La Navidad traerá un respiro después de casi 20 meses de confinamientos intermitentes, restricciones a la movilización y servicios de salud saturados.
Si los contagios, hospitalizaciones y muertes por covid-19 siguen a la baja con la velocidad de las últimas cuatro semanas, y si la vacunación mantiene el ritmo, el último mes del 2021 será muy diferente a los del primer año pandémico. Pero, ¡ojo!, aunque no se tendrán las restricciones del 2020 tampoco será la libertad de la época de prepandemia.
En el horizonte, se abre la posibilidad de más espacios de convivencia, reencuentros y esparcimiento, tan venidos a menos desde el 6 de marzo del 2020, cuando el virus entró al país, donde, hasta ahora, ha contagiado a 558.000 personas y provocado la muerte de 7.008.
Con una reducción mayor al 30% en el número de contagios nuevos en la última semana, y de más del 20% en las muertes en el mismo periodo, la caída en la curva hace ver a los especialistas un horizonte cercano más positivo.
El descenso en los indicadores, calificado de “dramático”, suma una baja del 21% en las hospitalizaciones totales y casi un 30% en los nuevos ingresos hospitalarios, gracias al avance en la inmunización de las personas. El elemento diferenciador, sin duda, ha sido la vacuna que comenzó a aplicarse, precisamente desde la Navidad del 2020. Las primeras dosis se colocaron el 24 de diciembre.
“Si hubiera eventualmente algún brote o algún aumento epidémico no llegaríamos a los niveles que hemos visto antes. Al menos, no pronto. (...) la mayoría de la población tendrá una inmunidad más fuerte que evitará picos y saturación de servicios y de UCI (Cuidados Intensivos), de épocas en las que estuvimos un 130%”, confirmó el ministro de Salud, Daniel Salas Peraza.
“La vacuna está cambiando la dinámica de la pandemia. Eso es definitivo. La tendencia ya es bastante clara, por lo menos se puede pensar de forma optimista hoy”, resumió el biomatemático Tomás de Camino, para quien la covid-19 se puede transformar en una enfermedad que generará brotes de cuando en cuando, pero que difícilmente llevará a los niveles de saturación hospitalaria y en Cuidados Intensivos (UCI) del año pasado y este.
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Lo anterior no quiere decir que las celebraciones serán iguales a las de antes de esta crisis. La prudencia sigue siendo una condición recomendada para todos en este nuevo paso hacia una mayor apertura.
“Visualizo un mejor panorama, una mejor Navidad, un final y principio de año diferentes al del año pasado, un poco más seguros, pero sin confiarnos. Podemos estar positivos pero no confiados. Las buenas noticias nos caen muy bien en momentos en que necesitamos sentirnos más seguros y a salvo. Sin embargo, eso no significa que las medidas que tengo que tomar, sobre todo si soy persona de riesgo, las debo dejar de lado”, advirtió la infectóloga pediatra, María Luisa Ávila Agüero, quien fue ministra de Salud (2006-2011).
La médica, junto a otros expertos, recordó la importancia de mantener el uso correcto de la mascarilla, el lavado de manos, el distanciamiento físico y el respeto a la burbuja social al máximo.
Reiteró la relevancia, aun en estos momentos, de practicar lo que denomina la “autogestión de riesgo”, y explica: “Una persona de 30 años, sana y vacunada posiblemente deba tener menos precauciones que una de 70 años, diabética e hipertensa y que acaba de pasar por quimioterapia. Yo, más que nadie me conozco, y debería saber cómo debo exponerme”.
La epidemióloga Ana Cecilia Morice Trejos, exviceministra de Salud y asesora de la Organización Panamericana de la Salud y la Organización Mundial de la Salud (OPS-OMS), coincidió en que el panorama es más positivo y da mayor tranquilidad, pero esto no quiere decir que la pandemia haya terminado.
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“De tener apenas las primeras vacunas aplicadas, pasamos a un porcentaje altísimo de primeras dosis y uno bastante considerable de esquemas completos. Esto ha motivado un descenso abrupto en las hospitalizaciones. Sin vacunas, el pico lo mantuvimos y fue una ola muy larga. En este momento, el descenso es mucho más acelerado y eso es resultado de la vacunación”, resaltó Morice.
Comportamiento de velocidad de hospitalización
Cuando la línea está por encima de 0, entra más gente al hospital de la que sale; cuando está por debajo, sale más gente de la que entra.
FUENTE: Tomás de Camino, biomatemático || INFOGRAFÍA / LA NACIÓN.
Los datos más recientes de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), correspondientes al 25 de octubre, registran más de 6,3 millones de dosis aplicadas: un 71% son primeras dosis, y 51,5% segundas dosis.
