Casi 60 años después de su promulgación, la Ley Orgánica del Colegio de Médicos y Cirujanos fue objeto de una reforma de fondo que obligará a hacer un examen de incorporación a quienes quieran ejercer la Medicina en Costa Rica.
Los cambios fueron aprobados en segundo debate, el 15 de enero. La ley está a la espera de la firma del presidente Carlos Alvarado.
La reforma también permite actualizar multas que estaban en ¢200 y pasarán a más de ¢4 millones. También amplía los plazos de las sanciones para los profesionales de Medicina que incurran en faltas graves, las que podrían implicar hasta seis años de suspensión en el ejercicio de la profesión por hechos como abandono de pacientes, tráfico de órganos o alteración de información médica.
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Mario Arias Murillo, tesorero de la Junta de Gobierno de ese Colegio, fue el responsable del lobby ante los diputados sobre la necesidad de esa modificación.
Se eligió una reforma parcial en nueve de los 30 artículos de la ley, para evitar que ocurriera lo del 2018, cuando el entonces mandatario, Luis Guillermo Solís, vetó el primer intento y engavetó el proyecto. El siguiente es un resumen de la entrevista con Arias.
– La reforma actualiza una ley que tiene casi 60 años sin mayores cambios. ¿Qué significado tiene esto?
– La Ley Orgánica del Colegio data de 1962. Estaba completamente desfasada de la realidad nacional. Ante la dificultad de promulgar una nueva ley, vimos que era más factible una reforma solo en aquellos artículos que había que traer al presente, en aspectos como regulación, fiscalización y protección a la población. Se trata de buscar mayor idoneidad en la formación de los profesionales médicos. Al final de cuentas, es nuestra preocupación garantizar a la población costarricense que el profesional en Medicina tenga un sello de garantía.
– Esta reforma abre la posibilidad de realizar, por primera vez, un examen de incorporación. ¿Cuándo y a quiénes?
– El artículo tercero, en dos incisos, nos permite verificar la idoneidad para el ejercicio de la profesión de los egresados de las universidades. Para dar cumplimiento a esto, el Colegio estará ahora en la potestad de emitir la normativa y realizar las pruebas que considere pertinentes. Una de esas pruebas es el examen de incorporación.
– ¿Cuándo será ese primer examen?
– No es tan fácil, se tiene que cumplir todo un proceso, porque se van a evaluar conocimientos básicos para que un médico y cirujano pueda ejercer la profesión. El proceso de evaluación tiene que ser transparente. La prueba tiene que estar basada en el perfil epidemiológico de Costa Rica. Tiene que elaborarse un manual técnico para el examen y revisar toda la literatura disponible.
– ¿Cuándo tienen planeado hacerlo?
– Este proceso llevará no menos de un año. Hay que formar gente especializada para hacer la prueba y certificarlos, porque son los constructores de preguntas y deben tener conocimiento en evaluación. Tendrá que participar otras profesiones, como abogados, gente especializada en currículums, filólogos, estadísticos; también todo lo concerniente a la seguridad. Se exige un plan piloto. Esta prueba se realizará en 2021.
– Para agilizar el proceso, ¿no pueden comprar la prueba, tipo IFOM?
– Esas pruebas de incorporación no se pueden comprar. Las que existen internacionalmente son muy generales, no están apegadas a estos aspectos mencionados, como las mallas curriculares que usan las universidades. Lo más recomendable, dicen los expertos en evaluación de países que nos están asesorando, es que el examen debe ser hecho in situ.
– ¿Será solo para incorporar médicos generales? ¿O también podrían considerar hacer una prueba de incorporación para especialistas?
– Hoy en día, al médico especialista que no es formado en el país se le hace un examen de incorporación. Esto es así desde hace años. Con el paso del tiempo, entre más universidades privadas se incorporen a la formación de especialistas, es probable que tocará pensar en hacer un examen para estos nuevos médicos especialistas o subespecialistas. Lo que sí es claro es que este examen de incorporación va a ser para las ocho universidades formadoras en este momento, incluyendo la Universidad de Costa Rica, y para todos aquellos médicos generales que vengan del extranjero.
– El Colegio habla de que la reforma resguarda aún más la atención médica y ejercerá un mayor control sobre quienes practican la Medicina. Explique.
– La reforma no se trata solo de aumentar y actualizar multas y sanciones. Nos da otras potestades que son para mí sumamente importantes, como regular y fiscalizar que el ejercicio de la Medicina se haga bajo normas morales y éticas. No vaya a ser que tengamos a un médico, o un no médico, ofreciendo curaciones milagrosas con tratamientos que no están aceptados internacionalmente. Es la protección de los ciudadanos por medio de la fiscalización en la lucha contra el ejercicio ilegal de la profesión. Sabemos que hay gente que está ejerciendo ilegalmente, haciendo procedimientos que no están aprobados. Se trata de procurar que la población tenga acceso a profesionales de calidad y protegerlos de las malas prácticas del ejercicio de la Medicina.
“A las faltas gravísimas antes se les ponía alguna multa muy leve. Todavía en la ley vieja se habla de que una pena máxima tiene un monto de ¢200. ¡Es completamente irracional! La suspensión máxima antes era de un año.
Ahorita, con la nueva ley, por una falta gravísima, se aplicarán hasta seis años. Faltas graves son, por ejemplo, el tráfico de órganos, el abandono de un paciente sin dejarle probabilidades de atención, participar o promover actos de tortura, también atentar contra la vida humana, diagnósticos o pronósticos engañosos y consignar datos falsos en un dictamen médico”.
– ¿Cuánta ‘vida útil’ tiene esta reforma parcial? ¿Cada cuánto tendrían que estar actualizando la ley, para que no pasen otros 60 años con normas desfasadas?
– La Medicina no es una ciencia exacta, avanza rápido tanto en diagnóstico como en la parte terapéutica. Es un poco arriesgado decir cuánto sería la vida útil de una reforma como esta. Le tocará a generaciones futuras pedir reformas de acuerdo a todos estos avances. Lo que sí nos viene a demostrar este cambio es que no podemos esperar 58 años para hacer cambios. Lo único que falta es que esperamos que el señor Presidente (Carlos Alvarado) firme la ley, que no es para beneficio del Colegio, sino del pueblo costarricense.