Salió a las 11 p. m. del miércoles de Phoenix, Arizona, en vuelo directo al aeropuerto Juan Santamaría que llegó a las 5 a. m. de este jueves. Eso es a cinco horas de regir la obligación de extender órdenes sanitarias a todos los nacionales y residentes que ingresaran a Costa Rica.
Esta vecina de Desamparados reconoce que, por varias razones, fue un regreso inusual para un viaje iniciado el viernes pasado. En el avión en que venía, por ejemplo, solo iban ocho pasajeros entre 200 asientos disponibles.
A pesar de ello, había cinco asistentes de vuelo en la tripulación.
“En Phoenix, el aeropuerto funcionaba con normalidad pero había poco movimiento de pasajeros. En el trámite de migración y control de seguridad, antes de pasar a las salas de abordaje, solo había una persona delante mío”, recordó.
Los ocho ticos que viajarían llegaron temprano a la sala de abordaje de aquella terminal. A las 9 p. m., y con dos horas para el despegue, ya todos estaban ahí.
“Fue interesante porque los ocho llegamos supertemprano. Había un par de señores quienes (originalmente) volverían a finales de mes, pero me contaron que adelantaron el vuelo. Había también otra pareja de adultos mayores y cuatro personas viajando solas, incluida yo”, comentó.
Ya en el avión, fue evidente cómo todos se sentaron muy distanciados entre sí.
“Como que todo mundo estaba muy aprensivo. La señora de una de las parejas se puso a limpiar todos los asientos donde estaban ellos y los asientos vecinos. Ella incluso andaba con tapabocas”, añadió la tica de 51 años.
Ella, entretanto, aprovechó el espacio y durmió durante casi todo el vuelo acostada en una fila de tres asientos.
La mujer confesó que resultó extraño viajar en un avión casi vacío aunque el personal mantuvo los protocolos y rutinas al brindar instrucciones de seguridad, servicio de alimentación y cualquier atención requerida por el puñado de viajeros.
A encerrarse en casa
Ya en el Santamaría, no topó con filas en Migración pero sí un ingreso distinto.
“Ahí sí duraban un buen rato conversando con uno, porque el oficial primero debe explicarle a cada persona dos documentos a firmar, incluida la orden sanitaria. Además, como parte de ese formulario, se solicitan teléfonos, dirección del domicilio y que uno debe respetar la cuarentena o se expone a multas o penas mayores”, recordó.
Al salir de la terminal, era evidente la caída en la visitación de extranjeros porque escaseaban los servicios de taxi y transporte.
“A mi me estaba esperando el taxista del Instituto Nacional de Seguros. Como protocolo, sí pedí que me abriera la cajuela y yo me encargué de subir las maletas. El señor me comentó que a estas alturas de marzo debería tener en agenda para abril unos 40 viajes. En en este momento, no tiene ninguno”.
Antes de llegar a su casa, donde vive con sus dos hijas, todo estaba coordinado para mantenerse distanciadas bajo el mismo techo.
Cada persona que vuelve de un viaje, debe extremar sus medidas de higiene y evitar contacto directo con familiares o compañeros de apartamento, en especial si ellos no lo acompañaron en el viaje.
Las autoridades sugieren incluso encerrarse en un cuarto, evitar compartir zonas comunes con los demás y hasta usar una vajilla desechable.
Según el Ministerio de Salud, su hogar cumple todos estos requerimientos.
“Voy a menejarme con platos plásticos y mis residuos del día a día los mantendré en una bolsa para basura aparte. En la casa viven mis hijas quienes están en teletrabajo y estudio virtual, pero vamos a mantener utensilios separados en todo”, comentó la costarricense quien, también, se mantendrá en teletrabajo.
Asegura que incluso pidió a sus hijas colocar en su cuarto una bicicleta estacionaria para hacer ejercicio.
"No es que seré muy feliz metida acá, pero tampoco tengo un problema con eso. Creo que hay que tomar las cosas con calma, seriedad y acatando las instrucciones”, concluyó.