Surgió como una variante de preocupación el 10 de mayo y poco después se le bautizó como “Delta”, era la cuarta en ser detectada, después de Alfa, Beta y Gama.
Esta variante del coronavirus, vista por primera vez en diciembre en India, se volvió la más preocupante en cuestión de semanas. En Reino Unido y Alemania ya constituye más del 90% de los casos registrados, causa contagios récord en Rusia y motivó a que Israel volviera a solicitar el uso de mascarillas en sitios cerrados.
Hoy está presente en 85 países, 11 más que los registrados hace diez días.
Dicha evolución del virus aún no ha sido reportada por los análisis genómicos realizados en Costa Rica, pero esto no quiere decir que no esté ya presente, y, si no lo estuviera, especialistas consultados por La Nación, indican que es solo “cuestión de tiempo”.
La Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) teme una mayor saturación hospitalaria si esta variante llega al país.
En la última semana ha surgido nueva información sobre ella y por qué preocupa tanto a las autoridades. La Organización Mundial de la Salud (OMS) le dedicó gran parte de su conferencia de prensa, del pasado viernes 25 de junio.
“Es la variante más transmisible de la que hemos identificado hasta ahora. Se está extendiendo rápidamente entre la población no vacunada”, destacó Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS.
Este diario revisó la nueva información surgida en los últimos días sobre Delta y que explica qué podemos hacer nosotros para protegernos de ella.
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¿Qué preocupa?
Delta tiene varias mutaciones (cambios en su genética), pero dos preocupan más.
Ambas mutaciones están en la proteína espícula o espiga, también llamada S, ubicada en la superficie del virus y vital por ser la “puerta de entrada” del virus a las células humanas.
Una de las mutaciones se llama L452R, relacionada con la posibilidad de mayor transmisibilidad.
Además, está asociada con una reducción en la neutralización de un tipo de tratamiento que se estudia contra el virus, los anticuerpos monoclonales. Una neutralización podría afectar su efectividad.
L452R se relaciona con una reducción moderada de la neutralización del virus, lo que podría hacer que algunas vacunas no generen la eficacia deseada en algunas personas.
La otra mutación se denomina E484K y podría alterar la forma de una parte del virus crucial para el reconocimiento inmunitario. En otras palabras, al cambiar su forma es como si usara un disfraz, entonces la memoria de nuestras defensas creada con la vacunación no la reconocería de la misma forma.
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Transmisión
En la opinión del virólogo Aris Katzourakis, lo que ha hecho que Delta se disemine así es su alta transmisibilidad y no su poder para evadir las vacunas.
“Si la variante Alfa (vista por primera vez en Reino Unido) realmente es 50% más transmisible que el virus ‘original’ y Delta es 50% más transmisible que Alfa, estaríamos hablando de un virus el doble de transmisible que las variantes iniciales”, declaró a la revista científica Science.
Una posible razón, según el médico estadounidense Eric Topol, es que podría replicarse mejor dentro del cuerpo, y, entre más copias del virus tengamos (más carga viral) este podría ser más transmisible.
“No hemos visto diferencias en el tiempo que se tome para infectar en comparación con otras variantes. Lo que no sabemos es la dosis de infección, es decir, cuánta cantidad de virus debe estar en esa gotícula o esas partículas en el aire para que se dé la infección”, manifestó María Van Kerkhove, jefa técnica de covid-19 de la OMS.
Mike Ryan, jefe de emergencias de la OMS, complementó: “es una forma de adaptarse del virus para subsistir, estas adaptaciones podrían hacer que permanezca más tiempo en las gotículas o partículas en el aire y eso le facilite la transmisión”.
“O puede ser que tenga mecanismos más eficientes para infectar otras células y con eso se transmita más fácil de una persona a otra”, agregó.
Una de las mayores preocupaciones es que esta variante afecta más a niños y jóvenes. Una de las posibles razones es que todavía no hay vacunas autorizadas para menores y que aún sean muy pocos los adolescentes inmunizados.
“Esta variante Delta es tremendamente peligrosa. La población susceptible es mayor, más numerosa y más joven”, manifestó Álvaro Salas, médico costarricense y especialista en Salud Pública.
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Hospitalización
Si se compara Delta con las otras variantes de preocupación para la ciencia y las variantes más “tradicionales”, esta tendría una mayor facilidad para enviar a personas no vacunadas al hospital.
Una investigación a mediados de mes en la revista The Lancet indicó que las personas infectadas con Delta tienen un riesgo dos veces mayor de ser hospitalizadas.
