El traje que estrenó el Consejo Nacional de la Persona Adulta Mayor (Conapam) cuando fue creado, hace más de 20 años, ya le queda pequeño ante el crecimiento exponencial de esa población y los retos asociados al envejecimiento.
Esa institución, rectora en todo lo relacionado con los mayores de 65 años en Costa Rica, solo tiene 39 funcionarios para dar soporte a situaciones como el maltrato y el abandono creciente a esas personas.
Tampoco alcanzan para estar al tanto de lo que puedan estar viviendo quienes residen en hogares de larga estancia privados.
Por eso, el nuevo jerarca del Consejo, Dennis Angulo Alguera, aspira a mover la maquinaria para impulsar una reforma a la Ley Integral de la Persona Adulta Mayor para garantizar más músculo al Conapam.
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Es solo una de varias prioridades que intentará impulsar en el año que le queda de gestión. Angulo sustituye a Teresita Aguilar Mirambell, quien falleció el 9 de octubre. Fue juramentado por el presidente Carlos Alvarado, el 13 de febrero.
Como ella, es odontólogo de profesión y en su gestión pública cuenta su paso de dos años por el viceministerio de Salud. Este es un resumen de la entrevista con La Nación.
– Son muchas e incontables las necesidades de nuestra población adulta mayor. ¿En cuáles va a priorizar su gestión al frente de la Junta rectora del Conapam?
– Hay un tema que para mí es vital en todo lo que se refiere a la función del Conapam, que es la sostenibilidad para hacer frente a las necesidades, que cada día son mayores. Conapam, con más de 20 años de estar en la función pública, tiene la presencia muy centralizada en el Valle Central. Me he propuesto regionalizar el Consejo, abriendo oficinas pequeñas con el mínimo de personal, con capacidad resolutiva en las diferentes regiones. Empezaremos con un plan piloto en la región Chorotega (Guanacaste), y posterioremente en la Brunca (al sur de Puntarenas).
– A mayo de 2022, es poquísimo lo que se puede hacer
– Sí, lamentablemente. Hay mucho por hacer acá. Yo llegué justamente a la segunda versión de la Política Nacional de Envejecimiento y Vejez. Es un tema que debemos sacar para octubre.
– ¿Renovarla, adaptarla, ajustarla?
– Es planificar de aquí a diez años, al 2031, toda la acción política que se va a hacer en el tema del adulto mayor.
– Solo esas dos cosas son mucho para tan poco tiempo.
– Es enorme. Y hay tema, uno que para mí es fundamental: la reforma a la Ley Integral para la Persona Adulta Mayor. En el tiempo que se formó, era una cuestión más de voluntariado, pero ahora con el crecimiento exponencial de esta población, esto ya casi es un ministerio.
“El manejo de estos asuntos merece una atención más gerencial. Que haya una presidencia ejecutiva como tal, y que en esa reforma haya un contenido económico mucho mayor. No podemos verlo solo como un pequeño voluntariado que atiende, por transferencia de la Presidencia, los asuntos del adulto mayor en Costa Rica, siendo que prácticamente van a ser una cuarta parte de la población costarricense”.
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– Lo que se estaría proponiendo, ¿es crear un ministerio?
– No es crear un ministerio. Es crear una organización que tenga, primero, un contenido presupuestario mayor que el que tiene ahorita.
– ¿De cuánto disponen hoy?
– Ahorita es cerca de ¢21.000 millones. Y con eso solo cubrimos el 20% de la población.
– ¿Será el momento político para esa reforma?
– Por eso, estoy empujando la regionalización sin haber hecho la reforma. La necesidad es más que comprobada. Eventualmente, tendrán que hacer una reforma para ampliar la cobertura de acción de Conapam, pero el tiempo es corto ante tantas cosas por hacer.
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”Estamos articulando con algunas instituciones para la parte de la edificación. Hay instituciones que nos están colaborando con un espacio para poner la oficina porque no tenemos para rentar. Usted verá entonces la necesidad que hay de hacer una reforma para que lo que tenemos hoy cambie, para tener una buena presencia en el territorio, con una buena cobertura y que sea sostenible”.
– Dar músculo para que esos esfuerzos no queden en el aire.
– El tema es grueso. Y ahora viene la Política Nacional de Cuidados, en un tema en el que definitivamente Conapam tiene que estar ahí. El país tiene muchos adultos mayores dependientes.
– ¿Dará tiempo para tres prioridades de muchísimo peso?
– En la parte política, hay conciencia de los mismos diputados, de que el tema se tiene que atender. No sé si va a dar tiempo de que pase la reforma. Lo vamos a intentar. Pero se va a tener que hacer el esfuerzo para que eso se dé a muy corto plazo. Vamos a intentarlo. La regionalización sí va. Vamos a hacer de tripas chorizo, lo mismo que la política para que se pueda implementar por los próximos diez años.
– Cuando usted habla de hacer el esfuerzo para que la reforma se dé en el corto plazo, ¿de cuánto tiempo está hablando?
– Ojalá en la próxima administración o en el próximo periodo legislativo. No nos da más el tiempo. La población crece, todos los días hay abandono, hay maltrato. Este es un tema que está tomando más preponderancia.
– Las estrecheces presupuestarias de hogares de larga estancia y centros diurnos no son un secreto. Empezando el segundo año pandémico, ¿cómo se visualiza su situación financiera?
– El asunto es que estamos en un contexto fiscal complicado, que no nos permite visualizar de dónde vamos a sacar. Hablar de un impuesto, es imposible. Toda crisis abre una oportunidad.
“Posiblemente, Conapam nunca se imaginó hace más de 20 años con un presupuesto de ¢21.000 millones. Yo no le tengo miedo al momento: tengo la fe de que vamos a estar mejor. Las cosas van a mejorar, vamos a superar la pandemia. Habrá más espacio para hacer esto, para que la misma reforma entre en vigencia lo más pronto posible”.
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– ¿Qué se sabe sobre la situación en los hogares de larga estancia para personas con capacidad económica? ¿Puede el Conapam ejercer algún control y pedir cuentas sobre la calidad de la atención dan ahí?
– Es parte de la reforma. Como ente rector, deberíamos estar en todo, no solo en lo público también en lo privado. Con los recursos actuales, hay temas que se salen.
– Esos servicios privados, entonces, ¿están a la buena de Dios?
– Sinceramente, yo diría que no nos da el brazo para poder incidir ahí. Por lo mismo, quedó pequeña la institución ante el enorme reto que significa la cantidad de gentes que está en estos centros. Lo importante es que también tenemos mucha normativa. Hay ley que ya vela por los derechos de los adultos mayores. La institución como rectora debe tener más presencia en esos espacios privados, que ahorita no la tenemos.
* Información actualizada el 5 de abril, a las 11:35 a. m., con ajuste en dato sobre creación del Consejo