieran el tema dentro de la Asamblea. Afortunadamente logramos la ratificación del protocolo. Pero eso no queda ahí. Para poder implementarlo hace falta modificar la ley que tenemos, porque en este momento nos amarra en una serie de cosas que establece el protocolo. Lo que hay que hacer es llevar a la acción a los que tienen relación con el tema para ver qué modificaciones necesita la ley.
¿Qué es lo que entra a regir inmediatamente con ese protocolo?
La propuesta es que a través de unos sellos de seguridad en el paquete se le pueda hacer un rastreo al producto desde su producción hasta que se vende. Lo importante aquí es que el sello lleva toda la información del producto (fecha, lote y destino final). La idea es que los inspectores del Ministerio de Salud, con un escáner, puedan llegar a cada negocio, coger cada paquete de cigarrillos y escanear el sello que va a dar toda la información. Ahí nos daremos cuenta si es un producto que se desvió del camino, si tiene o no los permisos de Salud para ser comercializado. Este es uno de los principales temas que tienen que empezar a regir ya. Es un tema avanzado, es cuestión de asignarles los recursos que necesita.
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Al Ministerio de Salud se le da el 20% de los recursos recogidos por impuestos al tabaco…
Es mucha plata la que el Ministerio de Salud recibe, así que está en total capacidad de financiar ese sistema.
Se está empezando a hablar del empaque genérico. ¿Cuáles avances ha hecho el país en este tema?
En realidad, no lo hemos discutido. Hemos hablado más del tamaño de las advertencias que del empaque genérico porque no sé si todavía estaremos preparados para esto. Siento que tenemos que esperar un momento político para poder introducir el tema. No sé si en este momento es conveniente discutirlo, porque sí sabemos que chocaríamos con pared con ciertos diputados que entorpecerían el proceso. El Ministerio de Salud junto a Renata, deberían empezar a trabajar en una propuesta y esperar el momento político, esperar un ministro o una ministra de salud totalmente comprometido con el tema. No digo que él no (Fernando Llorca), lo que pasa es que tiene una actitud un tanto pasiva con el tema y necesitamos un ministro que realmente se comprometa y esté dispuesto a echarse el pleito. Porque, por ejemplo, en el tema de la publicidad en puntos de venta no ha sido posible. Les hemos mandado oficios y nos hemos reunido con el Ministro, que promete quitar la publicidad pero envía la consulta a la Dirección de Asuntos Jurídicos del Ministerio y hasta ahí llega el asunto.
Las principales dudas para entrarle a este tema son por la falta de suficiente apoyo político de las autoridades de Salud…
…y del Poder Legislativo. Esto lo digo como representante de Renata, no como funcionaria pública. Pero creo que es importante tenerlo en consideración.
Las advertencias sanitarias que vemos en los empaques mercadean cajetillas ecológicas y reciclables…
Cuando empezamos la primera campaña (con advertencias sanitarias en los empaques), hicimos una solicitud para que Mercosur nos prestara sus advertencias sanitarias cuya efectividad ha sido comprobada. Hicimos un buen banco de advertencias con Mercosur, y la Fundación Interamericana del Corazón nos prestó unas que se estaban utilizando en Guatemala, pero ahí quedó, porque se le asignó a una persona en el Ministerio de Salud y lo que ha salido es lo que todos ven. Afortunadamente, el doctor Roberto Castro –que es de Renata– asumió la coordinación de la oficina de Tabaco en el Ministerio, y hemos hablado sobre la necesidad de crear una comisión. Mientras tengamos las advertencias sanitarias actuales y no haya un empaquetado plano, debe existir una comisión que sepa de publicidad, que conozca de estrategias para producir un impacto, con técnicos que sepan sobre el tema, para ver si es posible lograr unas advertencias sanitarias que causen un mayor impacto.
La idea es evitar o retrasar el inicio temprano en el consumo de tabaco...
Claro. Y lo hemos bajado. Antes de la ley estaba en 16 años, ahorita está más alto. Lo que queremos es que los muchachos no se inicien en el consumo. Pero si lo hacen, que sea a una edad mayor para que estén informados y sepan cuáles son las consecuencias de la decisión de empezar a fumar. Sabemos que las advertencias sanitarias tienen su impacto, pero es importante hacer una mezcla de estrategias. Las advertencias sanitarias son un punto amenazante para la industria tabacalera, que ha hecho todo lo que ha podido para evitar que salgan o que sean más impactantes.
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Se habla de un cambio de estrategia de la industria, incluso de la promoción de los llamados productos de bajo riesgo. ¿Cuál es la tendencia en Costa Rica?
Ese es el nuevo reto de la industria tabacalera para seguir haciendo dinero. Las leyes de control de tabaco a nivel mundial han sido muy fuertes, y en Costa Rica han tenido un gran impacto. No les queda más que buscar otras estrategias, y han encontrado en el cigarrillo electrónico una vía para seguir haciendo plata. Lo que pasa es que lo han promocionado con mala intención. Cuando los cigarrillos electrónicos se crearon no fue para disminuir el nivel de consumo. Pero eso no es cierto.
¿Las narguilas en los bares?
Antes de que la ley entrara en vigencia, las narguilas se estaban poniendo de moda en los bares de Escazú. Como lleva frutas y aguas le hacen creer a la gente que son inofensivas, y es terrible.
En Costa Rica, además, los controles se flexibilizan durante las noches, a pesar de la ley y el reglamento. ¿Se ha vuelto esto en un espacio de oportunidad para la industria tabacalera?
En todo país, cuando una ley falla es porque los sistemas de control fallan. La parte represiva es muy importante. El tema de las multas y la fiscalización es muy importante, y el problema más grande que tenemos es la fiscalización. El Ministerio de Salud está trabajando con los mismos inspectores que tenía antes de la ley.
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Pero no puede dar la excusa de falta de recursos porque recibe un 20% de los impuestos provenientes del tabaco.
Hay un 20%, pero administrativamente hay problemas serios para la contratación del nuevo personal. Tenemos aquella directriz que dio Laura Chinchilla (presidenta en el periodo 2010-2014), sobre la creación de nuevas plazas, que está provocando un daño muy grande porque no se puede contratar gente para trabajar en el tema por trabajo profesional, porque dicen que hay una relación laboral. Esto está siendo todo un problema que está evitando la contratación de más gente. Lo que más necesitamos para hacer estos controles en la noche es gente.
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Las autoridades de la OPS/OMS dicen que el conflicto entre salud pública y las industrias tabacalera es irreconciliable, que no se puede transar con estas empresas y que no se pueden convertir en interlocutores de cualquier cambio a la ley...
Uno nunca puede creer en las buenas intenciones de la industria tabacalera. Todos estos programas que han proliferado en Costa Rica, por ejemplo, los espacios que tenían de la cortesía de elegir, en donde proponían que los bares que querían tuvieran espacios para fumar. Cosas como que regalan arbolitos…
¿Cómo puede resumir la situación actual, el pulso con las tabacaleras en Costa Rica?
Siguen siendo un grupo de poder de a callado. Mantienen su poder detrás de bambalinas. Tienen sus diputados en la Asamblea. Y así en todo lo demás. Lo que pasa es que se encontraron con un gatito que, cuando tiene que sacar las uñas las saca, y se llama Renata. Y a pesar de que somos tan chiquititos y tan poquitos, la muestra es que tenemos una ley, la muestra es que no pudieron pasar cajetillas menores a 20 unidades porque encontraron un grupo de gente comprometida con el tema y que ha asumido su papel, y han chocado con pared.