“El riesgo de requerir un hospital aumentó aproximadamente al doble en personas con la VOC Delta en comparación con quienes tenían la VOC Alfa, los internamientos aumentaron más en quienes tenían cinco o más factores de riesgo”, cita el documento, que tomó en cuenta 19.543 pacientes infectados con distintas variantes, en los que hubo 377 hospitalizaciones.
Una de las posibles razones fue expresada en una investigación preliminar realizada por científicos alemanes. El documento, disponible en el portal bioRxiv, señala que Delta podría ingresar con mayor facilidad a las células pulmonares y esparcirse en ellas, esto le daría mayor transmisión y agresividad.
“Una célula infectada con Delta es forzada por la proteína espiga a fusionarse con una célula vecina que aún no está infectada, esto permitirá al virus entrar mucho más rápido a la célula y así se escaparía de encontrarse con células del sistema inmune que destruyan al virus”, explicó a la prensa alemana Markus Hoffman, uno de los investigadores.
Para José Arturo Molina, microbiólogo costarricense y especialista en bioinformática, no solo la variante entra en juego.
“No se puede emitir una conclusión y decir que una variante es causante de un cambio drástico de la presentación clínica. Un factor de mucho peso es la salud de la persona. Deben considerarse los factores de riesgo de los pacientes”, detalló Molina
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Muertes
De momento, no se ha visto mayor letalidad asociada con esta variante. Sin embargo, la preocupación de las autoridades es que a más personas infectadas, mayor será la cantidad de personas que requieran de un hospital y esto podría saturar los servicios, lo que llevaría a más muertes.
“Más casos significan más hospitalizaciones, más recargo para los trabajadores sanitarios, más pacientes para los mismos recursos y con ello más muertes”, enfatizó Adhanom Ghebreyesus.
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Vacunas
Las vacunas estudiadas en nuestro país sí funcionan para prevenir la hospitalización de las personas. No obstante, para que ello ocurra, debe tenerse el esquema de dos dosis completo.
Por ejemplo, una publicación preimpresa (o preprint) con datos de 14.061 personas con la variante Delta (en los que hubo 166 internamientos), indicó que una dosis de Pfizer protegía en 94% y dos dosis en 96% contra hospitalización.
Por su parte, una inyección de AstraZeneca daba 71% de efectividad y dos dosis, 94% contra internamientos.
“Esto confirma la importancia de completar el esquema de vacunación”, enfatizó Julia Stowe, investigadora principal.
La preocupación es que en Costa Rica, datos de la CCSS indican que solo el 15% de la población tiene ambas dosis, otro 15% tendría ya una y está a la espera de la segunda para “sellar” su protección. El resto de la población en condiciones de inmunizarse aún está a la espera de su turno.
¿Y qué sucede con la vacuna de una dosis de Johnson & Johnson, muy popular entre los costarricenses que se han inoculado en EE. UU.? Aún se desconocen datos de cuánto proteja este producto contra hospitalizaciones de esta variante en específico. Algunos virólogos comienzan a discutir si será necesaria una dosis de refuerzo de esta misma vacuna o de otra casa comercial, pero son conversaciones preliminares.
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¿Qué podemos hacer?
Si es inminente la llegada de Delta a Costa Rica, ¿qué debemos hacer para protegernos de ella? Para los especialistas consultados, las medidas siguen siendo las mismas, pero la rigurosidad sí debe ser mayor.
En otras palabras, no existe un jabón especial para lavarnos las manos y protegernos de Delta, o una mascarilla “anti-Delta”, pero sí una forma de tomar más conciencia de cada medida.
“La única forma de defendernos y protegernos es utilizando estrictamente las mascarillas. Contra la mascarilla no hay variante que le gane”, manifestó Salas.
El médico resalta la importancia de evitar espacios cerrados y con poca ventilación y la necesidad de preferir espacios abiertos para cualquier tipo de actividad. El lavado de manos y el evitar aglomeraciones son de vital importancia.
Van Kerkhove resaltó: “la situación mundial es muy frágil (...). No digo que nos confinemos, es que tomemos las medidas que han probado efectividad para bajar la circulación del virus”.
“¿Qué podemos hacer para reducir nuestro propio riesgo? Es pensar cada día. Cualquier decisión tiene sus consecuencias, buenas y malas. Manos limpias, mascarilla, buena ventilación, en algunas situaciones es tan fácil como abrir una ventana”, añadió.
Ryan coincidió: “tenemos que seguir haciendo lo mismo, reducir nuestra propia exposición, asegurarnos que llevamos mascarillas. Esto no cambia lo que hacemos, pero sí debemos hacerlo de forma más cuidadosa y cauta”.
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