En 1983, a los siete años de edad, Wainer Castillo, vecino de Plaza Víquez, vio el acta de defunción de su padre Franklin Castillo Alvarado.
Ese documento decía que la causa de muerte de Castillo fue una "disfunción de la prótesis valvular aórtica", marca Bjork Shiley ( una subsidiaria de Pfizer, Inc.). Indicaba que él falleció en el "día posoperatorio número 18, por el disco valvular bloqueado".
A este hombre le habían colocado esa prótesis valvular en el Hospital México.
“La marca Bjork Shiley nunca salió de mi cabeza”, dijo su hijo Wainer.
Hace tres años y medio, por curiosidad, Castillo puso en Google "Bjork Shiley"; el buscador le dio información que le permitió poner una denuncia ante la gerencia médica de la Caja y luego ante la Defensoría de los Habitantes.
Castillo descubrió en Internet que esa válvula cardíaca generó la muerte de al menos 300 personas en los países donde se colocó, luego de que se reportara la fractura de al menos unos 450 dispositivos. Encontró que la válvula Bjork–Shiley se convirtió en el objeto de una famosa demanda (la cual culminó en su retirada del mercado), después de que se demostrara su mal funcionamiento.
"Hallé información de los defectos letales que presentaba la válvula y que la misma había sido llevada a un litigio en un Tribunal en Cincinnati (Ohio, EE. UU.) donde se probaron situaciones aberrantes por parte de la compañía y se comprobó que la farmacéutica falsificó información a la FDA, para obtener la aprobación de la válvula ocultaron pruebas de laboratorio donde el dispositivo había fallado", explicó Castillo.
El josefino inmediatamente fue a pedir el expediente de su papá al Hospital México. Sin embargo, dijo, le indicaron que este se había quemado en un incendio.
"Entonces formulé, en 2014, una denuncia ante la gerencia médica de la Caja de todo lo que descubrí y esta ordena al Hospital México conformar unas comisión investigadora. Luego me entregaron los resultados de esa investigación, pero, negligentemente, me entregaron todo el expediente del caso donde venían datos sensibles: los nombres de otros 72 pacientes implantados, hojas operatorias, diagnósticos, postoperatorios, etc", indicó Castillo quien es joyero y estudiante de Derecho.
De los 72 pacientes, se estima que 22 personas siguen con vida.
En ese expediente también estaba un documento, con fecha 7 de enero de 1991, en el que la Oficina Panamericana de la Salud (OPS) le informaba a la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) que la válvula Bjork Shiley era “potencialmente mortal”, por lo que se recomendaba la comunicación a los pacientes involucrados, la sustitución del dispositivo, la creación de un registro de pacientes y el seguimiento de los mismos.
Castillo se comunicó con los pacientes a los que le colocaron la válvula y a los familiares de los pacientes fallecidos para saber si sabían algo del caso.
“No sabían ni el nombre de la válvula. La CCSS hizo caso omiso a la indicación de la OPS”, explicó el josefino.
Tras enterarse del caso, los afectados acudieron a la Defensoría de los Habitantes para hacer la denuncia. Además del caso de Castillo, la institución recibió siete denuncias más de familiares de pacientes fallecidos y cuatro de pacientes con vida. A raíz de esto, comenzó la investigación cuyos resultados se dieron a conocer este jueves.
La Defensoría pudo corroborar lo denunciado por Castillo.
Como resultado de los hallazgos de esa entidad, no se cuenta con ninguna evidencia de las acciones realizadas por la CCSS luego de la comunicación de la Alerta de la Oficina Panamericana de la Salud.
"Para la Defensoría existe una duda bastante razonable acerca del riesgo al que pudieron estar expuestas las personas que recibieron el implante de la válvula cardíaca en cuestión, o incluso al que pueden estar expuestos los sobrevivientes dada la escasa documentación sobre la certeza de los dispositivos, junto con la falta de información respecto de la acciones adoptadas de frente al comunicado de alerta que recibieran las autoridades sanitarias de esa época".
Castillo, los familiares de pacientes fallecidos y los que aún están con vida interpondrán en los próximos días una denuncia por daños y perjuicios contra la CCSS, la farmacéutica Pfizer, Inc. y contra los médicos involucrados en los cirugías para la colocación de la válvula. Ellos estarán representados por el abogado Óscar Montenegro.
El Hospital México informó a la Defensoría de los Habitantes que en un plazo no mayor a un mes se atendería a familiares o pacientes involucrados para informar a cerca de las interrogantes que no fueran atendidas en su momento y para tal efecto, se está llevando a cabo un cronograma de convocatoria.
Caja rechaza complicaciones
Avanzada la tarde de este jueves, la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) rechazó que las válvulas presentaran complicaciones.
La institución informó en un comunicado que una comisión investigadora del Hospital México determinó que los porcentajes de mortalidad de pacientes, a los que se les implantaron válvulas cardíacas en la década de los 80, “no dan muestra de colocaciones valvulares defectuosas”.
“El centro médico implantó a 73 pacientes prótesis valvular cóncavo convexa de tres tipos: mitrales, aórticos y mitro-aórticos. A 31 pacientes se les colocó la válvula aórtica, con un 81% de sobrevida entre uno y 35 años después del procedimiento", explicó Floribeth Solano, jefa de Registros Médicos, integrante de la comisión investigadora.
La institución añadió que las muertes están relacionadas a otras patologías.
Respecto a la alerta que menciona la Defensoría de los Habitantes, la Caja aclara que solo se cuenta con un documento que fue remitido a la oficina de la Organización Panamericana de la Salud en Costa Rica, del 30 de noviembre de 1990, donde hace referencia a la situación existente con dichos dispositivos.