De mantener el ritmo actual de vacunación, Costa Rica estaría a 64 días de conseguir que un 80% de su población tenga el esquema completo contra el virus SARS-CoV-2. Eso ocurriría poco antes de que finalice este año, revela el análisis de datos del proyecto ‘Cuenta regresiva’, de La Nación.
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Brotes en los más susceptibles
La pediatra inmunóloga Olga Arguedas Arguedas, directora del Hospital Nacional de Niños, también prevé un ambiente más seguro para este fin de año debido la vacunación. Según dice, hay un grupo importante que tiene inmunidad por vacunación, por haber sufrido la enfermedad o por ambas.
“Esto suma. Con el agente sucede algo muy interesante. Cuando las personas preguntamos cuándo van a dejar de aparecer las variantes, la respuesta es sencilla: dejarán de aparecer cuando baje la contagiosidad. Al existir menos contagios hay menos posibilidades de que el virus mute. Tampoco estamos viendo alguna variante amenazadora en el horizonte”, confirmó la inmunóloga, quien ha formado parte del panel que asesora al Ministerio de Salud y a la Caja en el manejo de la emergencia por la covid-19.
La población, aclara Arguedas, debe empezar a aceptar que la covid se convertirá en una enfermedad endémica, es decir, que se quedará con nosotros. “Tenemos que aprender a convivir con ella de manera inteligente. Igual que subimos con cuidado la cuesta del pico de contagios, ahora tenemos que descender con la misma marcha”, advirtió.
Las autoridades sanitarias y de Emergencias han empezado a dar pasos hacia la apertura casi total, condicionada a la vacunación y al certificado con el código QR para el ingreso a actividades recreativas o de ocio. Precisamente, el lunes 1.° de noviembre, el país vuelve a la restricción diurna que había antes de la pandemia. Y, el 1.° de diciembre, el comercio volverá a 100% de aforo siempre y cuando los clientes presenten el certificado de vacunación.
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Frente a ese nuevo escenario, el microbiólogo y salubrista Darner Mora Alvarado no ve más las ‘danzas y martillos’ de meses atrás. La sindemia, explica, con severos impactos que trascienden lo sanitario y afectan la economía de las personas y del país, ya no permite más ‘martillazos’ como el aislamiento estricto vivido en los primeros tres meses de la emergencia.
“A finales de diciembre, vamos a llegar a menos de 300 casos diarios, y a partir de enero a menos de 200. A no ser que llegue una nueva variante que nos tire por el suelo los pronósticos”, aclaró Mora. Este 27 de octubre, se reportaban 732 casos por día, de ellos, 127 por nexo epidemiológico.
Este salubrista recomienda fijarse en lo que está sucediendo en estos momentos en países europeos, próximos al invierno, donde han generado una falsa confianza por estar vacunados. Esto, advierte Mora, es una grave equivocación.
“Hay países en los que se han confiado por altas estadísticas de vacunación, y la confianza ha hecho que resurjan los casos. No podemos confiarnos de que solo la vacuna basta, debemos seguir con las otras medidas”, advirtió Ciro Ugarte, director de Emergencias de la OPS, en la conferencia semanal sobre covid-19, en Washington.
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Las próximas olas pandémicas (en el mundo) serán de menor magnitud, pronosticó por su parte Juan José Romero Zúñiga, epidemiólogo de la Universidad Nacional (UNA).
“Mientras tanto, no se prevé que las olas epidémicas (en el país) sean del tamaño e impacto de las registradas desde marzo del 2020. “(...) a no ser que venga una variante nueva para la cual las vacunas no funcionen.
“Los rebrotes importantes tienen que ver con la conducta de la gente y las libertades que conceden los gobiernos. Esto se ve reflejado en muchos casos de infección, en bastantes casos de hospitalización, pero con pocas muertes. ¿Qué podría pasar en Costa Rica? Un escenario parecido. Con la liberación podríamos llegar a tener algunos picos, con una cantidad de fallecidos baja con respecto a lo observado cuando no había vacunas”, manifestó Romero.
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Lo que sigue, agregó, es continuar protegiendo a los más susceptibles, que hoy son los no vacunados (incluidos, los menores de 12 años), y las personas con algún factor de riesgo, para que no caigan en el sistema hospitalario y no fallezcan por la enfermedad.
“El virus siempre encuentra al susceptible, aunque sean poquitos, porque es su forma de sobrevivir. Encontrará a los no vacunados o a quienes no hayan montado una buena respuesta inmune, o están mucho más expuestos al virus”, explicó Ana Morice, quien insistió en la importancia de la responsabilidad de cada uno.
“A nivel individual, vamos a tener que seguir manteniendo las medidas. El uso de mascarillas, al menos todo 2022. Seguiremos con lavado de manos, tratando de mantener la distancia. Mantener el testeo. Si nos sentimos mal, quedarnos en casa. Habrá más flexibilidad en las medidas gubernamentales, pero más responsabilidad nuestra”, concluyó.